EL REGRESO A ÍTACA Y SUS CLAVES PARA NO PERDER LA CONSTANCIA
Enviado por Eliana Paola • 10 de Abril de 2020 • Monografía • 2.732 Palabras (11 Páginas) • 106 Visitas
EL REGRESO A ÍTACA Y SUS CLAVES PARA NO PERDER LA CONSTANCIA
Realizado por: Eliana Guerra
INTRODUCCIÓN
“Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia entonces, no es un acto, sino un hábito” – Aristóteles
Es mi frase favorita me da la sensación de que si puedo y por eso en el año 2019 me dispuse a entenderla mejor. Me hacía preguntas como: ¿Qué es un hábito?, ¿Cómo se logra?, acaso funciona como dice el dicho popular que después de 21 días, he adquirido un nuevo hábito.
Aristóteles amablemente respondió a mis preguntas, la excelencia o la felicidad del hombre está regida en llevar su vida de acuerdo a la virtud. Entonces, si hablamos de virtud el hábito no puede ser algo mecánico ni repetitivo, ya que la virtud lleva conciencia de crecimiento y mejoramiento personal.
Dándole vida a mi nuevo objeto de estudio, la constancia, lo que se hace sin perder la vista en la meta, un paso a la vez y superando las vicisitudes inmediatas al andar.
Mi siguiente pregunta entonces era: ¿Cómo no perder la constancia?, en este mundo lleno de distracciones y a la vez de responsabilidades mundanas que no por serlas son menos importantes.
Y pues quien más que Ulises para enseñarme en su Odisea, como hizo él, cuales son las claves que nos cuenta Homero, que aunque le haya tomado 10 años logró llegar a casa.
ENTENDIENDO EL CONCEPTO DE CONSTANCIA
La RAE nos define la constancia como: Firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos.
¿Es la constancia lo mismo que la perseverancia? Es importante hacerse esa pregunta antes de desarrollar el código que se va a resolver en el mito de Ítaca.
Etimológicamente constancia proviene del latín –constantia- con el prefijo –con- que expresa unión, el verbo –stare- que expresa estar estacionado o parado, y el sufijo ntia- que expresa la cualidad de estar con alguien sin moverse.
La palabra perseverancia viene del latín –perseverantia- del verbo –perseverare-, que significa mantenerse inflexible en algo, formado por el prefijo –per- que expresa a través, de principio a fin; el adjetivo –severus- que nos habla de austeridad.
Haciendo una comparación de ambas definiciones, rápidamente puedo notar que existe una “pequeña gran diferencia”, los prefijos de estas palabras están en tiempos distintos, con que es estar en unión, y pre que habla de a través y de principio a fin.
Pues sí, existe una hermandad; incluso son colegas para llevar a cabo una meta ya que la perseverancia nos habla de duración y la constancia de ganar continuidad, si la perseverancia es saber repetir, la constancia nos lleva a la paciencia de saber esperar sin caer en el olvido. [1]
En las palabras de la Sra. Delia Steingber Guzman, Directora Internacional de Nueva Acrópolis, “la constancia es la posibilidad de mantener la conciencia en lo más alto posible y durante el mayor tiempo posible; es la conquista de una estabilidad elevada de la conciencia y también de reconocer los momentos que se pierde estabilidad y altura para poder retomar nuevamente”.
Y Ulises, nunca perdió la vista a Ítaca. En el poema Ítaca de Constantino Cavafis inspirado en la Odisea, nos habla de lo importante que es mantener la conciencia elevada.
“No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.”
EL POEMA EPICO LA ODISEA
Obra escrita por Homero en el siglo VIII antes de la era actual, cuenta con 24 cantos y, en total 27,798 versos. Se cuenta que esta historia fue transmitida oralmente durante 400 años antes de que un cantante ciego la escribiera, cabe mencionar que Homero significa “ciego”. El peso de este poema junto con su compañero La Iliada es tan significativo en la historia de Grecia que Platón nos dice que fue Homero quien educo a Grecia.
En estas obras se desarrolla un sistema versos que es la base de toda la riqueza que conocemos hoy como mitología griega.
La Odisea nos cuenta el regreso de Ulises a su casa después de ganar la batalla de Troya en la Ilíada, por eso coloquialmente se le dice el “regreso a Ítaca”. Este era un viaje en el que se calculaba que tomaría tres semanas, el cual al final le tomo diez años culminar. Este mito se puede interpretar de muchas maneras y ha sido estudiado por diferentes pensadores a través de la historia; la investigación que realice es estrictamente para encontrar las claves de cumplir nuestras metas, llegar a nuestro propio Ítaca lográndolo a través de no perder la constancia.
REGRESO A ITACA Y ALGUNAS CLAVES PARA NO PERDER LA CONSTANCIA
Para poder entender la importancia de la constancia hay que traer a colación, una verdad de la existencia. La vida, estar encarnado, es acerca de evolucionar y para poder mejorarnos a nosotros mismos una de las formas que la naturaleza tiene para forzarnos a evolucionar es a través de los inconvenientes. Eso resume que la constancia no es solo importante si no necesaria e imperativa para lograr nuestras metas.
En el caso de La Odisea es Poseidón (el dios de los mares) quien impone las dificultades a Ulises, sacándolo de su zona de confort para que llegue a su hogar siendo un héroe, no solamente por reconocimiento público si no por la conquista de su propia personalidad. Poseidón entonces para este estudio hace el papel de vida.
Ulises siendo un héroe y representando simbólicamente esa capacidad que tenemos todos de emprender una aventura en pro de nuestros ideales que usualmente hacemos fijándonos una meta, quizás para hacer el proceso más tangible. Sale victorioso en las diferentes pruebas que se encuentra en su viaje llegando finalmente a su hogar. Y al final es lo que todos queremos, quizás terminar la carrera universitaria, bajar 5 kilos, hacer un viaje, o dejar de fumar.
¿Cómo lo hizo Ulises? Lo interesante de este poema es que ocurren muchas cosas que en nuestro propio viaje de cumplir una meta nos van a suceder.
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