El País De Uno
Enviado por MaureenAtzin • 1 de Diciembre de 2013 • 1.483 Palabras (6 Páginas) • 269 Visitas
INTRODUCCIÓN
Es difícil vivir en un país que tiene un gobierno que no está diseñado para favorecer a los grupos mayoritarios, por el contrario, se busca satisfacer a la gente perteneciente a los monopolios de la televisión, a quienes están sentados “legislando”, a los pertenecientes a un partido político cualquiera que sea su color. México es un país donde se saborea la pobreza, se respira la inseguridad, se ve la tragedia y se huele el miedo. Es aún más difícil encontrar un solo culpable de la situación del país, porque todos, tenemos parte de la responsabilidad de lo que ocurre en el lugar donde vivimos.
Políticos corruptos y ciudadanos inconformes, es el día a día de México; tal parece que el calificativo de ambos personajes no cambiará, es la perspectiva que hemos tenido por décadas y pocas veces hemos intentado modificar esa realidad. Una realidad que disgusta pero en la que estamos acostumbrados a vivir.
Considero que no deberíamos estar acostumbrados a vivir en la podredumbre de un sistema político que gobierna de acuerdo a los intereses de los grupos que poseen la mayor parte de la riqueza del país, jamás debemos acostumbrarnos a lo malo porque eso genera estancamiento, es una parálisis de la ciudadanía.
La Doctora Dresser muestra en su libro diversos temas que son de gran interés para los mexicanos, pero también hace reflexionar acerca de la forma de actuar de cada uno de nosotros. De conformarnos con los políticos “menos peores”, de la forma en que nos hemos dejado llevar por el populismo, las formas tradicionales de actuar en las urnas cada sexenio.
Resulta estrictamente necesario cambiar la visión que tenemos sobre nuestras capacidades para influir en el país, para involucrar poco a poco a las personas que nos rodean en el mundo de la política y la participación social; dejar de lado el miedo y la flojera para hacer del estaticismo una dinámica donde cada vez nos convenzamos más del poder que poseemos como ciudadanos, donde dejemos de ver a los políticos como seres superiores a nosotros y los veamos como lo que son: nuestros empleados y representantes, quienes tienen la obligación de atender nuestras exigencias. Pero para eso es necesario exigir y hacernos escuchar, dejar de pensar que no nos escucharán y hacer que presten atención a nuestras voces. Porque en nosotros empieza el cambiar el país.
EL PAÍS DE UNO, EL PAÍS DE TODOS
Nuestro México es un lugar lleno de paisajes extraordinarios, vasta fauna y vegetación, culturas y lenguas ancestrales, artistas talentosos, de grandes premios Nobel, de ciudadanos comunes, como yo, ciudadanos llenos de fuerza y ganas de cambiar la forma de vida que tenemos, pero también está infestado de apatía y escepticismo, lleno de esa gente que no cree que las cosas puedan cambiar gracias a uno mismo.
Si nos preguntan qué somos muchos responderemos: mexicanos; ¿en realidad lo somos? ¿Nos consideramos como tales por el simple hecho de haber nacido en México? ¿O nos hacemos llamar de esa forma por participar día a día en lo concerniente a cada ciudadano? Considero que pocas personas se identificarán con la última razón, porque su ideología está plagada de la incredulidad y flojera que los limita a quejarse de lo que ocurre en el país pero no mueven un dedo para incluirse en la transformación de la realidad, viéndola como una utopía. Lamentablemente creo que todos en algún momento hemos pertenecido a este sector de la población por diversas razones (ignorancia, flojera, conformismo…) y simplemente hemos sido espectadores del tenebroso escenario que muestra la destrucción del país.
En la vida cotidiana podemos ver claramente como se desmorona el país. Desde los monopolios televisivos y cárteles de narcotraficantes hasta los ciudadanos somos responsables de que las cosas sigan como hasta ahora.
Hoy en día son los empresarios quienes gobiernan México, haciendo uso del presidente en turno para llevar a cabo sus planes, para obtener la mayor riqueza posible, para servirse de los impuestos que pagamos. Dichos impuestos tendrían que estar utilizándose en la educación o en la disminución de la corrupción; pero es más que obvio que a las minorías que controlan México no les conviene que cambie ninguna de estas dos cuestiones. Entre más ignorantes seamos, más felices son ellos; entre más dinero puedan robarse, viven mejor.
Da coraje ver cómo los políticos se atascan los bolsillos con dinero que debería utilizarse para mejorar nuestras condiciones de vida, pero más coraje
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