DISCURSO 20 DE JUNIO
Enviado por marinadipietro • 5 de Agosto de 2013 • 442 Palabras (2 Páginas) • 464 Visitas
Sra. Directora, autoridades, colegas presentes, queridos alumnos:
La celebración en las fechas patrias es una tradición arraigada en nuestra sociedad. Pero citar fechas y lugares que pueden encontrarse fácilmente en un libro de historia no parece la forma más adecuada de honrar la memoria de un hombre de la talla de Don Manuel Belgrano, de quien nos legó el símbolo de nuestra nación, nuestra amada bandera.
Pero, ¿qué significa la bandera para cada uno de nosotros? Si nos hiciéramos esa pregunta, encontraríamos infinidad de respuestas. Seguramente, asociados con un evento deportivo o una fecha histórica como ésta.
La bandera es el emblema que hermana a los pobladores de las frías llanuras patagónicas con los de la calida selva misionera, a los que habitan en los áridos desiertos del oeste con los de la fecunda pampa húmeda.
La bandera es el símbolo de un país, de una nación que se une a pesar de sus diferencias y se acerca aun más en las grandes distancias.
Por eso es importante que, cada día, cuando la izamos y la arriamos, nos preguntemos qué significa esa bandera celeste y blanca para cada uno de nosotros. Porque en esa ceremonia diaria, recreamos el momento en el que Manuel Belgrano la enarboló por primera vez. En ese acto, también, intentamos recuperar los ideales de libertad e independencia de aquel momento memorable.
Cuando izamos nuestra bandera reafirmamos los sentimientos y objetivos de un hombre que grabo para siempre su nombre en la historia de nuestro país. Honramos la memoria de Belgrano como abogado, como militar, como periodista y como economista. Homenajeamos el espíritu del hombre que participo como vocal en la Primera Junta de Gobierno y resigno su fortuna personal en aras de la libertad y la independencia de su país.
Queridos alumnos, queridos colegas: el mundo cambia, sin duda; pero algunos principios, algunos valores, tienen vigencia eterna...
Con su ejemplo valiente y señero nos ayuda a salir de toda confusión de valores. Nos ayuda a ser claros, a entender que los viejos temas del honor, del amor, de la verdad, de la compasión, de la capacidad para el sacrificio, de la búsqueda de ideales nobles... siguen siendo los pilares de lo más humano.
Ese espíritu generoso y apasionado, que le dio vida a un “trozo de tela” y lo convirtió en el símbolo de una nación, hoy flamea con nuestra bandera como una marca indeleble que solo se percibe con el corazón.
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