ENSAYO COMO GATOS Y RATÓNES

ENSAYO COMO GATOS Y RATÓNES

“Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos ordenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común” (Galeano, E.).

El Gobierno es el principal pilar del Estado; la autoridad que dirige, controla y administra sus instituciones, la cual consiste en la conducción política general o ejercicio del poder ejecutivo del Estado. En ese sentido, habitualmente se entiende por tal órgano (que puede estar formado por un presidente o primer ministro y un número variable de ministros) al que la Constitución o la norma fundamental de un Estado atribuye la función o poder ejecutivo, y que ejerce el poder político sobre una sociedad. También puede ser el órgano que dirige cualquier comunidad política.

A continuación, en el presente ensayo, reflexionaremos como la falta de gobierno, de una autoridad que dé la cara por sus representados, provoca la falta de equidad y control sobre los habitantes, en este caso del barrio “Estrella”.

Tal como se menciona en el largometraje, el barrio “Estrella” es descrito como barrio de pobres, de aquellos olvidados del mundo, olvidados de su propio País y de un estado que vele por su bienestar, dicho, así como “la tierra de nadie”. Es así, que de entre los propios habitantes nace un gobierno; dos familias las cuales representan al pequeño barrio, dos familias que entre nadie dieron la cara ante el resto del mundo para exigir los derechos de sus vecinos y amigos.

Después de varios intentos y tiempo de espera, lograron que la voz del barrio sea escuchada, exigieron a su gobierno los servicios básicos de los que antes carecían; después de años de espera la luz pública llego al barrio “la estrella”, las calles por fin se encontraban iluminadas, sin embargo, las casas aun carecían de este servicio. Entre las dos familias arreglaron una solución, robar la luz pública de los postes para conectarla a cada uno de los hogares del barrio.

Sin embargo, aunque todo el barrio se encontraba iluminado, los problemas no se hicieron esperar. Una serie de bromas pesadas entre las dos familias representativas del barrio, fueron el inicio de los siguientes acontecimientos que hicieron que el barrio quedara dividido en dos bandos dirigidos por las dos familias.

Se creó un ambiente de odio e intolerancia, que poco a poco fue aumentando para terminar en un final trágico. Las discusiones llegaron a tal punto, que las dos familias se enfrentaron junto con su gente entre amenazas de muerte, el gobierno que ellos mismo había creado, se estaba desmoronando, por la división de su gente y las diferencias entre ellos.

Al final, la segregación, la falta de unidad, y la incapacidad de perdonarse los unos a los otros, no solo cobró a las familias, sino que ese odio se llevó consigo a todo el barrio, aquel final trágico concluyó con la mayoría de los habitantes del barrio, siendo víctimas mortales de la falta de estabilidad y paz entre ellos.

Todo ciudadano tiene derecho a decidir si su gobierno es bueno o malo. Los ancianos hablas con nostalgia de buenos gobiernos de antaño. Seguros de que todo gobierno de antes fue mejor, aunque no sea así. Los jóvenes se encogen de hombros pensando en que todo futuro gobierno podría ser mejor, y los pobres sonríen con tristeza porque bueno o malo, nada ganan con el gobierno.

Con los malos gobiernos, llega menos dinero a manos del pueblo, los sueldos se recortan con tijeras filosas, faltan cobijas y sobran revoluciones, sube la mortalidad, bajan los nacimientos, aumentan los hijos y deudas artificiales. Para terminar afirmando en todo lúgubre que “ninguna epidemia tiene efectos tan desastrosos como un mal gobierno” (Anónimo, 1997).

Conclusiones

Ahora se nota una separación grande de los hombres, no sólo por clases y estamentos, también por edades y estados. A los adolescentes se les ve en algunas capitales dictar la ley de la calle, andando a pedradas con los guardias e injuriándolos.

Los estudiantes deliberan verbosamente, sin ahorrar saliva para la vejez. Los casados celebran unas reuniones, los banqueros se reúnen con los banqueros; los artistas, con los artistas; los profesores, con los profesores (Baroja, 1978).

Debe haber otras reuniones homogéneas de gentes con intereses comunes: viudas, estanqueros, sacerdotes. El grupo homogéneo, ante todo. La solidaridad de grupo llega a que también se expresen como tal todas las personas, que no solo nos representemos con un denominado grupo, sino que nos sintamos parte de una sociedad, un pueblo al que podamos decir “nuestro”, he ahí la unidad, la estabilidad.

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