EL ARMA INVISIBLE DEL CONTROL

EL ARMA INVISIBLE DEL CONTROL

“Existen enfermedades que caminan en la oscuridad; y existen ángeles exterminadores que vuelan envueltos en los cortinajes de lo Inmaterial y poseen una naturaleza carente de comunicación: a los que no vemos, pero cuya fuerza sentimos y bajo cuya espada sucumbimos”

Jeremy Taylor, A Funeral Sermon.

INTRODUCCIÓN:

Existen ciertas reacciones que, como materia biológica diseñada igual, compartimos los seres humanos y las exhibimos  ante situaciones que ponen en riesgo nuestra necesidad primordial: Sobrevivir. El temor es una de esas reacciones, y este tiende a ponernos en un punto de vulnerabilidad

Es claro que para el ser humano es más difícil librarse de lo que crea dentro de su mente que de aquello que puede manipular de manera física y puede destruirlo del mismo modo, me atrevo a decir que puede ser hasta imposible zafarse ello.

Usando esa debilidad  las grandes elites que controlan el mundo han hallado un aliado apropiado y sutil para dominar; El miedo, una reacción natural e involuntaria cuando somos conscientes de una amenaza intermitente, una emoción que imposibilita al humano de accionar más allá de su auto conservación. Ya lo dijo H P Lovecraft “El miedo es la emoción más primitiva y  más fuerte del género humano”

En el presente ensayo no pretendo más que exponer algunas ideas respecto al miedo utilizado como una potente herramienta de control social. Un arma que, aunque no podemos palpar u observar, es más poderosa que cualquier bomba. Tratando de exponerlo desde el miedo provocado en un solo individuo para evitar ciertas conductas que rompen el estatus quo y así mantener el sistema tal como está, pasando después al punto en cómo se consigue un estado de miedo colectivo por medio de acciones que causen la paranoia tratando de contextualizarlo a la sociedad actual tomando en cuenta algunos ejemplos históricos de como el miedo ha permitido a ciertos grupos de poder (sistema capitalista) modificar y remover desde el sistema económico hasta el político y social, tomando provecho del hombre en estado vulnerable.

DESARROLLO:

Cuándo somos niños tenemos una idea neutral del mundo, no poseemos  conciencia del bien y el mal, ni de lo que esto puede significar. Nuestras acciones se dirigen sin consideración alguna de las consecuencias. De manera inmediata tenemos a la familia, y está se encarga de arraigar en nuestras mentes ideas de lo que debemos ser, de la moral, valores y aprendemos según esta percepción lo que es bueno y malo, que sí y que no. A partir de ello existe una coyuntura en nuestra forma de ver la vida, la forma de guiarnos y la percepción sobre nuestro alrededor cambia.

El control social comienza desde la familia, y son esas personas las que nos darán los lineamientos que debemos seguir para encajar en la sociedad hasta que una institución distinta se encargue de nuestra educación. Quién determina que es lo correcto no es tema de discusión  en este ensayo, sin embargo es importante mencionar que vivimos bajo un sistema de clases en donde una predomina llamada la clase dominante y está se caracteriza por tener el poder. Para mantener el poder debe imponer su ideología y cultura hasta hacer su forma de pensar la forma correcta de pensamiento. La ideología dominante se manifiesta, más aun que por ideas o análisis, por la imposición en la práctica social de categorías de organización (Turaine, 1978).

Luego entonces siguiendo los lineamientos de la cultura ya establecida como lo convencional dentro de la sociedad se nos enseña que todo lo que decidamos hacer tiene consecuencias.

Actuar contra lo impuesto es motivo de represión, y está conlleva un castigo y sea psicológico o físico provoca en el individuo una reacción de querer evitar ser reprendido. Al salir de casa nos encontramos con que el sistema social funciona de la misma manera. El miedo es inculcado desde el momento en que ser diferente conlleva un castigo, el temor está en la consecuencia de tu acción. Esto funciona para justificar la existencia de lugares como prisiones, manicomios o centros de rehabilitación, la policía, el ejército, las armas etc., todos estos instituciones de control social.

Esto es, por un lado el temor individual que evita que la hilera de soldados se desaliñe, lo que facilita el trabajo a quienes nos deben controlar. Sin embargo es necesario crear un clima de temor más amplio y Eduardo Galeano lo describe de manera perfecta en una anécdota:

Un emperador de China, no se sabe su nombre ni su dinastía ni su tiempo, llamó una noche a su consejero principal y le confió la angustia que le impedía dormir. Le dijo: “Nadie me teme”. Como nadie le temía nadie lo respetaba. Y como nadie lo respetaba nadie le obedecía. El consejero principal meditó un ratito y opinó: “Falta castigo”. Y el emperador sorprendido dijo que castigo no faltaba, porque él mandaba a la horca a todo el que no se inclinara a su paso. Y el consejero principal le advirtió: “Pero esos, esos son los culpables. Si solo se castiga a los culpables, solo los culpables sienten miedo”. El emperador chino pensó y pensó... y llegó a la conclusión de que el consejero principal tenía razón. Y le mandó cortar la cabeza. La ejecución ocurrió en una gran plaza pública, la plaza celestial, la plaza principal del imperio. Y el consejero fue el primero de una larga lista.

De eso se trata, se necesita crear un clima de temor para imponerse y evitar revueltas, levantamientos, o cualquier forma de organización que represente una amenaza para el sistema dominante.

El miedo desarticula toda forma de resistencia colectiva, paraliza al individuo, cuando este es constante se trasforma en algo permanente, y si se vuelve un estado permanente es difícil que el sujeto se dé cuenta que está viviendo reprimido por el miedo y es sencillo usar este método para controlarlo. Esto es lo que Lira Kornfeld.(1991, p.7) llama “Miedo crónico” El miedo crónico deja de ser una reacción específica a situaciones concretas y se transforma prácticamente en un estado permanente en la vida cotidiana, no solo de los afectados directamente por la represión sino de cualquiera que pueda percibirse amenazado.(..) el miedo caracterizan las relaciones sociales, incidiendo sobre la conciencia y la conducta de los sujetos. La vida cotidiana se transforma. El ser humano se hace vulnerable. Las condiciones de la sobrevivencia material se ven afectadas. Surge la posibilidad de experimentar dolor y sufrimiento, la pérdida de personas amadas, pérdidas esenciales en relación al significado de la propia existencia o la muerte.

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