Educación por competencias en México

Educación por competencias

1. El tema de las competencias parece se encuentra de moda en nuestro país. México no se encuentra al margen de las transformaciones que están experimentando las sociedades actuales, el rápido desarrollo del conocimiento y la multiplicación y reproducción del mismo. La velocidad con que las personas compartimos los saberes que hace años tardaban mucho en ser revelados. Los medios de comunicación y  el internet nos llevan a ser ahora sociedades del conocimiento donde es necesario compartir con los otros todo tipo de información y la educación no es la excepción. No existe un entorno educativo al que asistamos y no escuchemos hablar de competencias. En cada una de las actividades que realizamos de manera cotidiana nos solicitan movilicemos nuestras competencias para llevar a cabo una tarea determinada, competencias como alumnos, como docentes, como directivos, como miembros de una sociedad.
2.          Sin embargo, este tema resulta complejo pues no parece quedarnos muy en claro lo que es una competencia. Entendemos las competencias como el conjunto de saberes, habilidades, actitudes y valores que ponemos en práctica para resolver una problemática de manera eficaz y eficiente en un entorno particular. De tal suerte, que la educación por competencias no es otra que, aquella que centra la atención en el alumno como eje rector de la misma, con el objetivo de desarrollar en él las competencias que le serán útiles para insertarse en la sociedad de una forma adecuada y así lograr conformar una mejor nación. Lo importante ya no es transmitir un cúmulo de conocimientos que se aglomeren en la cabeza de los estudiantes, sino presentar situaciones lo más cercanas posibles a las realidades que los alumnos experimentan con problemáticas particulares, las cuales deben ser resueltas para concretar un fin. La educación por competencias busca promover en el estudiante el aprendizaje permanente, la capacidad para resolver problemas, el manejo de emociones y conductas para la sana convivencia en una vida en sociedad. Todo esto con el afán de entregar a las nuevas sociedades individuos que contribuyan a la mejora de su entorno y de su propia vida.
3.         Finalmente, la educación basada en competencias requiere que el docente actual sea uno dispuesto a modificar su propio comportamiento y cosmovisión del mundo a fin de adaptarse a los cambios vertiginosos que vivimos actualmente y responda a las exigencias planteadas en los nuevos currículos. Provocando una transformación en aquellos individuos a los que facilitará el desarrollo de competencias, pero al mismo tiempo volcando sobre sí mismo este cambio que redundará en una congruencia entre el ser y el hacer.

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