EL ÁMBITO DE COMPETENCIA EN EL ASPECTO SOCIAL DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS
Enviado por NANCYpan • 13 de Abril de 2014 • 1.740 Palabras (7 Páginas) • 469 Visitas
INTRODUCCIÓN 3
1.1 COMPETENCIA SOCIAL DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS 4
1.2 PLANTEAMIENTO E HIPOTESIS 5
1.3 COMPONENTES DE LA COMPETENCIA SOCIAL 7
1.4 MEJORA DE LA COMPETENCIA SOCIAL 9
CONCLUSIÓN 11
BIBLIOGRAFIA 12
Que los futuros ciudadanos sean competentes a lo largo de sus vidas es uno de los retos que tiene la Educación Nacional. El éxito en la sociedad del conocimiento requiere de una escuela visionaria, un colectivo docente preparado para facilitar experiencias de aprendizaje que permitan al joven dominar una serie de teorías, conceptos, hechos, datos, principios, leyes; así como, tener en cuenta procedimientos que le permitan llevar a la práctica habilidades y destrezas para resolver situaciones concretas de la vida diaria, éstas actuaciones deberían ser acompañadas por unas normas o pautas de conductas que le permitan convivir con los demás miembros de la sociedad.
Los estudiantes para enfrentarse a esta sociedad ya no tienen que ser fundamentalmente un acumulador o reproductor de conocimientos sino que, sobre todo, debe llegar a ser un ente inteligente y crítico de la información, para lo que precisa aprender, buscar, obtener, procesar comunicar información y convertirla en conocimiento; ser consciente de sus capacidades intelectuales, emocionales o físicas; y disponer también del sentimiento de su competencia personal, es decir, debe valerse de sus habilidades para iniciarse en el aprendizaje y continuar aprendiendo de manera cada vez más eficaz y autónoma.
Una competencia es la capacidad para responder a las exigencias individuales o sociales para realizar una actividad. Cada competencia reposa sobre una combinación de habilidades prácticas y cognitivas interrelacionadas, conocimientos, motivación, valores actitudes, emociones y otros elementos sociales y comportamentales que pueden ser movilizados conjuntamente para actuar de manera eficaz.
La “competencia social” es una expresión que engloba dimensiones cognitivas y afectivas positivas que se traducen en conductas congruentes valoradas por la comunidad. Estos comportamientos hábiles favorecen la adaptación, la percepción de autoeficacia, la aceptación de los otros y los refuerzos agradables, es decir, el bienestar. De acuerdo con el modelo biopsicosocial vigente se puede afirmar incluso que la competencia social es un indicador social de salud mental.
Como en tantos otros aspectos, los criterios de evaluación de la competencia social varían considerablemente según la cultura. En relación con este punto, la educación intercultural de nuestros días debe ser sensible a esta especificidad de la competencia social, pues de lo contrario se puede incurrir en graves errores al valorar el comportamiento de niños y adolescentes.
El multiculturalismo acelerado que se está operando en la institución escolar ha de acompañarse de significativos cambios en los procesos formativos. Es urgente, por ejemplo, que los educadores reciban preparación intercultural que les capacite para comprender y desarrollar la personalidad básica de los estudiantes con quienes se relacionan. El desconocimiento o la incapacidad para promover la competencia social puede generar problemas de toda índole: fracaso escolar, inadaptación, ansiedad, enfrentamientos, etc.
Algunos componentes de la competencia social son:
Habilidad: La habilidad es la capacidad y la destreza para realizar algo.
Para que podamos hablar de habilidades sociales es preciso que estas destrezas sean beneficiosas y satisfagan, es decir, han de enmarcarse en un comportamiento aceptado y valorado socialmente.
Las habilidades sociales son necesarias para la plena adaptación vital. El entrenamiento en este tipo de destrezas ayuda a superar el aislamiento, la inseguridad, la timidez y las conductas antisociales.
Objetivo: Es la meta a la que se dirigen las personas en sus interacciones sociales. En el ámbito escolar, los objetivos dirigen las acciones de los alumnos y su amplitud dificulta su clasificación. Es fácil suponer, empero, que muchas de las metas de los escolares tienen que ver con reclamar la atención de compañeros y educadores, el deseo de agradar, la obtención de buenas calificaciones, etc.
Estrategia: Son los planes de acción que se encaminan a alcanzar los objetivos. Las estrategias son reguladas por el propio sujeto y pueden modificarse a través de la educación; pensemos, por ejemplo, en la ayuda que brinda un niño a un compañero con la intención de iniciar una amistad, en la realización de deberes para aprobar la asignatura, etc. Con el paso del tiempo, las estrategias, siguiendo el curso propio del desarrollo, se tornan más elaboradas y positivas, salvo que haya alguna patología o el alumno carezca de experiencias sociales enriquecedoras.
Situación: La realidad social condiciona las relaciones de los escolares. Tanto la situación objetiva como la subjetiva influyen en los objetivos y estrategias de los alumnos.
La competencia social se adquiere y desarrolla merced a las experiencias positivas que el niño halla en el ámbito familiar, escolar y social. El contacto con sus pares y educadores favorece la adquisición de comportamientos, pues el niño aprende de los modelos que observa, de sus propias acciones y de los refuerzos que obtiene. La importancia de la situación social lleva a resaltar la necesidad de establecer en los centros escolares un clima educativo apropiado, esto es, presidido por la cordialidad, el respeto y la confianza, que permita el establecimiento de relaciones positivas al realizar actividades
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