Delincuencia juvenil

Fue el testimonio de un joven de 15 años en conflicto con la ley (De Marco, 2018). Según Rojas (citada por El Comercio, 2014) ha habido un incremento del 80% en jóvenes criminales. La proliferación de “pandillas juveniles”, “pirañitas” y factores como atentados contra la autoridad, vandalismo, y desórdenes públicos son cada vez más frecuentes en Perú en jóvenes de 12 a 23 años. Esto nos lleva a la duda: ¿cómo pararlo? La respuesta es atacar desde la raíz: la inadecuada influencia de los padres.

Los inadecuados lazos parentales han influido fomentando educación sin valores en el desarrollo de los hijos. La familia ejerce los patrones conductuales que, cuando no son los adecuados, generan delincuencia (Vacchelli, 2001). En primer lugar, los hijos imitan los comportamientos criminales y agresivos del hogar. Sutherland (citada por Landeira, 2017), creó “La Teoría de la asociación diferencial”. Consiste en explicar las cuatro etapas de aprendizaje para que el hijo forme actitudes criminales: la atención al actuar del pariente agresor; la retención de imágenes y formas verbales que utiliza; la reproducción de la conducta del delincuente y la motivación a repetirla. Así, el modelo de referencia no inculca los valores que necesita un niño en su formación; por tanto, conduce a la delincuencia. En segundo lugar, los padres descuidan la supervisión de los hijos, ocasionando su mala educación. Hablamos de familias incompletas o desarraigadas. Al ser despojado del cariño, la atención y vigilancia de los padres, el menor desarrolla resentimiento y celos del amor que reciben los demás niños de su edad. Así, es propenso a incurrir en la delincuencia, culpando a la sociedad de su situación. Por ello, decimos que la disociación familiar genera el delito y, asimismo, aumenta las posibilidades de fuga por odio a los progenitores; exponiéndose a las calles. (Campos, L. & Sánchez, R., 2019).

En conclusión, la delincuencia juvenil es causada por los inadecuados lazos parentales. Por ello se debe trabajar con las familias para su sensibilización y concientización mediante charlas y reuniones colectivas. Asimismo, crear espacios de fortalecimiento de valores y reflexión para el niño y adolescente, donde se inculque su voluntad de cambio y tome conciencia de su error.

...