EL RETO DE LA FORMACIÓN CIUDADANA

EL RETO DE LA FORMACIÓN CIUDADANA

ALAN ARTURO RODRÍGUEZ CARRILLO

INTRODUCCIÓN

El significado de ciudadanía se encuentra en revisión como consecuencia de las profundas transformaciones sociales a las que nos adecuamos y de las que somos protagonistas, como la globalización, la puesta excesiva del trabajo, el deterioro del medio ambiente, o la evolución de las nuevas tecnologías y las migraciones a gran escala, entre otras.

Se trata por ello de un concepto que ha de ser continuamente reconstruido y dotado de sentido y significación. En el escenario sociopolítico actual, se hace preciso reformularlo considerando sus múltiples dimensiones.

La ciudadanía ha servido a menudo para marcar la línea entre quienes están dentro, “pertenecen” y por lo tanto disfrutan de derechos, y quienes están fuera, en sentido real o figurado, los “excluidos”, a quienes no se les reconoce el derecho de pertenecer y por lo tanto ningún otro derecho más.

Sin embargo, desde diversas instancias sociales está surgiendo un nuevo concepto de ciudadanía, asociado a lo “global”, que va más allá del estatus, de los derechos y responsabilidades asociados con la pertenencia a un Estado, o del civismo. La ciudadanía tiende a definirse ahora a través de nuevos escenarios y de prácticas sociales en constante transformación, relacionadas, a mi forma de ver con dos elementos clave: la participación, entendida como la capacidad, la voluntad y el poder de actuar, y la interdependencia, el reconocimiento del compromiso y la responsabilidad global.

CIUDADANIA Y ELEMENTOS

En la actualidad las personas buscan una estabilidad, estos tiempos de mucha tensión donde ejerce diversas misiones que se presentan en su vida cotidiana, como lo es el trabajo, combatir enfermedades, involucrarse con otros seres humanos, y conservar sus necesidades básicas para su supervivencia (alimentación, tener higiene y un hogar de bienestar) con esto, menciona Geneyro (2009), “Ya antes señalamos algunos rasgos distintivos de la mo-dernidad: el afianzamiento del individuo, así como del valor de su libertad, de sus deseos y de sus intereses mundanos, que nutren las categorías de felicidad y seguridad terrenales.” (p. 25)

Todo lo que hace el ser humano conlleva varias acciones con las que deben estar sujetas a una relación con los demás y poder generar o crear algo, lo que sea, pues sin los demás no somos nada, y creo en este punto, no existe una gran teoría para contradecirlo, pero lo que sí es que las reglas existen y con esto construimos algo llamado ciudadanía, tomando en cuenta lo que menciona Luna, (2010) “La ciudadanía se ha entendido como estatus y como práctica, lo que concierne en términos muy amplios a la ideas liberales y a las ideas comunitaristas de la democracia”.

La necesidad de construir ciudadanía, requiere de un sistema de gobierno respetuoso de las esperanzas individuales y colectivas de significados que se pasean por nociones de instancias sobre las cuales gravita la vida del hombre. La "familia", por ejemplo, es una de ellas.

El hecho de construir ciudadanía, necesita transitar por experiencias, las prácticas sociales y por supuesto, políticas que deben tratarse con sentido progresivo de sus implicaciones. Todo propósito de hacer ciudadanía, como así llaman algunos, no es solamente labor de un proceso educativo procurado en una escuela cuyos objetivos reposan en la justicia social y las libertades políticas y económicas.

También la comprensión del término "democracia", razón por la cual se hace necesario afincar y afianzar el ejercicio de ciudadanía sobre valores políticos que aterrizan la convivencia social bajo sistemas políticos democráticos o ganados a necesidades particulares, en todas sus expresiones, a la idea de "democracia”

La democracia se ha pensado siempre dentro del contorno territorial de un Estado- nación. La modernidad ha constituido unas nociones de espacio y de tiempo específicas en este periodo, que se refieren precisamente al tiempo y al espacio del Estado-nación, y esto se aplica por igual a los conceptos de ciudadanía y democracia. (Olvera, 2008, p. 19)

Sin embargo hay que considerar que este punto de ciudadanía va enfocando a otros, y no precisamente puntos positivos pues se ha ido modificando con el paso del tiempo gracias a las grandes diferencias que se permiten el día de hoy, “Ahora bien, la ciudadanía no solamente permite la inclusión y el reconocimiento de derechos, sino también implica simultáneamente la exclusión y el desconocimiento de otros.” (Olvera, 2008, p ,21)

La política es la ciencia del Estado, en cuanto estudia su origen, atributos, fines y organización. Pero es también el arte de gobernar, es decir, de elegir los sistemas y medios adecuados y mejores para dirigir los destinos de la Nación. Entendido así, la política adquiere la jerarquía e importancia que le corresponde. Tiende, en efecto, al buen gobierno y al mejoramiento colectivo, no a la satisfacción de intereses personales o de grupos. Actuar en política implica, por consiguiente, cumplir con los deberes propios de la ciudadanía.

CIUDADANIA EN TIEMPOS DE GLOBALIDAD

Para entender que las prácticas hegemónicas y capitalistas tienen la mayor participación en el papel de la ciudadanía debemos analizar qué es lo que hacemos dentro un contexto político-económico para que en realidad sea este el que tenga el poder.

Con lo mencionado es importante observar las opiniones públicas de investigadores en el marco de la política mexicana para realizar un análisis profundo en contexto de democracia y ciudadanía.

“Cuando el capitalismo se ha sentido con fuerzas, no ha dudado en suprimir o restringir los derechos políticos que dan acceso a la participación de la sociedad”

Roitman, M. (15 de febrero de 2014) Ciudadanía política y democracia. La Jornada. Recuperado de http://www.jornada.unam.mx/

Tomando en cuenta esta opinión la influencia del capital no solo se basa en la sustracción de labores y taza económica, sino en la formación propia y particular para la impotencia social en una democracia minimizada en un sistema colectivo por voto.

La democracia minimalista (democracia es poder elegir a los gobernantes) y la elitista (la democracia sólo sirve para cambiar a la élite gobernante) se hermanan en este concepto restrictivo. Este concepto de democracia implica que la única ciudadanía es la ciudadanía política, y por tanto los únicos derechos propios de la democracia son los políticos. (Olvera, 2008, p, 44)

Por ello, siendo los partidos políticos los órganos realizadores de la democracia, no les pueden ser indiferentes que los ciudadanos

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