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Discriminación hacia la mujer en el mercado laboral


Enviado por   •  28 de Marzo de 2021  •  Ensayo  •  1.268 Palabras (6 Páginas)  •  159 Visitas

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[pic 1]

[pic 2]Universidad Nacional Autónoma de Honduras

UNAH

Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables

Departamento de Economía

Ensayo “La discriminación hacia la mujer en el mercado laboral”

  • Licenciada: Lourdes Valladares Zavala

  • Clase: Economía de los Recursos Humanos
  • Estudiante: Iris Alejandra Amador Varela
  • Nº de cuenta: 20181004532
  • Seccion: 1500
  • Fecha: 24 de abril de 2020

Discriminación hacia la mujer en el mercado laboral de Honduras

De acuerdo a la Constitución de la República de Honduras de 1982, el Art. 127 estipula que todas las personas tienen derecho a trabajar bajo las mismas condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias, a elegir su ocupación libremente y renunciar, y a la protección contra el desempleo. De manera extrínseca recalca que las mujeres pueden trabajar en las mismas industrias, sin ninguna disposición restrictiva. Deyure, es decir lo que se establece mediante ley, el mercado laboral  presentaría entonces condiciones equitativas y satisfactorias para toda persona que tenga el deseo en insertarse al mercado, obteniendo mismos beneficios y salarios. Sin embargo, defacto el mercado laboral presenta incongruencias por el lado de la oferta, que son los trabajadores y trabajadoras que están dispuestos/as a trabajar; pero que recae en mayor medida en las mujeres, aunque presentan una mayor parte de la población en edad de trabajar, son más vulnerables a la discriminación de los empresarios, ya sea por gusto o por la información disponible, ya que las mujeres cuentan con una carga desproporcionada de trabajo de cuidado no remunerado, que las limita gozar de ingresos elevados o iguales a los hombres, al tiempo que priva a las economías de sus talentos y contribuciones.

El mercado laboral, se puede cuantificar a través de indicadores tales como la Tasa de Participación Laboral (TPL), Población en Edad de Trabajar (PET), Población Económicamente Activa (PEA), Tasa de Desempleo Abierta (TDA) y tasas de desempleo y subempleo.  Según  (Corea, y otros, 2018) la PET, se concentra mayormente en las mujeres 52.5% en promedio y los hombres con un 47.5%, la proporción de masculinidad ha sido en promedio de 90.7 hombres por cada 100 mujeres, en el 2018. Es decir, que las mujeres dispuestas a trabajar sobrepasan la cantidad promedio de hombres, por tanto, se espera que esta tendencia se vea reflejado en la población económicamente activa del mercado, la que posee condiciones satisfactorias para todos y todas. Sin embargo, no es así, ya que esta alcanza una razón de 177.3 hombres por cada 100 mujeres. La PEA ha tenido una mayor inclinación por la ocupación masculina de 96.3% y 93.7% para los hombres y mujeres, respectivamente.

A pesar, de que la tasa de participación femenina ha ido en aumento, de 3.9% en comparación a un 2.9% para los hombres en los últimos años, lo que aparentemente es una democratización del empleo en beneficio de las mujeres; las tasas de desempleo y subempleo demuestran lo contrario. Según (Corea, y otros, 2018) la TDA es 7.4% en las mujeres respecto a un 4.5% en los hombres. Aunque exista diferencias porcentuales para cada género respecto al desempleo, el mercado laboral adolece un problema mayor, que es el subempleo. En términos relativos (las tasas de subempleo visible e invisible) las mujeres son más propensas a encontrarse en condición de subempleo visible, en el lapso de 2001-2018 incremento de 4.5% a 20.8% (Corea, y otros, 2018). Lo que deja ver que las mujeres en la semana de referencia trabajaron menos de 36 horas, aún deseando trabajar más, no lo hicieron porque no encontraron mas trabajo, debido a factores tales como las políticas públicas, inversión en capital humano, tiempo o la discriminación por género.

Al momento de la inserción al mercado laboral, la trabajadora se puede presentar a una discriminación por el gusto, o conocido como el modelo de Becker, por la cual el empresario está dispuesto a pagar y hasta a sacrificar eficiencia productiva simplemente por el hecho que quieren mantenerse alejado de este grupo social (McConnell, Brue, & MacPherson, 2007), porque las consideran con habilidades menores al sexo masculino,  el tener hijos un obstáculo, por lo cual exigen que sea soltera e incluso más jóvenes que los hombres.  Esto indica que los hombres saldrán ganando con la discriminación porque sus salarios serán más altos. Las mujeres son, por supuesto, las que salen perdiendo. También puede presentarse cuando se juzga a una persona en función de las características medias del grupo o grupos al que pertenece y no en función de sus propias características personales (discriminación estadística), esto sucede muchas veces porque la información que se obtiene es costosa, y a los empresarios les resulta más rentable llevarse por las características generales (McConnell, Brue, & MacPherson, 2007). Por ejemplo, que una mujer es más propensa a dejar el trabajo para hacerse cargo del hogar y por tanto; contratan al trabajador. Y producto de ello, las mujeres que no se encuentran “en la media” se ven segregadas y discriminadas, aun contando con la misma disposición en tiempo y habilidades que el sexo opuesto.

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