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EDU SUPERIOR FRENTE A DESAFIOS


Enviado por   •  4 de Junio de 2015  •  10.331 Palabras (42 Páginas)  •  291 Visitas

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LA EDUCACION SUPERIOR FRENTE A LOS DESAFIOS CONTEMPORÁNEOS

Carlos Tünnermann Bernheim

Lección Inaugural del Año Académico 2011

Universidad Centroamericana

Managua, Nicaragua

Dra. Mayra Luz Pérez Díaz

Rectora de la Universidad Centroamericana;

Padre Silvio Avilez Cevasco, S.J.

Vicerrector General;

Master Renata Rodrigues

Vicerrectora Académica;

Lic. Róger Uriarte

Vicerrector Administrativo;

Master Vera Amanda Solís

Secretaria General;

Señores Decanos de las diferentes Facultades;

Señores miembros del Cuerpo Diplomático;

Mi estimado amigo, Dr. Juan Arríen, ex Rector de la UCA;

Señores invitados especiales;

Señores profesores y estudiantes;

Señoras y señores:

Agradezco a la doctora Mayra Luz Pérez Díaz, Rectora de esta Casa de Estudios, la cordial invitación para dictar la Lección Inaugural del Año Académico 2011, invitación que mucho me honra, ya que la UCA ha logrado situarse en el primer lugar de la educación superior del país y figura entre las diez mejores universidades de Centroamérica. A la vez, me brinda la valiosa oportunidad de compartir, con tan selecto auditorio, algunas reflexiones sobre los desafíos y riesgos que la Universidad debe enfrentar en estas primeras décadas del siglo XXI.

Tras más de cincuenta años de dedicación a la apasionante vida universitaria, que me han permitido ser partícipe de la actividad académica de Nicaragua y de otros países de América Latina, me propongo ofrecerles mi visión de la Universidad que necesitamos para responder a los retos de la sociedad actual.

Lo que voy a exponerles no sería posible sin lo que ha significado para mí el diálogo constante con tantos colegas de diversas partes del mundo, dedicados al estudio de la Universidad como la institución más representativa de la inteligencia humana, a lo que debo añadir mis años de vinculación con la UNESCO, que me permitieron involucrarme activamente en la organización y debates de las grandes conferencias regionales y mundiales auspiciadas por este organismo sobre la problemática de la educación superior.

Seguramente, no todos los presentes estarán de acuerdo con mis opiniones. Es lo que cabe esperar, desde luego que la Universidad es el hogar natural de la disidencia y la libre discusión de las ideas.

I

Los desafíos contemporáneos

Recién hemos iniciado la segunda década de un nuevo siglo. Vivimos en una sociedad de alcance global, caracterizada por constantes cambios. Es evidente que las tendencias innovadoras que hoy día se observan en la educación superior no pueden sustraerse de la influencia de los dos fenómenos que más inciden en su desempeño: la globalización y la emergencia de las sociedades del conocimiento. Ambos han merecido amplias reflexiones de parte de los especialistas de diversas disciplinas, por lo que me limitaré a analizar su impacto en la educación superior actual y del futuro.

Como respuesta a los retos que estas manifestaciones plantean a la educación terciaria, están en marcha, en casi todas las regiones del mundo, procesos de transformación universitaria cada vez más profundos, que persiguen que la institución que llamamos “la Universidad” supere los nuevos retos y sobreviva, manteniendo incólume lo que ha sido hasta ahora su propia esencia. Así lo vislumbró la “Declaración Mundial sobre la Educación Superior para el Siglo XXI”, aprobada en París en 1998, cuando señaló que para responder a tales desafíos, las universidades debían emprender “la reforma más radical que jamás antes hayan enfrentado”.

La globalización es un proceso pluridimensional, estimulado por el acelerado adelanto tecnológico de la informática y las comunicaciones. Sin embargo, la globalización económica y financiera es la que arrastra a todas las demás dimensiones y se caracteriza por ser asimétrica: la economía global no ha conducido a la formación de una verdadera sociedad global donde sus beneficios sean equitativamente distribuidos, sino a una creciente desigualdad entre las naciones y al interior de ellas.

Frente a esta situación, ninguna otra entidad está mejor constituida como la Universidad para enfrentar este reto civilizatorio, nos advirtió el recordado Rector P. Xabier Gorostiaga, S.J. Entonces, el primer desafío que la Universidad del siglo XXI debe arrostrar es asumir críticamente la globalización, hacerla objeto de sus reflexiones e investigaciones, e introducir el estudio de su compleja problemática como un eje transversal de todos sus programas.

Sin embargo, hay que reconocer que la globalización no es per se enteramente buena ni mala. Depende de cómo las naciones se insertan en ella. Y es aquí donde la educación superior puede desempeñar un papel clave en la generación de las condiciones que permitan una inserción favorable. La globalización ofrece nuevas oportunidades para los países que saben aprovecharla; en cambio, profundiza y amplía las desigualdades económicas, financieras y científico-tecnológicas para las naciones incapaces de sacarle provecho. La pertinencia, calidad y equidad de los sistemas educativos, y particularmente del nivel superior determina, en muy buena medida, el lugar que cada país ocupa en el nuevo contexto internacional y sus posibilidades de lograr una inserción beneficiosa.

Para que la educación superior desempeñe ese rol tan importante requiere de innovaciones profundas, que hagan temblar los cimientos de nuestros sistemas educativos, tan ligados a la tradición. Y esas innovaciones no pueden seguir siendo puramente episódicas: deben consistir en un proceso permanente y contínuo. En consecuencia, debemos retar nuestra imaginación y replantearnos los objetivos, misión y funciones de las instituciones de educación superior, sin olvidar que necesitamos también una educación superior impregnada de valores, consciente de su compromiso ético y social, y puesta al servicio de la promoción de la libertad, la tolerancia, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la preservación del medio ambiente y la cultura de paz. En síntesis, la educación superior contemporánea debe estar al servicio del paradigma compendio proclamado por las Naciones Unidas para orientar el rumbo de la sociedad en el siglo XXI: el desarrollo humano sostenible.

Entre los elementos claves para insertarnos favorablemente en la economía mundial de mercados

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