EL CONSUMO DEL TOTEM

EL CONSUMO DEL TOTEM

- Puede ser útil pero también puede ser bello por lo elegante, por los colores, por la sincronía de su variedad

- Su capacidad de destruir lo otro, su ataque sorpresivo, el carácter esbelto de su cuerpo al ataque, propio de sociedades en las que la guerra se volvió un atributo para sobrevivir

- La posibilidad de manejar un espacio que supone cercanía de colocarse en el mismo lugar del otro (no a la orilla) teniendo como recurso la invisibilidad, no porque no existiera, sino por la magia de transformarse en otra cosa que no despierta sospechas

- Invisibilidad del otro y no la mía, poder camuflarse para desplazarse se vuelven poder para producir cercanías

- El tiempo se vuelve oportuno porque tiene la capacidad de mantenerse en el lugar adecuado para observar, para consumir simbólicamente los cuerpos

- Es poderoso en la realidad, pero su sigilo lo hace una figura aparentemente apacible. Combina su cuerpo la capacidad de sumergirse para luego volver a flote sin que el espacio se altere por su presencia

- Su imperfección es su retorno a lo humano, que es sobre todo exterioridad que no se controla y que está depositado en el chamán, imperfección que se consume incorporando lo natural en su propio cuerpo para hacerse humanidad realizada en lo otro: “hombre caimán”: sublevación del poder

- El tótem tiene la capacidad de crear nuevos cuerpos que ya no son lo uno o lo otro, sino unidad “hombre-caimán”, de cuerpos que no se solicitan y se transforman en lo otro y se vuelve unidad que teniendo la misma materia tiene la posibilidad de ser humano y animal como constructo integrado de los dos troncos

- Lo humano se preservo manteniendo su cabeza, mientras lo animal se mantiene en la fuerza de las patas delanteras y traseras. Es inteligencia y movimiento, es destreza y fuerza de unidades que se realizan no en dicotomía con lo otro, sino en articular lo que aparecía lo contrario. Así como es hombre-caimán es también la fuerza de la inteligencia e inteligencia fortalecida, creada e incrementada.

- Tiene el tótem como territoriedad las aguas donde los episodios de juntarse y reproducirse se realizan. Son fuertes no por la historia de la tierra, sino por la historia de las aguas en donde lo humano y animal se juntan como procesos independientes pero se integran como acto intencionado

- Se recrea la reproducción en el acto perverso de una sexualidad que subvierte la norma y adquiere carácter de anormal. Se realiza desde aquí al querer mirar a Tomasita mientras se baña, y desde este acto perverso, de desvió de la sexualidad, de atracciones enfermizas que no impactan a Tomasita, sino que la historia es del hombre-caimán, que ahora cuenta con mejores recursos para la realización de la contemplación, del gesto pervertido, de la sensualidad enfermiza; aunque sea desde allí donde la posibilidad de la contemplación o del uso de la mirada tiene el poder de concretarse.

- En algunos casos este consumo no es directamente de los cuerpos, sino de la aprehensión de los miedos para alejar la depredación y la barbarie. Asi lo es en la leyenda en la que la relación de lo humano reproduce con la plantas y el bosque, procurando aquí la preservación del acto de la reproducción, que siendo asunto de los dioses, termina por incorporarse a la unidad ecológica hombre- planta, que no duda en tergiversar los cuerpos mediante la conversión del horror de los rostros, la curiosidad de la vestimenta, la rareza de movimiento en un solo pie, de tener los pies de manera inversa para generar confusión en los rostros, haciendo además posible que

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