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Democracia sin democracia


Enviado por   •  4 de Abril de 2021  •  Ensayo  •  1.740 Palabras (7 Páginas)  •  79 Visitas

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Democracia sin democracia

A lo largo de la historia, la democracia ha tenido un rol fundamental en la constitución de nuestras sociedades y las decisiones colectivas, tanto en Chile como en otros países del mundo. Definir la democracia no resulta nada fácil, debido a que esta tiene múltiples significados, que llevan siglos en la historia. Una de sus tantas definiciones, que nos ayudará a comprender de mejor manera la descripción e interpretación de esta es  “la cracia esté al servicio del demos, que se gobierne para beneficio del pueblo bajo concepciones de bien público y a través de programas políticos y de policies”  (Suaréz-Iñiguez, p.170, 2003), en otras palabras significa que el poder debe estar al servicio del pueblo.

La palabra democracia desde siempre ha indicado una entidad política, una forma de estado y de gobierno; y esa sigue siendo la acepción primaria del término, pero con el pasar de los años, esta ha tenido diversos cambios, tanto en la comprensión de sus significados como en el surgimiento de nuevas formas del ejercicio de la misma. La democracia no es únicamente un conjunto de garantías institucionales, es la lucha de los sujetos, en su cultura y su libertad, contra la lógica dominadora de los sistemas; es, según la expresión propuesta por Robert Fraisse, la política del sujeto. (Touraine, 2001)

Esto nos hace reflexionar sobre la situación existente en Chile, si bien permite a las/los ciudadanas/nos participar colectivamente en diversos mecanismos, es necesario tensionar los límites impuestos históricamente en la participación real de la ciudadanía, y para ello nos haremos una simple pregunta: ¿Existe democracia en Chile?. En Chile, hablar de democracia es un tema bastante incompleto, tanto en el ámbito electoral, constitucional y ciudadanía (Garretón & Garretón, 2010), porque a pesar de ser una sociedad en la que el estado y las instituciones se definen como democráticas, hay restricciones en la participación de la ciudadanía.

Si miramos la historia de Chile, el golpe militar ocurrido hace más de 45 años; es indudablemente parte de nuestra memoria colectiva y el inicio de una época marcada por la sistemática violación de los derechos humanos, desapariciones forzadas y torturas, calando fuertemente en las vidas de miles de personas, más aun lo que sigue rondando en nuestras cabezas es el halo de impunidad que permanece, y es que es un proceso que parece no encontrar final. La dictadura como tal termina en el año 1990, con el fin del régimen militar, sin embargo, el retorno a un sistema democrático no es inmediato, no funciona así, existió un periodo de transición lo que da cuenta de un proceso complejo, que no puede pasar de un estado a otro en un pestañear.  Posterior al plebiscito de 1988 comienza el gobierno de transición que como diría Garretón (1994) pretende evitar la regresión autoritaria, y dar el puntapié al comienzo de la democracia, un punto que no debemos dejar pasar es que las intenciones que se tenían para el país fueron claras desde el inicio; pretender instaurar un modelo capitalista.

Pero cómo responder a una pregunta sobre un proceso tan complejo como es la democracia, ya que en primer lugar la democracia no es un algo terminado, que se encuentra afuera en lugar separado de nosotros, y que una vez conseguido no hay más combates que luchar, no se trata de una panacea, más bien es conveniente que la comprendamos como una construcción social, y que por ende puede ser perfeccionada (día con día) (Suaréz Iñiguez, 2003), quizás sería más sencillo perseguir ese ideal ya acabado, pero la realidad es mucho más profunda y compleja.

Al adentrarnos en las bases que sustentan la constitución chilena, que lejos de garantizar derechos, describe nuestra “falsa libertad”; las libertades del consumidor, veremos el sello del actual sistema económico-social, y por cierto una de las caras más claras del capitalismo. No es nuevo hablar de los estragos que este modelo genera ni tampoco son desconocidos los objetivos que persigue, sin duda, contribuye a la devastación de ecosistemas, recursos naturales, y vidas humanas.  El modelo puede y debe considerarse antecedente para analizar de forma análoga lo ocurrido en nuestro país desde octubre del 2019, la unión bajo la consigna “hasta que la dignidad se haga costumbre”, palabras que reflejan el sentir de millones. Los gobiernos (los mal llamados representantes) han sido incapaces durante años de responder a las justas demandas populares ¿que defienden con tanto fervor?, en este punto nos gustaría aludir nuevamente a Suarez-Iñiguez (2003) al plantear que democracia va más allá de la simple elección de un gobierno y la forma de gobernar, si no que trata por sobre todas las cosas el para quienes se gobierna. El “para quién se gobierna” marca un punto de inflexión, a partir de esto podemos plantear la incongruencia que existe entre democracia y capitalismo, donde este último no sirve al pueblo ni al bien común, sino que opera para el mercado global, y por lo mismo le es prescindible la democracia (Big Think, 2015).

Dicha relación nos invita a pensar que no existe una democracia en su totalidad, porque ante cualquier indicio de oposición al modelo y cualquier acción que tenga como trasfondo la exigencia de derechos, la democracia se vuelve frágil y se ve amenazada, amenazada por la represión, por las mentiras (montajes) y sobretodo por la violencia de estado ejercida contra quienes manifiestan. También, la participación ciudadana está limitada a los espacios en los cuales se nos permiten participar y la toma de decisiones es supeditada de las posibilidades que la elite plantea, todo aquello ha amasado una profunda sensación de descontento y desconfianza.

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