Diccionario
Enviado por descargas201133 • 17 de Octubre de 2013 • 402 Palabras (2 Páginas) • 215 Visitas
No somos irrompibles
Autor: Elsa Bornemann
Así como las cosas se rompen, nosotros no somos irrompibles. A nosotros también nos pueden dañar
especialmente nuestro corazón en temas de amor.
Una niña tenía un amigo y compañero de curso llamado Gustavo. Ella veía que él tenía un sol entre
los ojos, esto era un secreto entre ellos, pero la niña no aguantaba más y se lo comentó a todo su
curso. Al darse cuenta del error cometido, aprendió que es inútil pretender que todos sientan del
mismo modo.
Ahora ella escribe las cosas en su cuaderno y siguió como siempre jugando con Gustavo.
Esta historia se trata de dos niños Naomi Watanabe y Toshiro Ueda, que vivían en Hiroshima. Ellos se
querían, llegaron las vacaciones de verano, el 1 e agosto Toshiro fue a Miyashima. El 6 de agosto tiran
una bomba atómica en Hiroshima, muere mucha gente y Naomi queda herida gravemente. Toshiro
logró encontrarla y ella le dice que va morir, además que no logrará completar las 1000 grullas (ella
tenía 20).
Esa noche Toshiro confeccionó las 980 grullas que le faltaban. A primera hora se las llevó al hospital.
muere.
Febrero de 1966 Toshiro vive en Inglaterra, tiene 42 años, casado, 3 hijos y es gerente de un banco en
Londres.
En su oficina siempre hay grullas, los empleados comentan sin sospecha siquiera lo que pasó.
Marcela era admiradora de Robert Redford y su amigo Gerardo estaba celoso de ese ganso como le
llamaba.
Ella confeccionó un álbum de Robert Redford con la ayudad de Gerardo, quien se ofreció a ayudarla para
estar cerca de ella.
Un día, Marcela, Gerardo, Osvaldo y Claudia, realizaron un trabajo en la casa de Marcela y ella les
muestra el álbum indicando que lo confeccionó con la ayuda de Gerardo.
Gerardo avergonzado dice que no le gustaba Robert Redford que en realidad le gustaba Marcela y
además rompe el álbum.
Marcela se pone a llorar y sus amigos se retiran sin comentar nada.
Al estar en su habitación Marcela se da cuenta que Gustavo tiene razón, ella admira unos ojos, su
mirada, y su presencia era de papel.
Esa noche se da cuenta que los ojos de Gerardo podían devolverle sus miradas y al dormirse sueña con
él.
Nicolás, era un niño de 12 años que tenía una preferencia especial por las ventanas.
A cada ventana le ponía nombre, dependiendo de los recuerdos relacionados
...