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¿Cómo la modernización ha afectado a las instituciones o a nuestros representantes políticos?
Camila Escobar Miranda
El objetivo principal de este ensayo es establecer los consensos y tensiones en torno a la identidad y modernidad en América Latina a partir del análisis de los siguientes autores a tratar.
Por otro lado, pretenderé responder la siguiente interrogante ¿Cómo la modernización ha afectado a las instituciones o nuestros representantes políticos?
Para comenzar, evidenciare el consenso que obtuve de los tres autores en torno al arribo o partida de la modernidad en nuestro continente para luego seguir abordando a cada uno de los autores.
A partir la de Gruzinski, la de Mignolo y las base de la modernidad para Larraín, dejan en claro que con el “descubrimiento” en el siglo xv según la historia eurocentrista y posterior ocupación de América Latina se inicia la modernidad “a la americana” y lo digo de esta forma porque cada uno de ellos establece que la modernidad que se vivió y se vive aquí es diferentes a la que se percibe en España o en Estados Unidos por diferentes razones, la principal a mi parecer es la identidad que poseemos determina el curso que tomo la modernidad dentro de nuestra historia Latinoamericana. Una identidad mestiza y de profunda religiosidad[1] herencia de la época colonial. La respuesta más favorecedora que inferí para identificar el origen de nuestra identidad fue el orden de Gruzinski: la replicación como método de colonización tuvo como consecuencia el mimetismo indígena, el cual respondía a las exigencias de los conquistadores y a su vez como resultado se obtuvo una identidad mestiza fruto de la formación forzada otorgada a los a indígenas que poco a poco fueron haciendo propias como un medio de expresión (las imágenes principalmente) y relativa libertad.
Otro consenso entre los autores y que para mí también es simultáneamente una tensión es la de los o las dos caras de una misma moneda[2] entre el primer concepto con lógico de dominación y el segundo la perspectiva de las ex colonias o la de los marginados según Mignolo. Los autores concuerdan con que el “descubrimiento de américa” fue solo un discurso de la perspectiva europea, lo que llamamos modernidad. Sin embargo, aquí debo reparar en que de igual forma es una tensión debido a que no creo que la modernidad pueda ser definida. La modernidad desde mi punto de vista es una contradicción por la simple razón de que quien sea que quiera definirla debe acogerse a un relato de la historia, y la historia siempre será subjetiva por ser una interpretación que dependerá de quién, cuándo y dónde la escriba o relate. Por lo tanto definir modernidad es una tarea difícil ya que la definición que se le otorgue estará a sujeta a esa subjetividad de periodo histórico o discurso del vencedor/perdedor en donde todas pueden ser correcta o ninguna de ellas.
Larraín por su parte, establece una especie de historia lineal de la modernidad en la América Latina y que para entenderlo necesitamos tener claros los preceptos en los que se sostiene: las cuales son determinantes al diferenciar nuestra modernidad de la europea o estadounidense.
Este proceso de modernizador comienza con la independencia de las colonias. Los rasgos culturales de estos procesos independentistas en la región están condicionados por su herencia colonial y como primera consecuencia se produce el directamente relacionado con la “identidad latinoamericana de origen religioso o barroco heredado" (Larraín, 2005). Primer diferenciador con la modernidad europea.