Dualidad y disonancia en la trayectoria poética de Óscar Hahn
Enviado por 001ottohahn • 23 de Octubre de 2012 • Ensayo • 773 Palabras (4 Páginas) • 507 Visitas
Dualidad y disonancia en la trayectoria poética de Óscar Hahn
De entre los poetas chilenos contemporáneos destaca con fuerza Óscar Hahn (Iquique, 1938), autor de poemarios profundamente originales. Aunque ha sido incluido en la conocida como “generación emergente”, en la que podemos citar a Floridor Pérez, Federico Schopf o Jaime Quezada, Hahn se considera un “disidente”[1] de su generación y su obra resulta de gran singularidad.
Varios títulos han ido conformando una voz propia atravesada por cuestiones medulares (el mal de amor, la llaga nuclear, la relación postvanguardista entre tradición y ruptura) que van engrosando un discurso lírico de gran potencia. En el año 92 tuvimos ocasión de conocer en España el magnífico Tratado de sortilegios (Madrid, Hiperión), que recogía poemas de Arte de morir (Buenos Aires, Hispamérica, 1977), Imágenes nucleares (Santiago, América del Sur, 1983), Mal de amor (Santiago de Chile, Ediciones Ganymedes, 1981, 1986[2]) y Estrellas fijas en un cielo blanco (Santiago, Editorial Universitaria, 1988). Con posterioridad han visto la luz Versos robados (Madrid, Visor, 1995; Santiago de Chile, Lom, 2004[3]), Apariciones profanas (Santiago, Lom, 2002; Madrid, Hiperión, 2002) y En un abrir y cerrar de ojos (Madrid, Visor, 2006). Está en prensa Archivo expiatorio (Madrid, Visor), que recoge el conjunto de su producción poética y en el que verá también la luz Pena de vida, por salir en Lom (Santiago de Chile), así como el libro Hotel de las nostalgias (Perú, Lustra Editores-Centro Cultural de España) o la antología Poemas de la era nuclear (Madrid, Bartleby). Otras muchas antologías han recogido en estos años lo más relevante de su producción[4].
Su amplia trayectoria poética viene definida por el papel protagónico que asume la muerte, omnipresente y poliédrica figura que revela, a lo largo de más de cuarenta años, su semblante todopoderoso. El vacío, la nada, el abismo o la ausencia van encarnándose en cada poemario para dar los rostros del Cero, cuya presencia contundente se alimenta de la tensión insoportable entre el Cero y el Uno –a la vez fusión imposible y necesaria con la vida y su expresión genésica nombrada por el Eros–, ya que la obra de Hahn, de extraordinaria coherencia verbal, aspira a dar como resultado el Dos (la unión amorosa, la reintegración platónica[5]) pero guarda sobre sí la densidad del vacío: “detrás de todo gran amor la nada acecha” (“Escrito con tiza”, Mal de amor[6]).
El primer libro central de Hahn, como los ars moriendi, se entrega cual un Arte[7] de morir de filiación medieval particularmente intensa por la “danza de la muerte” que, al abrir el texto, funciona como su principio estructurador al tiempo que lo dota de sentido apocalíptico en clave alegórica. Otras capas geológicas aportadas por la tradición
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