El Hambre

El hambre… EXISTE? Para quiénes…

Qué tristeza que todavía existan países, con hambre, donde la necesidad de afrontar la crisis hambruna es el mayor reto que día con día les quita el sueño. La pobreza en demasía provoca grandes enfermedades que a la vez trae consigo nuevas deficiencias, el hambre que se palpa en muchos pueblos está matando a miles de personas, sobre todos a niños.

Es muy cierto cuando se señala, que la pobreza es un fenómeno que se extiende por toda la Tierra. Existen grandes desigualdades en la distribución de la riqueza. La pobreza, el subdesarrollo, la marginación, la exclusión social, las desigualdades económicas, el racismo, son generadores de más pobreza.

Según la FAO, el hambre es uno de los problemas más grandes que enfrenta la humanidad. En el mundo hay 868 millones de desnutridos. En cifras representa el 12.5% de la población mundial. El 95% de las personas desnutridas viven en países en vías de desarrollo. 2.6 millones de niños menos de 5 años muere al año por mala alimentación. En México hay 1.8 millones de niños desnutridos.

El hambre, a su vez, produce una angustia que tortura a toda persona hambrienta desde que se despierta. La pobreza viola una amplia gama de garantías que comienzan con el derecho a la integridad física. La prioridad del derecho a la supervivencia y a las necesidades básicas, que es una consecuencia natural del derecho a la seguridad personal.

En México, la pobreza también ronda por millones de hogares. Lo ha señalado en sus discursos el presidente Enrique Peña Nieto: “Pero hay que reconocer que México, en pleno Siglo XXI, lamentablemente tiene entre su población a millones de mexicanos que atraviesan por la falta de alimentos necesarios y que, en consecuencia, viven en pobreza y bajo condiciones de hambre”.

El problema de la alimentación en México lleva a otro fenómeno: la desnutrición infantil, que es una mezcla de la repetida aparición de infecciones y del consumo insuficiente de alimentos, se asegura en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición.

Ante esta situación, se hace imposible pensar que en nuestro país exista una igualdad en el aprovechamiento educativo de los niños. Ellos son los destinatarios directos de esta pobreza. Con hambre, es muy difícil aprender. Con el estómago vacío, las letras no entran.

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