ENFOQUES CLÁSICOS DE LA ADMINISTRACIÓN
Enviado por Henyerlin Pacheco • 3 de Octubre de 2018 • Ensayo • 1.111 Palabras (5 Páginas) • 156 Visitas
GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN – PARALELO “B”
DRA. INGERBORD VÉLIZ ZEVALLOS
ESTUDIANTE: PACHECO BRAVO HENYERLIN DORIELA
ENFOQUES CLÁSICOS DE LA ADMINISTRACIÓN
La administración como se conoce hoy en día no ha sido la misma desde su momento de instauración, la evolución del hombre como sociedad y los diferentes eventos políticos y económicos que lo acompañaron lograron que se desarrollara esta rama de la ciencia de la manera en la que lo hace ahora. A partir del siglo XVIII, luego de la revolución industrial se empieza a desenvolver la administración con sus enfoque clásicos, cada uno de ellos acompañado de un personaje en particular, sin embargo, se asemejan en afirmar que el hombre se comporta impulsado por sus intereses económicos. El trabajador buscará siempre el mayor beneficio para el mismo y por ende, se buscará beneficiar también a la empresa.
Los principales enfoques clásicos de la administración son la administración científica, la teoría del proceso administrativo y la administración burocrática.
El principal exponente de la administración científica fue Fredrick Taylor, él empezó a desarrollar su modelo administrativo a partir de 1911, establecía que se debe asegurar la máxima prosperidad de la organización así como también la máxima prosperidad para el empleado. Mostrando de esta forma su interés por generar beneficios no solo para el propietario de la empresa sino también para aquellos trabajadores que la mantenían en pie. Él logró identificar un gran déficit en la productividad de las empresas y determinó que esto se debía a que no todos los trabajadores realizaban las tareas de la misma manera o de la manera correcta, sino como a ellos se les ocurría, por tanto propuso capacitar a los supervisores para que los empleados pudieran rendir a sus máximas capacidades, beneficiando de una manera directa a los intereses de la empresa.
La productividad del trabajo podría realizarse siempre y cuando cada tarea en particular fuese estudiada y a cada trabajador se le capacitara de la manera correcta para que el mismo fuera suficientemente eficiente en su labor. Desarrollando las técnicas más adecuadas para la obtención de un producto de mayor calidad. Taylor fue considerado como el padre de la administración científica, gracias a sus numerosos aportes a esta rama. Él también propuso periodos de descanso, para intentar eliminar las situaciones de estrés y cansancio que sufrían los trabajadores tras extenuantes horas laborales y que en dicho momento ya no rendían sino más bien realizaban movimientos y tareas innecesarias que enlentecían la productividad; con los periodos de descanso se pretendía eliminar todos estos factores.
Un segundo enfoque clásico de la administración fue basado en los intentos por documentar y comprender las experiencias de los administradores de éxito. Entre ellos se encuentran Henri Fayol y Mary Parker Follet.
Fayol identificó las cinco “reglas” de la administración, muy parecidas a las empleadas hoy en día. Según él eran: Planeación, Organización, Dirección, Coordinación y Control. Manteniéndose hasta la actualidad donde se elimina coordinación como un paso y se incluye en los otros. No solo con eso, propuso que la administración podía enseñarse, pero para poder realizarla de manera correcta se debía seguir su doctrina, bien explicada en esos cinco pasos y además seguir un rango de jerarquía que permitiese organizar las instituciones y empresas, estableciendo un principio de unidad de mando; la cual establece que cada persona debe recibir órdenes de un solo jefe y además el principio de unidad de dirección, este dice que una persona debe estar a cargo de todas las actividades que tienen el mismo objetivo de desempeño. Esto permite entender que Fayol quiso organizar la ciencia que se estaba desarrollando, generando pasos y especificaciones bien concretas que permitiesen lograr el éxito de la empresa, favorecer su productividad, alcanzar objetivos planeados y sobretodo, evitar el fracaso.
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