Cómo Los Ciudadanos Podemos Transformar A México

Ya es pan de todos los días de los mexicanos quejarse de todo lo negativo que les ocurre. Pareciera ser ya parte de su cultura, de un gen de nacimiento donde crecen predispuestos a zafarse de la responsabilidad, a “echar” la culpa y a desentenderse de todo su entorno. “Todo es culpa del gobierno y pobres de nosotros que sufrimos esta desgracia”, pareciera ser la explicación a todos sus problemas. La ironía se acentúa más cuando afirman: Siempre es lo mismo ¿Por qué nadie hace nada por México? Bola de rateros, corruptos, mentirosos.

Si tú eres de esos, me gustaría redirigirte la pregunta: ¿Cómo tú, tú ciudadano, mexicano, amigo, hermano, doctor, abogado, cocinero, ama de casa, puedes cambiar a México? Seguramente te preguntaras ¿Por qué yo? Empecemos paso a paso ¿Dónde encontrar esa transformación si México es tan grande y tan diverso? ¿A dónde ir a buscar a quién para que haga ese algo que todos buscan y nadie encuentra? Déjame adivinar. Rebuscas tanto la respuesta, como nos ha pasado a muchos, que llegas a esa conclusión de que el dónde eres tú, el quién eres tú y el qué eres tú también. “Tú tienes que ser el cambio que quieres ver en el mundo”, dijo Mahatma Gandhi, sin embargo ese cambio en el mundo no llegará si no hay un cambio primero en México, el cual permanecerá intacto si primero no hay un cambio en nuestro estado, en nuestra ciudad, simplemente en ti como agente de transformación de tu propio entorno.

Un ciudadano es el elemento más poderoso de una democracia. Dentro de esta premisa “hipotética”, si los ciento veinte millones de mexicanos lleváramos una cultura cívica correcta y de participación, la mayoría de los problemas de raíz de nuestro se verían resueltos. No me crees ¿Verdad? Simplemente, todos estos problemas a los cuales hacemos cara día a día tienen su origen en la indiferencia de la ciudadanía hacia su país. De ahí se derivan la corrupción y la impunidad y por ende la violencia y falta de oportunidades, desigualdad y una aceptación de nuestra realidad tal como muchas veces la vemos con un estatus de “imposible de cambiar”.

Este sustitución de características impregnadas ya desde hace tiempo en la cultura y ADN del mexicano, no es algo que se va a lograr de la noche a la mañana ni es algo que se va a lograr a la fuerza. Moveremos una montaña entera antes que a un mexicano negado. El cambio en mentalidad debe de venir desde la raíz, es decir, fundado en la educación y valores que aprendimos desde pequeños. Hagamos a un lado la indiferencia y la apatía, abatamos la desigualdad y marginación, reduzcamos esa brecha entre el rico y el pobre, el analfabeta y el profesionista.

Si te suena a locuras y estupideces, entonces refuerzas aún más la tésis: los mexicanos no se involucran y esperan que el cambio que quieren ver en su país venga del exterior. No estamos conscientes de

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