Desarrollo Sostenible, el mayor reto del Interés Público

Desarrollo Sostenible, el Mayor Reto del Interés Público

Nuestra sociedad a lo largo del tiempo ha fluctuado en un constante estado de tensión entre intereses individuales e intereses colectivos, anteponiéndose (generalmente) el primero. A pesar de esto hoy podemos afirmar que la humanidad está mejor que nunca; las tasas de mortalidad, las enfermedades, el hambre y la pobreza han caído a niveles récord. Paralelamente los indicadores de; salud, educación, seguridad alimenticia, entre otros, continúan al alza. Claro que no todo mejora a la velocidad que nos gustaría, pero lo cierto es que aún en el peor lugar para nacer hoy es mejor que el mejor de hace 200 años.

Sin embargo, desde la última mitad del siglo XX creció la percepción de que somos un avión con una turbina a máxima velocidad y otra que se nos ha olvidado encender mientras nos aproximamos al final de la pista. Nuestro desarrollo ha sido una fantástica velada que hoy llega al momento de la cuenta y nos ha agarrado sin efectivo, mientras que el monto de dicha factura continúa creciendo.

Las secuelas de nuestro desarrollo las podemos constatar en las emisiones de GEI que aceleran el cambio climático, el agotamiento de la disponibilidad de agua dulce, la gran disminución de la biomasa forestal, la pérdida de la diversidad biológica, la derrama de residuos tóxicos, la gran generación de residuos biodegradables a muy largo plazo y el detrimento de los valores escénicos y paisajísticos. Los gajes de la constante réplica de prácticas ineficientes aunado al aumento en la demanda de bienes y servicios han sobrepasado la capacidad de resiliencia de nuestro de nuestro planeta. Por ello, nuestro gran avance ha sido cojo, nuestro avance ha generado tantas externalidades que más temprano que tarde habremos de pagar.

Tradicionalmente se ha señalado al modelo económico capitalista como el responsable, sin embargo, esto no es del todo cierto, puesto que el impacto ambiental de otros modelos económicos no suele ser menor, ya que ambos comparten una serie de factores que seguimos replicando día a día. La forma en como producimos, consumimos y desechamos, una visión antropocéntrica, una percepción del medio natural parcial y no global, una percepción del desarrollo a corto y no a largo plazo.

En los últimos años la humanidad se ha dado a la tarea de mirar en retrospectiva y replantear su concepción del desarrollo. Una nueva visión que hoy se nombra Desarrollo Sostenible y se define como: “la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

Esta nueva redefinición de desarrollo ha sido reconocida y muy bien aceptada por la mayoría de los países del mundo, por primera vez se han englobado los grandes retos, con todas sus aristas, en 17 objetivos que integran la agenda 2030. Dicha agenda representa la redirección de un desarrollo trunco, un desarrollo que nos ha beneficiado a medias, un desarrollo que debe transformarse como resultado de los esfuerzos en pro del interés común y de una loable batalla por contrarrestar una inercia que a todas luces parecía un tren descarrilándose.

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