Economía Popular y Pobreza

ECONOMIA POPULAR Y POBREZA

JOSÉ RAFAEL DOMÍNGUEZ AYALA

Es preciso conocer primeramente, qué es la Economía Popular, así  como entender la  estructura organizativa sobre la cual opera esta economía alternativa, que construye importantes apoyos al desarrollo monetario y social de los países, con grandes aportes a las economías de los  mismos y a la generación de empleo.

Queda muy claro, como lo aseguran algunos autores, que la economía popular es una  respuesta a las crisis que permanentemente, y en forma cíclica, azotan, de cuando en cuando, a las naciones latinoamericanas y que esta actividad económica, alejada del sector privado predominante,  surge ante la necesidad de las familias de encontrar nuevas formas de ingresos económicos, por un lado, y por otro, aliviar los embates de la pobreza y las carencias. Dicho en otras palabras, la Economía Popular es el arma a la que acuden las poblaciones excluidas socialmente, víctimas de las desigualdades del orden económico establecido y una distribución de riqueza ineficaz.  (Romero Alexis, Economía Social, Solidaria y Popular, un Debate Inacabado, 2011)

Con el anterior preámbulo, es sencillo definir lo que es la Economía Popular, conceptos en los que coinciden muchos investigadores sociales, para los cuales se trata de una diversidad  de actividades económicas realizada por un grupo de trabajadores independientes que a través de múltiples oficios y en lugares de grandes aglomeraciones humanas, producen y comercializan todo tipo de bienes y servicios, fundamentados, muchas veces, en conocimientos artesanales  o ancestrales apropiados, que pueden variar dependiendo de la región.  

Es de precisar que las actividades inmersas en la Economía Popular no solamente son realizadas por trabajadores independientes, sino igualmente por micro empresas uni o multifamiliares que utilizan casi siempre su mismo sitio de residencia o algún local adyacente para sus actividades productivas, y que igualmente pueden éstas girar alrededor de organizaciones económicas populares conformadas por grupos de personas o familias que colocan sus escasos recursos para gestionar conjuntamente, a través de la ayuda y cooperación mutua, los trabajos que les generan ingresos  para sus necesidades básicas tanto materiales como inmateriales .(Razeto  Migliaro Luis, Economía Popular, Mal llamada informal, 2008)

Este trabajo conjunto, en el que se unen grupos familiares, de organizaciones,  de vecinos o amigos, para gestionar las actividades productivas de bienes o servicios, es lo que ha llevado a que se considere que la economía popular trasciende la ganancia material y se convierte en un instrumento de reproducción ampliada de la vida, estableciéndose un fuerte vínculo sobre la base de la camaradería, reciprocidad, solidaridad y cooperación mutua, que lleva a estos grupos productivos que conforman la Economía Popular, a crear sus propias estrategias de supervivencia.

Y de supervivencia, porque desde finales del siglo XX, cuando se menciona el término Economía Popular, el imaginario colectivo asocia a las actividades que la conforman con personas excluidas del mundo asalariado, o a los que habiendo sido trabajadores, emigran de éste por sus bajos salarios, o aquellos que por su nivel educativo o habilidades laborales no tienen más alternativa que el trabajo callejero, y que tienen como denominador común la pobreza en la que viven, convirtiendo a los trabajos que realizan en una forma de respuesta a la penuria de los ingresos y su precariedad. Podríamos decir, en consecuencia, que esta economía nace desde la situación de marginalidad, pobreza y exclusión en que se encuentran grandes núcleos de la población.

Con el desempleo y el aumento de la pobreza en los países latinoamericanos, las personas enfrentan el desafío de  realizar cualquier actividad para sobrevivir, y como no consiguen vincularse al trabajo formal acuden a la Economía Popular como una forma de enfrentarse al desempleo estructural y a los demás procesos de exclusión social, organizando individual o colectivamente sus iniciativas económicas para lo cual cuentan únicamente con sus propias fuerza de trabajo. ( Sarria Icaza, Ana Mercedes,  Tiribia Lía,  Economía Popular).

Y cuentan con sus fuerzas de trabajo, porque los recursos de los que disponen los actores de ésta economía para desarrollar sus acciones productivas que le garanticen su ingreso, son tan precarios como las oportunidades que tienen de acceder a un crédito fácil y generoso. Adicionalmente, en muchos países a la Economía Popular se le asocia injustamente a situaciones de ilegalidad, y es considerada en muchas ocasiones como una receptora de capitales de dudosa procedencia.

Pero ya se conoce que el enfoque económico de esta actividad productiva está lejos de la acumulación de capital, y por el contario, como ya lo mencionamos, su economía está basada en el ser humano y su desarrollo, y casi nunca los actores de la Economía Popular tienen entre sus prioridades el ahorro, y cuando gozan de excedentes económicos, estos se invierten en el consumo y no en la potenciación de sus actividades.

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