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El Alcance Politico Del Pensamiento


Enviado por   •  6 de Febrero de 2014  •  2.577 Palabras (11 Páginas)  •  245 Visitas

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Ya se ha discutido los límites de la ciencia política empírica y he propuesto diversas alternativas para que esta disciplina pueda enfrentar los rígidos cañones cientificistas a los que los cultivadores más ortodoxos la han sometido. Para abrirse a la filosofía política hay que tomar la transdiciplinariedad, considerar la dimensión simbólica de la política son tan solo algunas de las muchas opciones que la ciencia política tiene a su alcance para superar la trivialidad y la insustancialidad que hoy acusa con esta misma intención se explica en este capitulo el alegato a favor de la historia de las ideas políticas , entendida como una disciplina interesada en reconstruir e interpretar las preocupaciones centrales , las experiencias y las ideas formativas de los humanos con respecto a la política a lo largo de la historia, defendiendo mas aun la imposibilidad de pensar hoy la política sin la lectura de los clásicos, con este objetivo bien el programa de búsqueda establecido por unos investigadores que se propusieron revalorar a los clásicos del pensamiento político en la actualidad establecía lo siguiente:

1. Hoy quien vuelve a los clásicos se beneficia, hasta cierto punto, de la oportunidad de unan conmoción múltiple en el terreno del que brotan recurrentes reservas acerca de releer a dichos pensadores del pasado, agita unos saberes que constaran sus limitaciones resuelve las vísceras de una ciudadanía que no puede ocultar su indignación, y abre la perspectiva de una historia que por imprevisible algunos científicos y no pocos políticos querrían ver acabada.

2. Sin embargo la crisis de las ciencias sociales no ha devuelto la tarea legislativa a la filosofía. No trata de que los filósofos hagan ahora lo que las ciencias no han querido hacer, aunque estaba en su proyecto, sino que las ciencias sociales no han podido culminar su pretensión de convertirse en faros de la verdad, extendida con rapidez entre los que han cambiado el pensamiento por el dictado de apuntes de clase como nueva administradora de la verdad.

3. ¿Para que los clásicos, esos autores añejos y distantes en una época que apremia, que urge a lo concreto? ¿Para que los clásicos ante unos saberes a los que ya despunta la barba de ciencias hechas y derechas? No eran pocos los que pensaban que los clásicos tenían cuando mucho el sentido de permitir un respiro entre las solicitaciones de la realidad, eran vistos como un lujo de pensamiento y en la misma medida un obstáculo para la acción, (quien piensa no actúa) en épocas democráticas se deja seducir por sus encantos cae bajo la sospecha de la distinción elitista.

4. Volver la mirada hacia nuestro pasado no tiene una internación pedagógica : no busca ilustrar el presente con los desatinos de un pensamiento extraviado, ni componer la guía del curioso intelectual, la intuición surge del sentimiento, apenas una intuición en el sobrecargo mundo de los datos, de que las claves del presente no están dadas con el, de que somos arrastrados por una corriente iniciada en otro lugar y en otro momento, la experiencia de una ausencia, el silencio del tiempo y la naturaleza. Ese silencio masivo es roto de cuando en cuando por las masivo es roto de cuando en cuando por las masivas que, sorteando los mil avatares, han conseguido alcanzar el presente: son la escritura deseando comprender el sentido del poder en el sentido de la libertad y justicia y de la verdad se transforma en obra de pensamiento, obra de arte, literaria.

A continuación mi propio itinerario para volver a los clásicos de la mano de dos grandes filósofos políticos del siglo xx, igualmente clásicos: Carl Schmitt y Hannah arendr, no enseñan que descubrir a un clásico no es una cuestión previa a pensar la política, en el peor de los casos, leer un clásico y reflexionar sobre la política son procesos simultáneos. Pero antes de ello un paréntesis sobre las características de los disciplinar en el que se mueven estas reflexiones, la historia de las ideas, la intención es denunciar implícitamente una atmosfera intelectual propiciada por la ciencia política empírica, que ha convertido el saber sobre lo político en un asunto pragmático al margen no solo de las historia de las ideas, sino de los grandes pensadores dijeron de la política.

Un paréntesis sobre la Historia de las Ideas Políticas

En una primera acepción, la historia de las ideas política, tiene como objeto de estudio las grandes ideas o teorías políticas, es decir, aquellas posiciones en materia política que mediante un largo proceso se convirtieron en una parte de la cultura occidental y que explican algunas de las preocupaciones, experiencias, frustraciones, aspiraciones, etcétera, de los seres humanos en un momento y espacio determinado.

Esta primera mención no niega validez a las ideas políticas no occidentales. De hecho, también civilizaciones milenarias de Oriente, como Japón, China, India, Etcétera. Desarrollaron tradiciones cognoscitivas de aspectos e innegablemente importantes de la política.

Asimismo, encontramos historiadores de las ideas políticas interesados más en la lógica de construcción del discurso de los autores y los textos examinados, y otros preocupados principalmente por el contexto histórico en el que un pensador político interviene. Mientras para algunos existe una evolución positiva en la historia de las ideas políticas, es decir estas se han vuelto más específicas y menos especulativas. Algunos autores sostienen que incursionar en las ideas Políticas del pasado tiene como objetivo contribuir al esclarecimiento de problemas políticos actuales.

Desarrollos Recientes

Suele pensarse que la historia de las ideas políticas mantiene una controversia con la ciencia política, por cuanto la primera es teórica y la segunda empírica. El politólogo David Easton, critica el carácter histórico y no científico de la historia de las ideas, por cuanto es el producto de una tendencia a aceptar acríticamente los valores contemporáneos. Así, la típica historia de las ideas política no se interesaba en los valores políticos del pasado en relación con el presente, sino que más bien consideraba su historia como una mera narración. Obviamente, la posición de Easton fue criticada por los historiadores de las ideas.

El filósofo Leo Strauss, sostuvo que el estudio del pasado ha sido de singular importancia para un entendimiento apropiado de fenómenos políticos modernos. No fue sino hasta los años sesenta y setenta que la teoría política, en su vertiente empírica y normativa, se reconcilió. Para muchos era razonable que la filosofía política reconociera la importancia de los datos empíricos y que la ciencia política recuperara las

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