EL QUEHACER EDUCATIVO ACTUAL & SU RELACIÓN CON EL MUNDO PREMODERNO, MODERNO Y POSMODERNO
Enviado por mauroski • 13 de Junio de 2016 • Ensayo • 2.113 Palabras (9 Páginas) • 348 Visitas
[pic 2] [pic 3] EL QUEHACER EDUCATIVO ACTUAL & SU RELACIÓN CON EL MUNDO PREMODERNO, MODERNO Y POSMODERNO MAURICIO SILVA ALARCÓN SOCIOLOGÍA PARA LA EDUCACIÓN TÉCNICO PROFESIONAL PROGRAMA DE REGULARIZACIÓN DOCENCIA TÉCNICO PROFESIONAL Universidad de Santiago de Chile [pic 4] |
LA PRÁCTICA DOCENTE EN LA REALIDAD ACTUAL
La forma de vida, las costumbres y el pensamiento de la sociedad ha variado de una etapa a otra. Las ideas e inquietudes de los hombres que vivieron en la premodernidad son distintas a las de aquellos de la era moderna y aún más al conceptualismo del individuo posmoderno. Entonces, la lógica indica que la educación, tanto a nivel formal como informal, igualmente ha debido evolucionar a lo largo del tiempo y, por consiguiente, podríamos pensar que los docentes, participantes activos de esta disciplina, también han sabido adaptar sus competencias y procesos educativos. Sin embargo, con regularidad podemos encontrar en los profesores una falta de interés por reconocer el mundo que los rodea, así como de la concepción que ellos poseen de sí mismos y del ser humano. Esta realidad queda expuesta por el espíritu pragmático que se encuentra interiorizado en gran parte de las acciones de los docentes, por la falta de comunicación entre sus pares y de olvidar que sus prácticas poseen una infinidad de vínculos con otras áreas y subsectores del quehacer educacional (interdisciplinariedad), rehuyendo de este modo al enfoque globalizador de abordar su rol formador de la sociedad. Por ello, este ensayo tiene la intención de relacionar el quehacer docente con la forma de concebir la realidad y el marco de referencia del mundo premoderno, moderno y posmoderno.
En primer lugar, debemos definir claramente los aspectos característicos de cada una de las etapas de cambio del pensamiento humano, destacando que estas variaciones han transformado, literalmente, la forma de vida de la sociedad en general. De este modo, en la era premoderna, desde el siglo XIV aproximadamente hacia atrás, predominaba la creencia en la existencia de otro mundo, donde el plano terrenal era pasajero y la sobrevivencia estaba marcada por la producción propia de las necesidades básicas dentro de comunidades poco densas. (ABC Digital, 2007). En un ámbito más actual, el premodernismo es un concepto arraigado a que aquellas sociedades que viven en problemáticas sociales y generalizadas a las que no han podido encontrarles solución.
Por otra parte, la definición de la era moderna se asocia con el inicio del Renacimiento (siglo XV) y está basado en el uso de la razón para conocer la verdad y poner en duda las creencias dogmáticas teológicas. Se dio lugar a importantes descubrimientos científicos y desarrollo de formas económicas de tipo capitalista y liberal. Además de postular la libertad del hombre para regir su vida, explorar el medio que los rodea, fe en el progreso, la industrialización e idealismo de la democracia (ABC Digital, 2007). En décadas actuales, se ha tomado consenso de que las sociedades modernas son aquellas que son capaces de desafiar los dilemas de su tiempo.
Por último, la era posmoderna pone en entredicho los logros de la modernidad, debido principalmente a los fracasos y guerras producidos en este periodo. La razón queda en segundo plano, priorizándose los sentimientos y la inteligencia emocional. Predomina la diversidad de mundos culturales, el culto a la imagen estética y visual, se recurre a la opinión mayoritaria para resolver problemas y es establece el consumismo como valor central (ABC Digital, 2007).
Ya definidas y teniendo un poco más claro cada uno de los conceptos claves de este escrito, iniciaremos indicando que a la fecha muchas de las prácticas educativas instauradas en la sala de clases aún son del tipo memorísticas, donde el mundo que rodea a nuestros alumnos no debe ser explicado ni entendido, sino más bien conceptualizado con definiciones estáticas, planas y sin espacio para el uso de la razón. Estas metodologías premodernas no estaban diseñadas para la comprensión de los fenómenos, construcción de significados, resolver problemas o alcanzar mayor bienestar o autorrealización (López, 2001).
Por ello es que históricamente se instauró la idea de que el docente era el eje de la sala de clases, así lo afirmó la especialista en capacitación docente, Tracey Tokuhama, en el XIII Congreso de Educación en la Universidad de El Salvador, Argentina, en la que indicó que "en la mayoría de las escuelas de Estados Unidos y América latina el profesor entra al aula, expone sus ideas, las plasma en el pizarrón, reparte un par de ejercicios y espera que sean resueltos", explica, mientras asegura que este método data de siglos pasados. Un porcentaje muy alto de nosotros crecimos bajo esa modalidad y, en muchos casos, se fue replicando la misma metodología en los nuevos formadores. Por ende, no es de extrañar que el nuevo Plan de Política Nacional Docente (Reforma Educacional, Mineduc, 2015), genere tanto recelo y rechazo en el rubro. Del mismo modo, no podemos negar el hecho de que existe un alto porcentaje de profesores con debilidades competentes, generando un ambiente de resistencia muy potente hacia el nuevo enfoque que se busca dar a la educación en nuestro país, quizás sea el miedo al cambio, desmotivación o, simplemente, sea el hecho de tener que reestructurar tantas prácticas que hasta el día de hoy vemos en las aulas donde nos desempeñamos.
No obstante, la sociedad en la que vivimos ha cambiado. La tecnología, la sensación de libertad de los jóvenes a demostrar lo que piensan y sienten, así como también, el poder de acceso a una cantidad de información desorbitante a cualquier hora y en cualquier lugar, ha hecho que el ambiente en los colegios y liceos sea diferente, ha hecho que los estudiantes no se sientan motivados y no desarrollen esas competencias requeridas en el ámbito social y laboral. Inevitablemente, todo esto nos conlleva a preguntarnos si como docentes podemos identificar las cualidades y habilidades que son necesarias para poder llevar a cabo el proceso de enseñanza aprendizaje en la realidad que nos rodea y, si es así, ser capaces de adecuar y corresponder nuestras prácticas didácticas a las exigencias actuales y futuras.
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