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EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA. RETOS PENDIENTES


Enviado por   •  28 de Enero de 2018  •  Apuntes  •  48.391 Palabras (194 Páginas)  •  136 Visitas

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CAPÍTULO 1

EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA. RETOS PENDIENTES

1. Transformaciones de la economía española

¿Qué transformaciones ha experimentado la economía española?

¿Cómo es la estructura productiva de la economía española?

La transformación de la economía española ha sido de gran calado y se han realizado en un tiempo reducido en comparación con otros países de nuestro entorno.

Cambio de la estructura sectorial

Se ha producido un cambio estructural en la aportación de cada rama productiva al PIB, y al empleo respecto del conjunto de la economía. Esto se produjo con gran intensidad entre 1964 y 1974, pero también con posterioridad.

El PIB per cápita entre 1964 y 1974 creció en términos reales en torno al 7%, algo extraordinario ya que también se produjo un fuerte crecimiento de la población. Los países más ricos de Europa no crecieron a ese ritmo lo que permitió a España converger rápidamente hacia estos países.

El motor de este proceso fue la reestructuración de las actividades productivas con una continua reducción del peso relativo del sector primario en el PIB y en el empleo, liberando recursos hacia la industria (que durante los años 60 llevó el peso fuerte del crecimiento económico), y más tarde, hacia el sector servicios.

La economía española pasó a mostrar una estructura productiva característica de un país desarrollado donde el sector terciario suponía en torno al 70% de la producción.

Cambio estructural en el empleo:

  • El sector agrícola disminuyó más de dos tercios su peso relativo en el empleo hasta mediados de los 90, luego ha seguido decreciendo y en los últimos años está manteniendo su aportación al empleo total de la economía.
  • La industria y la construcción aumentaron su participación en el empleo total hasta 1977 y después disminuyo hasta mediados de los 90. La industria se mantuvo estable durante la segunda mitad de los 90, pero desde 2001 reduce su peso relativo y en 2012 su peso es un 30% menor que en 1995. La construcción ha experimentado una espectacular subida en el empleo total desde mediados de los 90, pero la crisis ha hecho no solo perder lo ganado durante la burbuja inmobiliaria sino que su aportación al empleo total en 2012 es un 30% menos del que tenía en 1995.
  • El sector de servicios casi duplicó su aportación hasta mediados de los 90. Luego la mantuvo hasta el 2001, y desde entonces ha aumentado su presencia en el total de empleados y de manera más intensa en los últimos años.

Mayor grado de apertura exterior. Integración en la Unión Europea.

Una transformación abrumadora de la economía española es el aumento de su grado de apertura. A comienzos de los años 60 se solicitó formalmente colaborar con la CEE, y al arrancar la democracia se solicitó la plena incorporación. En 1985 se firma el Acta de Adhesión a las CE pasando a ser miembro de pleno derecho el 1 de enero de 1986.

El carácter europeísta de la sociedad española era evidente desde los inicios de la transformación económica, y desde la integración en la CEE se ha ido afianzando, aunque en la etapa de crisis ha habido un cierto retroceso.

En 1998 se cumplió con los acuerdos del Tratado de Maastricht (1992) que situaron a España en el grupo de países que pasaban a integrar la Unión Económica y Monetaria (UEM) que dio lugar a la creación del euro como moneda única.

Transformaciones socio-económicas

Los cambios más transcendentes han sido la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral y, por otra, el impulso del Estado de Bienestar.

Durante la década de los 60 la incorporación de la mujer al mercado laboral fue un fenómeno nuevo y muy intenso, incorporándose a la población activa algo más de un millón de mujeres. El aumento de la participación femenina en el mercado laboral se ha alargado hasta la actualidad e, incluso, todavía existen posibilidades de expansión.

La expansión del Estado de Bienestar abarcó todos los ámbitos de protección social. Se produjo un intenso avance del gasto público en la educación, la sanidad, y en protección social directa a través de la generalización de las pensiones y la amplitud en la cobertura de las prestaciones por desempleo. También en términos de actuación en los mercados, ya que durante dicho período coincidió con una recesión económica que requirió de importantes subvenciones e incentivos a determinadas actividades productivas que culminaron con la reconversión industrial.

2. Factores determinantes de las transformaciones

¿Qué factores incentivaron los cambios económicos en los años 50 y 60?

Podemos destacar tres claves para explicar el progreso de la economía española en el último tercio del siglo XX.

La necesidad imperativa de abandonar el modelo autárquico

La necesidad de abandonar el modelo autárquico se hizo imperativa debido a la falta de competencia, que eliminaba los incentivos para alcanzar la eficiencia económica, la escasez de materias primas y bienes de capital, y la dificultad para alcanzar economías de escala dentro del mercado nacional.

El modelo autárquico provocó que España no se beneficiara de los Planes Marshall de ayuda al desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, y a finales de los años 50 la economía española estaba muy lejos de las de otros países europeos que también habían sufrido los efectos devastadores de una guerra.

La recuperación de esos países europeos también se apoyó en la firma de acuerdos y en la búsqueda de colaboración internacional para alcanzar mayores tasas de crecimiento. El hecho más relevante fue la constitución de la CEE.  Había un deseo social de conseguir el cambio que permitiera el acceso a mayores posibilidades económicas. El retraso comparado de la economía española y los movimientos integradores en Europa pusieron en alerta a las autoridades y comenzaron tímidamente a abandonar el modelo autárquico, a pesar de que en el aspecto político no se produjeron cambios substanciales.

En la década de los 50 surgió una burguesía más dinámica en la que se propagó con facilidad una nueva corriente de pensamiento económico. Como resultado de todo ello, en 1959 se aprobó el Plan Nacional de Estabilización Económica que sentó las bases para potenciar un crecimiento y un desarrollo económico sin precedentes en la década siguiente. Además, como los organismos internacionales (FMI, Banco Mundial,…) condicionaban la ayuda a la implantación de medidas liberalizadoras y aperturistas de la economía, este giro en el rumbo de la política económica era imprescindible. Por último, las medidas del Plan de Estabilización se unieron a las actuaciones de control sobre la inflación y el equilibrio exterior.

La proximidad a los países más desarrollados de Europa

La situación geográfica de España y su cercanía a los países europeos que firmaron el Tratado de Roma facilitó el rápido crecimiento de los flujos comerciales y, con el tiempo, también propició el desarrollo del comercio intraindustrial.

El dinamismo de la economía española se apoyó en una financiación exterior que estuvo favorecida por la proximidad a otros países europeos, siendo los ingresos por turismo y la inversión extranjera las principales vías en las cuales se materializó la financiación exterior, sin olvidar las remesas de los emigrantes españoles.

Por otra parte, ha sido siempre una constante que la sociedad española considerar a Europa Occidental como un modelo a seguir. No en vano, ya en 1962 solicitó colaborar de alguna forma con las Comunidades Europeas.

Nuevas posibilidades de financiación

A partir de la década de los 60 se afianzaron nuevas posibilidades de financiación de los procesos de cambio que se estaban iniciando en los diferentes ámbitos económicos. Estas nuevas vías de entrada de capital giraban en torno al desarrollo del turismo, la inversión extranjera y la emigración.

  • El turismo de sol y playa atrajo a los ciudadanos europeos a gastar su renta en España. Estos ingresos del turismo ayudaron a financiar el déficit comercial consecuencia del aumento de las importaciones de bienes de equipo y la lenta expansión de las exportaciones.
  • La llegada de inversiones extranjeras directas desde los años 60 pasaba a financiar el desarrollo de la actividad productiva y tuvieron un importante efecto indirecto por su contribución a la modernización de los procesos productivos y de gestión. También favoreció a este proceso de modernización el aumento de las importaciones de bienes de equipo, al favorecer un importante progreso técnico en las empresas españolas.
  • Se produjo un movimiento migratorio de españoles hacia los países occidentales europeos, en especial Alemania y Francia (a comienzos de los 70 cerca de 2,5 millones de españoles residiendo en el extranjero), lo que tuvo dos efectos vitales que contribuyeron al crecimiento económico: la remesa de rentas que esos emigrantes enviaban a España; y que el mercado laboral español no se enfrentó a presiones de la oferta (hasta la recesión de los años 70 cuando se tuvo que hacer frente a un problema real de desempleo).

Esos tres factores permitieron que se financiara la rápida transformación de la economía española desde una economía autárquica y subdesarrollada a una economía totalmente desarrollada en la que el sector servicios es preponderante y las relaciones internacionales son una pieza clave para el progreso.

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