El Mito De Sisifó

El mito de Sísifo, como lo desarrolla Albert Camus (1913-1960), sigue interpelándonos y nos hace poner en duda la coherencia y la lógica de nuestra vida. “Una muestra del absurdo de la existencia cuando el hombre está condenado a llevar una tarea inútil y sin sentido de la que no puede escapar”, señala Roger Bartra.

Al reflexionar sobre el ensayo del escritor francés, en el centenario de su natalicio, el investigador emérito de la UNAM explica que el autor de El extranjero plantea el absurdo de la existencia al mostrar a Sísifo feliz y, hasta cierto punto libre, mientras sube eternamente una piedra a la cima de la montaña, una labor que nunca concluye o, como escribiera Camus, “un trabajador inútil de los infiernos”. Pero en ese entorno, añade Bartra: “Sísifo es feliz porque se da cuenta de su situación y es coherente con el absurdo en que vive, por esto, no piensa en el suicidio como salida”.

Con esta conversión, el Sísifo de Camus “se burla nuevamente de los dioses: lo habían condenado a la tristeza y resurge en el siglo XX como un personaje contento con su trabajo”, dice Bartra en su ensayo “Las trampas de Sísifo”, parte de libro La felicidad y lo absurdo. Albert Camus en el centenario de su nacimiento –Tusquets, 120pp-, donde escriben otros nueve autores.

Esta representación de Sísifo publicada en 1942, explica el doctor en Sociología, muestra el renacimiento del mito durante el siglo pasado, “una época donde predominaba la sinrazón: está la Segunda Guerra Mundial y su barbarie. Camus lo trae como un héroe: “el hombre que puede ser feliz y libre en medio del absurdo …pero esa libertad implica la aceptación de la inutilidad profunda de toda existencia individual. La vida carece de sentido”, escribe Bartra en su ensayo.

TRAMPAS. Lo digo en broma, dice Bartra, “Sísifo, el hombre astuto, tramposo -que tima a Tanatos-, y cercano al poder, por lo que no era querido, engaña a Camus para presentarlo feliz, libre y con esperanza”.

El condenado, cansado y sudoroso de que una vez más la piedra ruede al inicio de la montaña, le susurra al oído al escritor: “Conviérteme en un hombre victorioso y alegre …”. El escritor accede y da a los lectores de su época el regalo de Sísifo: la exaltación del absurdo como revuelta metafísica para no dejarse morir en una época carente de sentido. Así fue como Camus cayó en la trampa de Sísifo: lo convirtió en un hombre feliz. ¡Qué absurdo!

FELICIDAD. ¿Hoy el hombre puede ser feliz en este mundo absurdo?, se le pregunta a Roger Bartra. El investigador y escritor responde que hoy vivimos una etapa de cambio y transición, el mundo bipolar en que vivíamos se acabó con el fin de la Guerra Fría y el sistema capitalista triunfó, pero al mismo tiempo sufre importantes mutaciones, mientras las utopías colectivas se diluyeron. “No sabemos

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