Educacion y evaluacion en tiempo de pandemia
Enviado por karladacri • 2 de Diciembre de 2020 • Documentos de Investigación • 1.817 Palabras (8 Páginas) • 240 Visitas
EDUCAR Y EVALUAR EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS
Capitulo 1: Planteamiento del problema
El 14 de marzo de 2020 se decretó en México un estado de alarma, debido a la pandemia del coronavirus COVID-19, un virus que ha producido una crisis mundial. Se cerraron los centros educativos de todo el país y se ordenó que todos: niños, niñas y jóvenes estudiantes, así como la población en general (excepto quienes realizaban servicios esenciales), permanecieran confinados en sus domicilios, hasta finalizar el estado de alarma, dado que esta parecía ser la medida no-clínica más efectiva para frenar el avance de la pandemia. En poco tiempo se tuvo que reorganizar todo el sistema educativo para que millones de estudiantes pudieran continuar el proceso de enseñanza y aprendizaje a distancia, desde sus hogares, en confinamiento. La docencia y la atención educativa presencial fue sustituida por enseñanza en línea. El gobierno, estableció como primera medida, que, durante el período de confinamiento, “se mantendrían las actividades educativas a través de las modalidades a distancia y ‘en línea’, siempre que resulte posible”. Los centros educativos y el profesorado tuvieron que improvisar con los medios que tenían a su disposición, una estructura que ha permitido a una buena parte de los estudiantes de todas las etapas educativas seguir el aprendizaje. Utilizando sus propias computadoras, tabletas, celulares y los medios que se podrían obtener desde casa; continuando la mayor parte de su docencia con el celular, vía WhatsApp, o vía email; aprendiendo sobre la marcha cómo utilizar programas de videoconferencia y de trabajo en grupo en línea; utilizando la estructura “didáctica” impuesta por las plataformas tecnológicas (classroom). Pasar de una docencia presencial a un trabajo a distancia, tratando de llegar a todo el alumnado de un día para otro, con escasos medios tecnológicos, poca formación en su uso didáctico, escasa experiencia en educación digital, en redes de aprendizaje y trabajo colaborativo en línea, sin experiencias previas en que basarse y sin un operativo previsto, no fue nada fácil.
Las administraciones educativas impulsaron plataformas que intentaban dar soporte a los centros educativos, con espacios web, donde ahora abundaban los recursos educativos y cuando antes eran dispersos, para docentes, alumnado y familias. Incluso se puso en marcha la televisión educativa (5 horas diarias). Y se pusieron prácticas de enseñanza y evaluación en línea que se estaban implementando sobre la marcha, como en otras partes del mundo que estaban sufriendo el mismo fenómeno.
Fuimos testigos entonces de situaciones en donde la brecha digital fue expuesta: el alumnado se veía saturado de “deberes”, obligados a quedarse en casa y seguir las clases en línea durante un largo periodo de confinamiento, en entornos familiares que les ayudaban cuando podían. Apañándose de un celular con escaso almacenamiento para buscar información, para acceder a aquellas plataformas (classroom), en las que los centros educativos y el profesorado mandaban las tareas, y para hacer fotos de sus trabajos realizados para así poder enviarlos vía WhatsApp a sus profesores. No podemos dejar de exponer, los datos que se han publicado sobre la situación de México: según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre el uso de la tecnología, en 2019, el 11% de los menores de 15 años no tenía acceso a una computadora (INE, 2019). Unicef nos dice que el 8% de los menores de 10 a 15 años no disponen de acceso a internet desde sus hogares (EU Kids Online, 2018). También, en el primer estudio que se hizo durante la crisis del Coronavirus a 5.600 familias de escuelas públicas, se detectó que dos de cada tres alumnos tienen que compartir la computadora o algún otro dispositivo con sus padres y hermanos, y uno de cada tres carece de Internet de calidad.
La brecha digital se ve incrementada en el ámbito rural, donde la brecha territorial de desconexión digital es mucho mayor. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Economía y Empresa (2019), apenas el 38% de la población que vive en el ámbito rural dispone de conexión de banda ancha de alta velocidad (100 Mbps), mientras que en el resto del país este tipo de cobertura llega al 80%. La mitad de la gente que vive en áreas rurales posee habilidades digitales básicas; mientras que, en el caso de las ciudades, el porcentaje llega al 63%. No se puede esperar que el curso escolar siga sin más, porque muchas familias siguen sin tener acceso, hoy en día, no se cuenta con los mínimos vitales que les permitan su subsistencia, y aún más viviendo con una situación de estrés hace que la educación en estos tiempos sea impensable. La brecha digital se suma, con el COVID-19, a la brecha social y al distinto uso de la tecnología según clase social: es así como el alumnado de familias de menos recursos económicos y culturales, tienden a pasar más tiempo ante los dispositivos digitales y en la red que sus compañeros de clase media y alta y escolarizada, etc., haciendo un uso más indiferenciado, consumista y pasivo; mientras que estos últimos, al tener acceso a una oferta más amplia de actividad cultural y de ocio alternativo y tener entorno familiar con más recursos para entender, controlar y orientar lo que hacen estos ante las pantallas hacen un uso más variado, selectivo y formativo de la tecnología y las redes. Lo que amplia todavía más la desigualdad educativa. El problema es que son estos niños y niñas, los que más necesitarían “conectarse”, son los que más tienden a no hacerlo en esta situación. Una parte del alumnado con mayores dificultades y menos recursos siguen sin ser localizados por su profesorado tras el fin de las clases presenciales.
CRITERIOS DE LA SEP PARA EVALUAR A LOS ESTUDIANTES DURANTE EL CORONAVIRUS
La Secretaría de Educación Pública (SEP) emitió una serie de orientaciones a maestras y maestros de educación básica para evaluar a sus alumnos en medio de la pandemia de Covid-19, en donde la asignación tradicional de calificaciones pasará a segundo término para dar paso a otras estrategias que consideren la situación de cada estudiante para su evaluación.
La dependencia plantea, al momento de calificar, dar prioridad a la función formativa de la evaluación, emplear estrategias complementarias para el aprendizaje, valorar los avances a partir del contexto particular de los estudiantes ya mencionados anteriormente, considerar las condiciones específicas en que la emergencia sanitaria lo ha afectado, utilizar
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