¿Cómo Afecta La élite Extractiva A Las Empresas Españolas?

El carácter extractivo de la clase política española, tiene fuerte impacto en las organizaciones de España. Recordemos que este sistema extractivo se refiere a un sistema de captura de rentas por parte de la clase política, con el objetivo de lucrarse y financiarse. Existe en nuestro país una fuerte relación de “amiguismo” y “enchufismo” entre las grandes empresas y la clase política. Provocando una falta de transparencia y creando una cadena de favores, que tiene como fin la financiación de los partidos y el propio lucro de las organizaciones. En definitiva, el poder político dentro de las grandes empresas españolas es muy notable, con el objetivo, como ya se ha dicho, de “chupar” todo lo que puedan, hasta que la burbuja estalle.

En la pequeña y mediana empresa, la situación es diferente. El pequeño empresario padece este sistema al igual que el resto de ciudadanos. La crisis actual, ha provocado la quiebra y cierre de numerosas PYMES en España, y las que aun sobreviven, los hacen a duras penas. La falta de posibilidades de financiación, unido a la subida a la subida de los precios y bajada del consumo, hace muy difícil la subsistencia de estas empresas. Este sistema político extractivo, no se preocupa por mantener vivas a este PYMES, como debería. Las deja a la deriva, en busca de su propia salvación, sin apenas ayudas de ningún tipo.

Solo las empresas en las que la clase política tenga su huella, y se dejen mangonear por éstos, tendrán un lugar en este sistema, en el que unos pocos se lucran y el resto padece. El resto de la clase española está destinada a sufrir las consecuencias de la crisis que han desencadenado otros por su mala gestión. La acción emprendedora de los jóvenes españoles está limitada por las numerosas barreras que se le imponen para llevar a cabo su idea. Esto tendrá como consecuencia, aparte de la quiebra de cuantiosas empresas, que no surjan nuevos negocios. Manteniéndose un sistema en el que solo sobrevivirá el poderoso. Al revés de cómo dice el dicho, ésta vez, el capitán no se hunde con su barco. Si no se promueve un cambio, los demás nos ahogaremos, y dirán que no ha sido culpa del comandante, sino del iceberg.

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