Desarrollo De La Personalidad Y De La Identidad Susan Harter
Enviado por laurayaya • 11 de Octubre de 2011 • 1.465 Palabras (6 Páginas) • 823 Visitas
Desarrollo de la personalidad y de la identidad Susan Harter
La personalidad es una construcción social “En busca de la identidad” define un drama importante que se descubre en la escena central durante la adolescencia, con un reparto complicado de personajes que no siempre hablan con la misma voz.
La adolescencia representa un fascinante periodo de transición, marcado por la emergencia de nuevas capacidades cognoscitivas y cambiantes expectativas sociales que, en conjunto, moldean y afectan profundamente la propia naturaleza del concepto de sí mismo.
La autoestima positiva sirve de defensa ante la tensión y suele asociarse con una amplia gama de estrategias productivas de adaptación. Se vincula claramente con mayor motivación y estados emocionales positivos. En cambio, los individuos con baja autoestima corren más riesgos de trastornos emocionales y de conducta tales como ansiedad, depresión y falta de motivación o energía. Las manifestaciones de la conducta se observan a menudo en tendencias suicidas, delincuencia y problemas de conducta, así como en trastornos alimenticios.
Es decir, no sólo los adolescentes deben llegar a definir, integrar y evaluar sus atributos específicos propios, sino que también deben considerar los papeles más generales que adoptarán en una sociedad más amplia, incluyendo sus identidades ocupacionales, religiosas y políticas.
Las descripciones de sí mismos suelen incluir una variedad de rasgos personales e interpersonales: amistoso, aborrecible, tolerante, popular, cohibido, peleonero, sensible. Además, los adolescentes describirán en general emociones, deseos, motivos, actitudes y creencias,
La comparación con los demás, la confianza en criterios normativos y la sensibilidad a las opiniones de los demás son poderosos elementos de socialización en el proceso de formación del concepto de sí mismo. La identidad es una construcción social; es decir, el concepto de sí mismo representa, en gran medida, la incorporación de las actitudes de la personalidad que personas importantes consideran fundamentales.
El perfil de percepción de sí mismo de Harter para adolescentes identifica ocho campos específicos que pueden discriminarse por medio de procedimientos de análisis factorial: competencia escolar, competencia laboral, competencia atlética, aspecto físico, aceptación social, amistad cercana, atractivo romántico y comportamiento.
Las presiones de socialización requieren que los adolescentes desarrollen distintas personalidades en sus diferentes roles
Debido a la creación de múltiples conceptos de sí mismo durante la adolescencia, la tarea de integrar estas diversas percepciones de sí mismo se vuelve particularmente problemática. Porque al mismo tiempo que el adolescente se enfrenta a presiones de socialización para que diferencie su identidad en múltiples roles, los adelantos cognoscitivos ejercen presión para la integración y la formación de una teoría coherente, internamente consistente de la identidad.
La adolescencia media (de los 14 a los 15 años), los individuos no sólo detectan inconsistencias en sus diversas identidades relacionadas con sus roles (con los padres, amigos, compañeros románticos), sino que esas contradicciones también los turban y confunden mucho, más que en el caso de los grupos de más jóvenes (11 a 12 años de edad) o de mayores (17 a 18 años).
La teoría del desarrollo cognoscitivo de Fischer ofrece una respuesta parcial. Fischer distingue varios niveles en el pensamiento operacional formal. En el primer nivel de “abstracciones simples”, los adolescentes jóvenes pueden elaborar abstracciones acerca de la identidad (por ejemplo, tolerante, aborrecible, enérgico, sarcástico, sociable, tímido, alegre, depresivo). Pero aún no pueden comparar cognoscitivamente esas abstracciones entre sí. Como resultado de ello, los adolescentes jóvenes tienden a no detectar o a no interesarse en atributos propios que son opuestos potenciales.
Según la teoría de Fischer, al final de la adolescencia con la emergencia de los “sistemas abstractos”. Este nuevo nivel cognoscitivo trae consigo la capacidad de integrar abstracciones simples en abstracciones de orden superior compatibles acerca de la identidad.
Durante la adolescencia media, la diferencia entre la personalidad ideal y real es más grande que en la adolescencia temprana o en la tardía.
Las motivaciones para manifestar una conducta de personalidad falsa son diversas. Existen cuatro razones primarias: impresionar a los demás; experimentar con nuevas conductas o roles; porque los demás los obligan a ello; y porque los demás no comprenden o aceptan la personalidad verdadera.
El periodo de la adolescencia origina un cambio dramático hacia la introspección. La aceptación de sí mismo irreflexiva de la niñez se desvanece y “lo que antes eran verdades propias no cuestionadas se vuelven ahora hipótesis propias problemáticas
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