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EL FUTURO DEL TRANSPORTE


Enviado por   •  10 de Agosto de 2015  •  Ensayo  •  4.085 Palabras (17 Páginas)  •  544 Visitas

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ENSAYO CAPITULO 3 Y 4

FREDDY MOLINA PARRA

I INSTITUTO TECNICO EN TRANSITO TRANSPORTE Y SEGURIDAD VIAL “INTRAVIAL”

LEGISLACION DEL TRANSPORTE.

JULIO 2015

EL FUTURO DEL TRANSPORTE

Cuando el primer automóvil apareció en los caminos en el siglo XIX, permitió que fuéramos a lugares donde nunca habíamos estado, y nos permitió llegar allí en horas en vez de en días.    Distinto del tren, que estaba limitado a unas paradas y un horario, el coche nos dio un sentido asombroso de la libertad. Todavía hoy los coches son un símbolo de libertad, pero en muchas ciudades, nos pasamos horas en atascos de tráfico.    Los 20 minutos de trayecto real, se convierten en más de una hora metidos en un automóvil.

En la actualidad observamos como las más grandes metrópolis están afectando la salud de la ciudad debido a la gran cantidad de embotellamientos que aprisionan a las ciudades diariamente en las calles, y gran contaminación ambiental, este no es un fenómeno ajeno ya que los congestionamientos gigantescos son cada vez más comunes en la ciudades del mundo, si nada se hiciere el caos del tránsito se haría cada día más inmanejable.   Las soluciones existen, el ser humano por naturaleza genera solución a los diferentes entornos que se presentan, además que posee una gran imaginación y futurismo, que le permite plantear ideas y proyectos futuristas, que darán solución al transporte y movilidad en  las diferentes ciudades.   ¿Los autos voladores serán una solución? Probablemente en un futuro muy próximo las ciudades estén envueltas en imaginables carros voladores, que acabarían con los largos atascos, nos ahorrarían  colas en aeropuertos y vuelos incómodos y ampliaría los horizontes a conquistar por los aventureros menos arriesgados.

Otras de las posibles soluciones es el rediseño de los automóviles actuales, crear autos que ocupen menos espacio, que funcione con energía eléctrica (otra) el cual a su vez sería menos contaminante y económico lo cual aumentaría el espacio disponible en el sistema vial.  Observamos comúnmente que las personas buscan la comodidad  y se inclinan a adquirir un auto,  que ocupa mucho espacio en las vías y que solo transporta 1 o 2 personas, entonces ¿Por qué no se utiliza el transporte público?  Se descongestionarían  las vías, se aumentaría velocidad y se disminuirían los embotellamientos.   Lo que nos  muestra la realidad es que cada día las personas adquieren más automóviles y utilizan menos el transporte público, ya sea por comodidad, seguridad o costo.   Todo esto se traduce en un problema de movilidad que tiene que empezar a investigarse para que el transporte en las megas ciudades no se torne en un caos incontrolable de tránsito.

Pareciera que el transporte público es la gran limitación y el dolor de cabeza  de las autoridades urbanas y especialmente en las zonas metropolitanas y las grandes ciudades del mundo.    Algunos estudios demuestran que casi ninguna ciudad del mundo ha alcanzado éxitos importantes en la disminución de la congestión vehicular, o en la disminución de la contaminación atmosférica de los ruidos y de las emisiones contaminantes.   La gran factura energética para aumentar los parques vehiculares, millones de horas-hombre perdidas en embotellamientos urbanos, cientos de vidas urbanas que se pierden en accidentes automovilísticos, inmensos costos ambientales  que incluyen la contaminación de las cuencas atmosféricas e hidráulicas, he incluso la desaparición de grandes cantidades de suelo valioso para el adecuado funcionamiento de los ecosistemas, es también  una consecuencia de esa enorme movilidad, que genera  el circulo vicioso de la suburbanización como un impedimento adicional para el logro de un buen sistema de transporte que sea económico, confiable, veloz y sobretodo amigable con el medio ambiente, con un tamaño y distribución de la red calculadas que permitan abastecer a un gran número de pasajeros, sería una solución para responder a la necesidad de las personas, de transportarse de un lugar a otro, y que no surgiera el requisito de adquirir un automóvil.

También es cierto que es parte de la cultura de cada región, en algunos lugares el automóvil se ha convertido en un sinónimo de status, motivo por el cual muchas de las personas trabajan a diario para en algún momento adquirir su propio automóvil,  el día que cambie ese paradigma en la mente de las personas,  tal vez estemos listos para enfrentarnos a una ciudad moderna, futurista y culturalmente educada,  capaz de utilizar los diferentes sistemas inteligentes de transporte, que el mismo estado debería subsidiar, como retribución a la cantidad y los altos costos de impuestos que cancelan a diario los ciudadanos.

Posiblemente  la ciudades del futuro no sean metrópolis con automóviles volando por todo lado o con una gran infraestructura vial creada para satisfacer la gran demanda de  vehículos que día a día se adquieren, al contrario tengamos que dar una mirada a la humanización de las metrópolis con la construcción de ciudades donde las personas no tengan que transpórtese de un lado de la ciudad al otro,  sino que todo lo que la persona necesite, se encuentre relativamente cerca para que esta utilice medios de transporte más sanos como la bicicleta o el mismo acto humano que es caminar.    La principal causa del caos de movilidad que se vive actualmente en las metrópolis fue en algún momento la necesidad de expansión y crecimiento de las ciudades, solo que se ha cometido el error de pensar que el crecimiento solo podía ser horizontal, sin pensar en algún momento  la posibilidad  de construir  ciudades verticales de una forma más integra, dinámica  y más humana, donde las personas puedan circular con más tranquilidad.

El crecimiento de la ciudad de Bogotá a nivel poblacional en los últimos años, ocasionado por la presencia no solo de los residentes sino también de turistas, ha provocado una gran variación en todo lo que se refiere a movilidad y en consecuencia a transporte masivo.   En cuanto al crecimiento estructural de la ciudad, no se ve una planeación lógica en sus arterias viales, ni en la creación de nuevos barrios y uniones con poblaciones vecinas que han sido absorbidas por al crecimiento de la urbe; todo esto se ha materializado en obras inconclusas, vías en estados deplorables, corrupción, cambio continuo de altos funcionarios de obras públicas.   Por ello, recogiendo la frase de Drucker (2000, p. 276-277): “No existen países subdesarrollados, sino países subadministrados”, podríamos decir: no existen ciudades subdesarrolladas sino ciudades subadministrados.

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