El Complejo De Edipo
Enviado por watster • 13 de Diciembre de 2013 • 423 Palabras (2 Páginas) • 342 Visitas
Sinceramente, la poesía es un despojo cultural. Interesante es la historia, el devenir del hombre en felación con el resto de especies que pueblan este hermoso planeta.
Sentir los cambios de paradigma y comprobar cómo asumimos tales discrepancias sin el menor reparo, dejando laterales muertos en esta sublime sinfonía de estancias que es la vida. Fabulosos sueños de margarita y deleite de nuestros antepasados, los monos fornicadores de Madagascar.
Experimentar cómo determinadas expresiones literarias van cambiando con el tiempo enriqueciéndose de polvo y vómitos de borracho y nos podemos encontrar bellezas, que hoy se consideran una exquisitez, y hace unos años daba diarrea iconoclasta. Eso enerva mi única neurona plausible, obcecada en el entrefalo: ¡qué gran correspondencia! Juego de palabras inventado, seguro, por alguna hembra remisa al coito: falo y encéfalo ambos situados en el mismo lugar del cuerpo.
Estimados dosleyentes, las cuatro palabras que conjugan mi verbo y mi verdad: coño, escroto, tetas y pene vienen de la reiterada lectura de Max Calzone, Vergudos del Sagrado Corazón, El Púgil de Ferrari, Totem, Chambeadoras, Víbora, Culeadoras sin fronteras y un largo etcétera de grandes creaciones del comic que han hecho el deleite de varias generaciones, poetas masturbadores como diría el maestro Villa.
Ahí es donde mejor pude comprobar la teoría de la evolución, ahí aprendí gastronomía y filosofía, incluso la teoría de la deriva continental. Me apasioné por el maestro Darwin, que su memoria sea honrada con muchas botellas de ron, en este cálido mar de Puerto Viejo. Nosotros hemos podido comprobar innumerables veces que sus teorías evolutivas casi siempre se cumplen. La última fue por casualidad investigando el lenguaje poético en los comic pornográficos. Nos dimos cuenta cómo las tetas de las protagonistas han ido engordando a lo largo del tiempo: desde los picarones abultamientos de Betty Boop, pasando po los primeros desarrollos mamarios de Jane, personaje de Norman Pett, hasta las tetas sinceras de las protagonistas del Víbora. Ejemplos fehacientes que encajan perfectamente con las teorías de Desmond Morris, investigador que sostiene que las tetas en la mujer desempeñan dos funciones: maternal, como productores de leche, y sexual como potentes estímulos visuales y táctiles para el varón. Morris asegura que, para ejercer ese poder sobre los hombres, los pechos femeninos han tenido que perder parte de su eficacia como órganos maternales hasta lograr un engrosamiento rotundo y permanente como respuesta a las presiones sexuales, para llamar la atención del macho ya convertido definitivamente en un energúmeno netamente chupador. Y yo me pregunto, ¿tendrá esto algo que ver con el complejo de Edipo de nuestros hijos?
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