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El Declive Del Hombre Publico


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  1.111 Palabras (5 Páginas)  •  418 Visitas

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Si, bien, sabemos que partiendo de la idea de que el espacio y su configuración es resultado de un proceso dinámico de ideologización que proyecta quiénes somos, este ensayo plantea, como objetivo principal, la crisis del hombre actual que lo lleva a descontrolar el equilibrio entre el hombre y un hipotético modelo de una vida pública. En sí, es la convergencia de varios caminos de investigación en la persecución de las bases socio históricas sobre las cuales se cimienta nuestra contemporaneidad. Al tiempo que señala cuáles han sido los principales procesos de transformación que hemos atravesado, qué dirección han llevado y, por supuesto, hacia dónde nos pueden llevar en el futuro. Para Richard Sennett, el sistema de producción capitalista es la principal causa de la más reciente y contundente transformación del espacio social. A partir del s. XVIII, con la compatibilización del surgimiento de las nuevas realidades urbanas, por un lado, y la substitución de las bases sociológicas tradicionales con la decadencia de las clases gremiales y rentistas por la nueva clase burguesa, por otro lado, la conceptualización e ideologización del espacio habría cambiado por completo. Sennett se detiene en la concepción del espacio público, en su construcción a lo largo del tiempo, para mostrarnos cómo se va deteriorando en cuanto espacio válido para las relaciones humanas. Desde el teatro hasta los cafés, los espacios de conversación social antaño poseían una clara ritualización: existía una base formal pactada en la que lo público podía definirse en paralelo a la representación de un rol ciudadano, un rol colectivo aceptado por todos. Como si la persona fuese un actor profesional, se asumían y aceptaban unas reglas para la representación de un papel atribuido colectivamente: mediante la posición de las personas dentro de una estructura más o menos estable y reconocible de convivencia. El sistema de producción capitalista cambia las reglas del juego, en cuanto convierte lo estable en líquido y lo objetivo en interpretable (lectura social actualmente etiquetada, según la profundidad de la lectura que se haga, como ‘posmodernismo’ o ‘relativismo’). Mecanismos de psicología social inherentes a la legitimación del capitalismo, como el fetichismo de la mercancía -en cuanto humaniza y personaliza a los objetos concediéndoles atributos ajenos a su configuración y posibilidades reales-, desvinculan el objeto de su función. La ruptura de este vínculo abre posibilidades casi mágicas que proyectan el sistema productivo a realidades alternativas, en cuanto carentes de consecuencias, en las que la realidad social es el medio para acceder al fin hipotético de la mercancía. La propiedad y la individualidad confluyen en la garantía del acceso a esas nuevas posibilidades mágicas. Nadie que no tenga poder adquisitivo, podrá acceder a las propiedades de las mercancías. El trabajo se desvincula de su función en el sistema productivo: el trabajador ya no afronta su explotación como un medio para su supervivencia, sino como un medio para acceder a la propiedad de las mercancías que pueden mejorar su existencia. La precariedad de su vida no es consecuencia de su posición en un sistema productivo injusto (culpabilidad estructural), sino de su propio fracaso en el acceso a la mercancía y a sus propiedades mágicas (culpabilidad personal). El espacio público entra en decadencia porque, con este nuevo esquema mental, con esta nueva representación ideológica del ser social, la necesidad y la utilidad de la ritualización desaparecen. Lo público

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