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EL MERCADER DE VENECIA REFLEXIONES JURIDICAS


Enviado por   •  29 de Agosto de 2018  •  Resumen  •  5.917 Palabras (24 Páginas)  •  692 Visitas

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EL MERCADER DE VENECIA

REFLEXIONES JURIDICAS

Hernany Veytia Palomino.

  1. Introducción.

El derecho suele seguir a la vida, se presenta como soluciones a problemas que plantea el quehacer diario. Y la literatura plasma en forma artística esa realidad. Ademas la literatura es sin duda una fuente indirecta para el estudio de la Historia del Derecho, ya que se mencionan instituciones jurídicas y frecuentemente aparecen

abogados. En la antigiedad, la figura del abogado y la misión del derecho es argu- mento en obras de Aristófanes, Plauto y Terencio, mismas que han sido de gran in- terés para los romanistas, por las fórmulas de celebración de numerosos contratos, testamentos y actuaciones procesales. En este sentido también podemos recordar los Anales de Tácito. En el Quijote, encontramos bastantes instituciones jurídicas, co- mola letra de cambio por medio de la cual Sancho puede recobrar su burro, o el mis- mo testamento que encontramos en el último capítulo. En México, por ejemplo, en la obra del Periquillo Sarniento, también aparecen personajes de escribanos y letra- dos; sin dejar de mencionar los juicios: declaraciones con juramentos, pruebas y sentencias que abundan a lo largo de la historial!) ),

  1. William Shakespeare y su Mercader de Venecia.

De Shakespeare han dicho quees el autor dramático más grande de todoel uni-

verso, uno de los espíritu más serenos y uno de los corazones más privilegiados de la

  1. En México Baldomero Quintana ha publicado en Jurídica (No. 13 Tomo Il 1981) un interesante estudio sobre el

Derecho en el Poema del Cid.

  1. En cuanto ala criminología en la literatura universal, Antonio Quintano ha trabajado la obra de Stendhal, Tois- toi, Dostoyewski, Gide, Pio Baroja y Galdós. Cfr. Quintano Ripolles, A: La Criminologia en la literatura univer- sal, Barcelona. Ed. Bosch. 1951, 202 pp


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Humanidad; podemos o no estar de acuerdo, pero nadie podrá negar que dijo en una forma espléndida lo que a otros era conocido y común, Dentro de su fecunda obra encontramos: “El mercader de Venecia”'.

RESUMEN DEL ARGUMENTO CON ESPECIAL ATENCION A LAS CUESTIONES JURIDICAS:

Bassanio, noble veneciano que ha malgastado su caudal, pide al rico mercader Antonio, amigo suyo, tres mil ducados para poder continuar dignamente su noviaz- go con la rica heredera Porcia, que vive en tierra firme, en Belmont. Antonio, quien tenía toda su fortuna en barcos mercantes le ofreció agotar hasta la última moneda en atención a su amistad y obtener mediante un crédito el dinero necesario para su aventura; ante la urgente necesidad del dinero acuden a un rico judío, Shylock, co- nocido usurero. No obstante la enemistad entre ambos, Shylock ofrece:

“Venid conmigo a casa de un notario me firmaréis allí simplemente vuestro pagare, y a manera de broma, será estipulado que, si no pagáis tal día, en tal lugar, la suma o las sumas convenidas, la penalidad consistirá en una libra exacta de vuestra hermosa carne, que podrá ser escogida y cortada de no importa qué parte de vuestro cuerpo que me plazca”.

Porcia, por disposición testamentaria de su padre, se casará con el pretendiente que entre tres cofrecillos (uno de oro, uno de plata y otro de plomo) escoja el que contenga el retrato de ella. De todas partes llegan ilustres aspirantes; fracasan el príncipe de Marruecos y el de Aragón, que abren respectivamente el cofre de oroy el de plata; pero Bassanio, con sensata reflexión, escoge el buen cofrecillo, el de plo- mo,y se casa con Porcia, quien le entrega a Bassanio un anillo rogándole que nunca se despoje de él y su marido así se lo promete.

Mientras tanto ilega la noticia de que los navíos de Antonio han naufragado, que su deuda no ha sido pagada dentro del plazo convenido y que Shylock pidesu libra

de carne.

En Venecia, El Dux, acosado por las reclamaciones de Shylock, que, entre otras cosas le insiste en que, si su contrato se deja incumplido, constituirá un precedente

que tambaleará la seguridad jurídica, en la cual descansa el intenso comercio al que debe su prosperidad la Serenísima República veneciana; El Dux, sofocando el horror que le produce la cruel pretensión del prestamista, admite la demanda del

usurero. En su deseo desalvar a Antonio, el Dux pide a Belario, sabio Doctor en le- yes, que vive en Padua, se presente en los estradosy sea él quien decida la causa. Be- lario, en vez de acudir, envía con una carta de recomendación a un joven y sabio Doctor, y bajo su dirección y asesoramiento se inicia el proceso.

El principio de la intervención del joven Doctor no puede ser más decepcionante y pesimista para Antonio, pues comienza diciéndole al prestamista que su demanda,


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aunque de naturaleza extraña, es, sin embargo, de tal modo legal, que la ley vene- ciana no puede impedir que la prosiga. Seguidamente, con bellas y hermosas pa- labras, trata de invitarle y persuadirle a que sea clemente y misericordioso, pero Shy- lock se muestra inflexible y no cede a esos ruegos, ni tampoco a la ventajosa proposi- ción quele hace Bassanio de pagarle hasta por tres veces la cantidad debida. El joven Doctor dicta consecuentemente su sentencia, concediendo la ejecución estricta de lo

convenido.

Pero, inesperadamente, cuando Shylock va a proceder a usar de esa aparente autorización, el joven abogado le detiene advirtiéndole que, ateniéndose al tenor li- teral del pagaré, puede cortar una libra de carne, pero nada más, de forma que, si al cortarla, vierte una gota de sangre, de acuerdo con las leyes de Venecia, todos sus

bienes serán confiscados en beneficio del Estado. A partir de este momento, la posi- ción de las partes cambia por completo. Shylock, de exigir la ejecución de la cláusula penal, pasa a solicitar, primero que se le pague triplicada la deuda, después, que

simplemente se le devuelva el principal, para terminar solicitando quese le deje salir del tribunal. Aunque Antonio y sus amigos acceden a todas esas pretensiones, el

juez, a su vez, también inflexible, las rechaza, para terminar condenando al presta- mista a la confiscación de todos sus bienes que, como castigo por haber atentado contra la vida de Antonio, se repartirán por partes iguales, el Estado y el mercader.

Finalizando, de este modo, el juicio, el joven Doctor, que tan acertadamente lo ha dirigido, declina, cortésmente, la honrosa invitación para que le acompañe a ce-

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