Desempleo Y Salud Mental

DESEMPLEO Y SALUD MENTAL

Desempleado es aquel que no ha tenido éxito al recurrir a un empleador y al mismo tiempo no se ha inscrito en una agencia publica encargada de buscar empleo o de prestar algún tipo de ayuda a quienes lo encuentran. Se consideran 2 categorías importantes:

a) Los trabajadores ocasionales que prefieren trabajar de vez en cuando antes que admitir un trabajo fijo pero mal remunerado

b) Un amplio sector de estudiantes que no se consideran propiamente desempleados, pero que tan pronto como se produzca una situación más favorable en el mercado de trabajo, van a convertirse en buscadores de trabajo.

Una persona parada es aquella que no tiene trabajo, busca activamente empleo y esta disponible para trabajar.

Desde el punto de vista psicológico, un desempleado es aquel que no tiene un puesto de trabajo pero le gustaría tenerlo, o bien aquel que cuando no tiene un puesto de trabajo depende de alguna ayuda económica de la procedencia que sea para poder subsistir.

Se consideran varios aspectos en el impacto psicológico del desempleo, que son:

 La identidad personal.

Obtener un empleo es una expectativa social y cultural que se adquiere desde la infancia y continua reforzándose a través de las influencias de las personas de nuestro alrededor. El desempleo interrumpe este proceso y genera experiencias de derrota y de fracaso. Marie Jahoda propuso un sistema para entender la situación del desempleado conformado por funciones manifiestas (salario, condiciones de trabajo) que justifican los sentimientos negativos de los trabajadores hacia el empleo; y las funciones latentes que justifican la motivación positiva del empleo aun cuando las funciones manifiestas nos sean buenas.

El desempleo, por lo tanto, influye en la forma de percibirse uno mismo, cómo cree el individuo que es visto por los demás y los recursos que posee para enfrentar la situación.

 El auto concepto.

El individuo normal llega a ser consiente de si mismo sobre todo en situaciones que para él son nuevas. Estas situaciones aparecen como “extensiones” del propio individuo y posteriormente si permanecen se convierten en una parte de él. Así, cuando tiene trabajo, desarrolla una serie de conductas en las que utiliza sus capacidades y habilidades; hasta que llega el momento en que pierde el empleo. Esta noticia causa efectos psicológicos como sentimientos de frustración, de inseguridad, de fracaso, de experiencia de degradación social, de sentimiento de culpa, vergüenza, etc.

 La percepción social.

El trabajo sitúa al individuo en una red de relaciones sociales con un lugar y función definidos, hasta el punto en que el empleado obtiene seguridad reconocimiento, dominio y comprensión. El desempleo afecta y deteriora estas relaciones (familiares y de ambiente social); las consecuencias son la exclusión de grupos sociales por parte de los demás e incluso la autoexclusión.

Etapas psicológicas del paro laboral.

1. Reacción de shock. Escepticismo y miedo. Sentimiento de desorientación y confusión acompañado de una sensación de fracaso e incapacidad de hacer planes para el futuro.

2. Recuperación. El individuo se da cuenta de a realidad, teme a no encontrar otro empleo. Es pesimista, ansioso, su estado es irritable y melancólico. Puede llegar a tener trastornos psicofisiológicos.

3. El individuo llega a ser fatalista y la búsqueda de empleo es ocasional y sin esperanza. Existe una sensación de vacio y falta de sentido. Puede llegar a la depresión.

 Autoestima.

El hecho de no tener trabajo se asocia con una pobre y confusa percepción de si mismo, se crean mayores niveles de depresión y menor autoestima. Se predice que los efectos de desempleo

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