Desarollo regional en Chile
Enviado por Nicolás Vidal • 2 de Septiembre de 2018 • Ensayo • 3.316 Palabras (14 Páginas) • 104 Visitas
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La centralización y sus consecuencias en la precarización de la vida en zonas extremas.
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La cuestión del desarrollo polarizado, es una teoría que apunta al crecimiento inducido por el impulso de una actividad protagonista en la economía de una región, suele asociarse con el fomento de la Industria manufacturera, pero en Chile aquella perspectiva ha girado más bien a dar facilidades y prestar atención a la explotación de materias primas. Trayendo no sólo repercusiones en un aspecto económico, sino que además influyendo de manera transversal en la sociedad, ya sea a través del aparente auge económico, o bien además, por la llegada de numerosas empresas que compiten entre sí, para ganar concesiones y ofrecer sus bienes y servicios a la comunidad, generando muchas veces conflictos de interés entre diferentes partes, ya sea por incumplimiento de promesas, falta de recursos o el mal sostenimiento de proyectos a mediano o largo plazo. En este sentido, en los últimos años, han surgido multiplicidad de movimientos relacionados por sobre todo con la resistencia y el reclamo, pues han sido están dinámicas de lucha territorial, las que reflejan un dualismo concreto en la configuración del territorio, por una parte, en cuanto a quienes son beneficiados según su posición social, y por otra, quienes quedan subordinados y expuestos al deterioro del espacio, la naturaleza e incluso la calidad de vida. El debate entonces, no sólo incluirá factores políticos y económicos, sino además sociales y culturales. Es en este contexto que nuestra atención la daremos a la cuestión de la descentralización y el desarrollo regional y territorial, en el cual se entiende que la innovación, la asociación tanto pública como privada y los recursos naturales funcionan como variables importantes y que su capacidad relacional, es decir el buen manejo y desarrollo de éstas darán apertura al buen funcionamiento local (Muñoz, 2014). Es así como se asume la perspectiva local, y proponiendo que son precisamente los actores en resistencia quienes exponen el crudo fortalecimiento de un modelo que abandona su periferia, dejando expuesta a la población más vulnerable de la sociedad, limitando su acceso a recursos básicos muchas veces indispensables; como lo son los suministros de agua potable, electricidad o conectividad, incluso a veces la ausencia de redes móviles, hacen sentir el aislamiento.
En cuanto a la problematización del tema seleccionado, nos hemos planteado la siguiente pregunta; ¿es posible proyectar un asentamiento estable que asegure la participación activa entre el privado, las instituciones y la comunidad? Con esto queremos apuntar al análisis del fomento del desarrollo endógeno regional en las actividades económicas locales para su inserción en la red económica central, es decir, la interacción con las comunidades o institucionalidades locales. Para responder la pregunta, primero hemos de mirar en perspectiva histórica - a partir, de los expuesto por Federico Arenas en “ El Chile de las regiones: una historia inconclusa” - cómo se han propuesto las medidas institucionales para acabar o quitar espacio a la descentralización y su relación con los sectores sociales, en este sentido, añadiremos una descripción de las condiciones propuestas por Luis Thayer en “Descentralización y desarrollo”, que parecen requisito para el éxito y la proyección en el tiempo de los planes de desarrollo regional, además de conceptos como sociedad del conocimiento y asociatividad, citados de Sergio Boiser (2004). Y en conclusión, hemos de analizar múltiples fuentes periodísticas que arrojan experiencias de abandono ante el reclamo, siendo estas referencias las más importantes, pues sirven para dejar en evidencia concreta que, en la realidad, la propuesta teórica se aleja del progreso estimado, causando muchas veces interferencias en la vida cotidiana de las personas.
En relación con el trayecto histórico del desarrollo regional, el gobierno se ha comportado desde una perspectiva absolutamente centralista, con una participación casi nula de la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones y caracterizado por la fragilidad del modelo exportador basado en la demanda externa. Esto recae precisamente en el hecho de que el proyecto de Estado - Nación, ha sido herramienta de la elite oligárquica para la proyección de sus intereses por sobre los de la comunidad, es decir, -y expresado en la territorialidad-, dicha élite ha administrado el fluir de los diferentes bienes, por medio de determinados centros neurálgicos, fomentando el desarrollo de centros comerciales y administrativos, ligados a responder con el ciclo económico de turno, dejando no sólo como vestigio de la bonanza el desarrollo en ciudades como Santiago, Valparaíso y Concepción a lo largo de la historia, sino que además dichas ciudades, han recibido flujos migratorios a razón de la constante búsqueda de mejores oportunidades por parte de familias no favorecidas. Al contrario de dichas regiones ganadoras que han alcanzado un alto nivel de desarrollo, existen también aquellas donde el dinamismo económico, no tuvo la misma suerte, y por el constante vaivén del Mercado exterior, han generado gran dependencia de la administración gubernamental.
Así pues, desde 1938 como una estrategia aplicada por el gobierno del Frente Popular, la CORFO impulsó la planificación e inversión, para la óptima y concreta organización de empresas nacionales, favoreciendo a la actividad industrial en desmedro de la actividad agrícola, y esto con consecuencias importantes en la estructura espacial y demográfica chilena, que tendió a la concentración de la población en las grandes urbes (Arenas, 2009). Este plan puede señalarse como uno de los primeros intentos auténticos por la búsqueda de desarrollo desde una perspectiva estructural, pues apuntaba a la inversión de la industria pesada a través de aquel gasto público, esto, en la búsqueda de una salida a las complicaciones acaecidas de la crisis externa de comienzos de la década de los 30, tras el desplome de la bolsa estadounidense. Aquella Corporación para el fomento de la producción, hacia la década de los sesenta recogía la idea del fomento de polos de desarrollo, inspirada en los aportes de Perroux, quien especifica que los grandes complejos industriales, asociados a las grandes ciudades, contribuyen al crecimiento económico desequilibrado, sin embargo, aumentan el capital y las innovaciones, modificando en fin, el entorno (Arenas, 2009). En este sentido, el fomento de las ventajas comparativas de determinadas zonas, es decir, la elección correcta de la industria o actividad clave para su fomento, convierte determinadas localidades en polos de atracción no sólo de flujos migratorios, sino que además de múltiples empresas que ofrecen sus servicios ante la emergente demanda, ofreciendo de paso, un estímulo en el plano económico, consecuencia del aumento de la competitividad. Vale además agregar que dicha creación de redes asociadas a la infraestructura de transporte, energía, comunicaciones y servicios; nacen destinadas al apoyo de las actividades económicas extractivas, es decir, su proyección a largo de los años, puede ser “soportado” en una economía de aparente firmeza, donde las expectativas del crecimiento empresarial y la estabilidad de los habitantes no dependan de irregularidades eventuales. Esto hace hincapié a las concesiones; la que en su origen pretenden que el Estado no tiene la capacidad para generar infraestructura, por eso se cede al privado dicha responsabilidad, asegurándole incluso un cierto porcentaje de ganancia.
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