El Funeral de la Humanidad

El funeral de la humanidad

Desde el momento en el que nacemos nos vemos bombardeados por los medios. Al nacer nos proporcionan un manto rosa o azul de acuerdo a lo que hayan descubierto en nuestro organismo. Nos dan una muñeca con exagerados atributos o un coche de plástico, nos adornan con vestidos de colores o fijan una asfixiante corbata alrededor de nuestro cuello.

        En el momento de nuestro primer respiro nos encontramos sofocados por estereotipos inútiles y limitantes. Nos dan altos estándares que muy probablemente nunca alcancemos a la perfección en el transcurso de nuestra vida, y por esto nos vemos atormentados porque hemos fallado en alcanzar estas metas, aunque la realidad es que nadie nunca los alcanza.

Al ser aplastados y saturados por falsos ideales desde una temprana edad no resulta sorprendente que muchos niños y jóvenes carezcan de infancia. Pasamos la infancia, niñez y adolescencia siendo obligados a crecer. Los adultos tienden a empujarnos a crecer, ansiando que dejemos de ser niños. Los padres pasan la temprana adultez de los hijos deseando poder regresar el tiempo, para que tengan una segunda oportunidad en criarlos. La sociedad nos obliga a madurar cada vez más temprano para poder sobrevivir dentro de ella, para poder alcanzar los estándares que se nos solicitan, y estos se alejan cada vez más de lo real y lo alcanzable por el ser humano.

        Cada vez los adolescentes y niños hacen cosas que hace unos años eran impensables para su edad. Vemos a pequeños niños menores de 5 años trabajando por su alimento y cocinando, limpiando la casa de pies a cabeza como si su vida dependiera de ello. Adolescentes que tienen hijos a una edad cada vez más temprana, que consumen alcohol y drogas desde que salen de la primaria. Los obligamos a crecer para que se puedan acoplar a nuestro ritmo de vida, aunque este les resulta dañino, y los lleva a desafiar toda orden que se les dé. Esto sucede desde hace décadas, sin embargo, hoy en día hay dos principales factores: los padres y los medios.

        Aunque muy pocos lo dicen, muchos padres quieren que sus hijos crezcan para contar con una responsabilidad menos, una carga menos. Sin embargo, dentro de esta carencia de lógica, muchos padres esperan tener cierto control de su vida siempre. Por esto, en cuanto sus hijos son adolescentes y muestran una mínima cantidad de independencia, tratan de revertir el efecto que su negligencia ha generado en los hijos.

        Esto únicamente tiene como consecuencia problemas familiares, que hacen que el hijo se distancie aún más, y debido a que se dan frecuentemente los patrones de conducta, lo mismo podría suceder con la siguiente generación de la familia.

         Aunque este es uno de los dos factores que influyen más en los problemas que enfrenta un adolescente hoy en día, hay otro: la sociedad. Este segundo factor tiene un mayor peso que el primero, porque la mayoría de los adolescentes se suelen dejar llevar por la ola, y se niegan a nadar contracorriente. Si se les dice que fumar está de moda, las filas se hacen afuera de las tiendas para comprar cigarros. Si los cuerpos enfermizamente delgados están de moda, dejan de comer con tal de alcanzar los estándares que se les solicita. Esto es la presión social, la que muchas veces maneja la vida de los jóvenes y los lleva a hacer cosas de lo que después les afectará. Esto no sólo los lleva a enfermarse, tanto física como mentalmente, sino que se vuelve una insana obsesión. Como nos señalan María José Estrada Luna e Isabella Miranda Pasquel Diez, quienes realizaron una investigación de campo en el ámbito de las Ciencias Sociales y Humanidades:

“Como consecuencia de la presión social los adolescentes adoptan actitudes e iniciativas que por su cuenta no realizarían. Podemos mencionar el fumar tabaco, tomar alcohol, drogarse, y hasta tener relaciones sexuales. Existen diversas causas, entre ellas la preocupación: a no ser aceptado, a quedar fuera del grupo, a no encajar. El resultado es que los adolescentes terminan haciendo cosas que no quieren, o no deberían hacer.”

        Uno de los principales factores de la presión social son los medios, que promocionan cada vez más el consumo de drogas tanto lícitas como ilícitas. En el 2012, el 17% de los estudiantes de primer semestre de preparatoria y el 22.9% de quinto habían usado marihuana en el mes anterior a la encuesta. Esto que representa un aumento en comparación con el  14.2% de los estudiantes de primer semestre y el 18.8% de los estudiantes de quinto semestre en 2007.

        Esto no es dañino únicamente a la salud, sino también representa un gran peligro a sus vidas. El alcohol mata a más adolescentes que todas las otras drogas combinadas. Es uno de los tres factores principales de causas de muerte entre los jóvenes de 15 a 24 años: accidentes, homicidios y suicidios. Es terrible tener que pasar por estas situaciones. Hay que imaginar lo siguiente: tenemos un amigo o amiga que ha fallecido, o nuestro propio hijo o hija falleció. ¿La causa? Manejar mientras se encontraba intoxicado. Esto es un evento que destruye la vida de alguien. Imaginen tener que vivir sin una persona que es una parte elemental de su vida, todo porque alguien le dijo que sería más ‘divertido’ si tomaban un poco, y la presión social los llevó a tomar más de lo adecuado.

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