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EL ACTOR Y EL SISTEMA: Las Restricciones De La Acción Colectiva Michel Crozier Y Erhard Friedberg


Enviado por   •  8 de Julio de 2013  •  6.613 Palabras (27 Páginas)  •  1.607 Visitas

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EL ACTOR Y EL SISTEMA: Las restricciones de la acción

colectiva

Michel Crozier y Erhard Friedberg

I) INTRODUCCION

La acción colectiva no es un fenómeno natural que pudiera surgir

espontáneamente ni el resultado automático del desarrollo de las

interacciones humanas de una manera dinámica espontánea, ni la

consecuencia lógica de los problemas que deberán resolverse (la suma

de las determinaciones externas). No son más que soluciones

específicas que han creado o instituido actores relativamente

autónomos, con sus recursos y capacidades particulares (“constructos”),

a los problemas que plantea la acción colectiva, en particular el de la

cooperación con miras a cumplir objetivos comunes. Estas soluciones no

son las únicas ni las mejores; son indeterminadas y arbitrarias.

En tanto modelo de articulación y de integración de comportamientos

divergentes y contradictorios, suponen e instituyen al mismo tiempo una

estructuración humana, es decir, un mínimo de “organización” de los

campos de acción social. Esta estructuración puede estar relativamente

formalizada y ser consciente, o puede haber sido “naturalizada” por la

historia, las costumbres, y las creencias. Nunca deja de ser,

fundamentalmente, un “artefacto humano” que orienta los

comportamientos de los actores y condiciona su libertad.

Ni nuestras intenciones, ni nuestras motivaciones, ni nuestros objetivos, ni

nuestras relaciones trascendentales con el sentido de la historia son una

garantía del éxito de nuestras empresas. El dilema se sitúa en otro nivel

que es el de los medios que utilizamos (la mediación entre los fines que

perseguimos y los “medios” humanos que estamos obligados a emplear

para alcanzarlos). Esa mediación son precisamente los constructos de

acción colectiva y la estructuración de los campos que éstos instituyen.

Si los resultados de la acción colectiva se contraponen a las voluntades

de los actores, esto nunca se debe únicamente a las propiedades

intrínsecas de problemas “objetivos”; también se debe a la

estructuración social del campo de acción, es decir a las propiedades

de la organización, de los sistemas de acción organizados, o de ambos;

en resumen, de los constructos de acción colectiva a través de los

cuales se tratan estos problemas. Para comprender los problemas y las

dificultades de la acción colectiva es necesario dirigir el análisis hacia

esta estructuración de los campos y preguntarse que pasa con los

mecanismos mediante los cuales se opera.

Los modos de organización, en tanto soluciones construidas y, por ende,

artificiales de los problemas de la acción colectiva, presentan un

1 problema fundamental, que es el de la cooperación. Toda empresa se

basa en un mínimo de integración de los comportamientos de los

actores involucrados, cada uno de los cuales persigue objetivos

divergentes, incluso contradictorios. Esta integración (muy

esquemáticamente) se puede realizar de dos maneras: por la restricción

o sumisión de las voluntades parciales (o su corolario, la manipulación

afectiva o ideológica), o por la negociación y el regateo. Ambos

procesos siempre implican el reconocimiento de relaciones de poder y

de dependencia.

Mediante los constructos de acción colectiva se redefinen los

problemas, y los campos de interacción se organizan de tal manera que

los actores, en la búsqueda de sus intereses específicos, no ponen en

peligro los resultados de la empresa colectiva.

Estos constructos operan indirectamente e instituyen lo que podríamos

llamar “juegos estructurados”, cuyas reglas indican una serie de

estrategias que pueden resultar ganadoras, entre las cuales los actores

deben elegir.

En resúmen, entre la estructura “objetiva” de un problema y su solución

mediante la acción colectiva, se intercala una mediación autónoma

que es la de los constructos de acción colectiva, que impone sus

propias exigencias y su lógica propia. Como además no se percibe más

que lo que se sabe resolver, la conclusión es clara: los constructos de

acción colectiva, en tanto instrumentos para la solución de los

problemas, son también restricciones para esas soluciones.

Toda estructura de acción colectiva, por estar sostenida sobre las

incertidumbres “naturales” de los problemas por resolver, se constituye

como sistema de poder. Es un fenómeno, un efecto y un hecho de

poder. En tanto constructo humano acondiciona, regulariza, aplaca y

crea poder para permitir a los hombres cooperar en las empresas

colectivas. Cualquier análisis serio de la acción colectiva debe, pues,

considerar el poder como centro de sus reflexiones. Lo instituido (la

familia, la escuela, la empresa, etc.) es una relación de fuerza y de

dominio que no se apoya en ninguna justificación o necesidad

transhistórica o metacultural.

Pero el poder del que estamos hablando no es simple reflejo y producto

de una estructura de autoridad organizativa o social, ni un atributo. Es

siempre el resultado contingente de la movilización por parte de los

actores de las fuentes de incertidumbre que ellos controlan en la

estructura de un determinado juego, por sus relaciones y transacciones

con los otros participantes en ese juego. Es pues una “relación” que, en

tanto mediación específica y autónoma de los objetivos divergentes de

los actores, está siempre ligada a una estructura de juego.

El reconocimiento explícito del fenómeno de poder como una relación,

como una mediación entre los proyectos colectivos de los hombres y su

realización, obliga a salirse de la lógica estricta del discurso para centrar

el análisis en los procesos concretos a través de los cuales ese discurso

puede encarnarse en los hechos. En resumen, partiendo del actor, trata

2 de estudiar la estructuración de su campo de acción, y con ella la

mediación, que en tanto constructo de poder con dinámica propia, se

impone al discurso.

La acción y la intervención del hombre sobre el hombre, es decir el

poder y su

...

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