El Principal Candidato Republicano Para Desafiar A Obama Rompe Moldes
Enviado por cecil_ortiz07 • 11 de Febrero de 2013 • 1.279 Palabras (6 Páginas) • 389 Visitas
ANÁLISIS
Newt Gingrich, promiscuo hombre-circo
El principal candidato republicano para desafiar a Obama rompe moldes
A los que depositan mínima fe en Rajoy, a los que consideraban que Zapatero fue un inepto, o Aznar un bufón, tenemos noticias: ningún presidente de Gobierno español en tiempos de democracia y, ya que estamos, ninguno de ninguna parte de Europa -ni siquiera Berlusconi- puede competir con Newt Gingrich, el máximo aspirante republicano a la Casa Blanca a día de hoy en cuanto a payasería, hipocresía y, en el sentido más amplio de la palabra, promiscuidad.
Estados Unidos
A FONDO
Capital:
Washington.
Gobierno:
República Federal.
Población:
303,824,640 (est. 2008)
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Hablemos de sexo primero. Gingrich -católico converso y chillón defensor del matrimonio, de la familia y de la religión- le anunció a su primera esposa que quería divorciarse cuando ella yacía en el hospital recuperándose de una operación de cáncer. Fue infiel a su segunda esposa dos veces, que se sepa. La primera con una colaboradora suya que confesó a la revista Vanity Fair: "Tuvimos sexo oral. Él prefiere ese modus operandi porque así puede decir: 'No me acosté con ella". Justo en esa etapa de su vida, por la mitad de los noventa, Gingrich era el líder republicano en el Congreso y, como tal, clamaba por la destitución del presidente Bill Clinton por la aventura -también limitada a una experiencia oral- que tuvo con la becaria Monica Lewinsky. La siguiente amante de Gingrich fue, precisamente, una becaria, con la que se casó tras divorciarse de su segunda esposa, ocho meses después de que a ella le diagnosticaran esclerosis múltiple.
Curiosamente, ya que Estados Unidos es de lejos el país más puritano del mundo occidental, en el que más gente cree en Dios y en el diablo, la monstruosa hipocresía que exhibe Gingrich no ha impedido que en una encuesta hecha esta semana llevase 17 puntos de ventaja sobre su rival más inmediato para la candidatura republicana en las elecciones presidenciales del año que viene. Quizá la explicación resida en la admirable capacidad de perdón del pueblo estadounidense, y de la que se ha hecho eco la Iglesia católica al recibir al pecador como fiel en 2009. Durante los años noventa, cuando fue una de las figuras dominantes de Washington, gente próxima a él decía que dudaba en privado del valor de la religión, incluso que pedía que se quitarán frases como "la voluntad de Dios" de sus discursos. Todo cambió con la visita del papa Benedicto XVI a su país en 2008. "La alegre y radiante presencia del Santo Padre", su "felicidad y su paz" le convencieron a abandonar la Iglesia baptista a la que había nominalmente pertenecido desde la adolescencia. Hoy en sus discursos habla insistentemente del valor de la fe y se queja de que Estados Unidos se ha vuelto demasiado secular.
Pero un repaso a la carrera del posible futuro presidente de Estados Unidos indica que el dios que Gingrich más venera es él mismo. Dijo una vez que descubrió cuando era niño que su destino era cambiar el mundo. Entrado en la adultez se ha comparado con Churchill y con De Gaulle, y se ha descrito a sí mismo varias veces -sin el más mínimo atisbo de ironía- como una "figura histórica transformacional mundial". Declaró en un libro escrito cuando lideraba el Congreso, "Tengo una enorme ambición personal. Quiero cambiar al planeta entero".
Poseedor de
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