El Principe De Maquiavelo

"El Príncipe", de Maquiavelo

1. La Decoración y las Circunstancias

Nicolás Maquiavelo, aquel nombre conocido universalmente, aportó a las lenguas modernas: el sustantivo maquiavelismo (doctrina política emanada del libro El Príncipe) y el adjetivo maquiavélico (acción o actitud que ha sido maquinada con astucia, hipocresía y engaños). Usualmente, la palabra maquiavélico se utiliza como sinónimo de ausencia de ética, de indiferencia moral, o de creencia en la premisa de que el fin justifica los medios (premisa que caracteriza a la metaética consecuencialista). Para MARITAIN, “el maquiavelismo es una filosofía de la política, que pretende establecer que la buena política es una política supra-moral o inmoral y que por esencia debe hacer uso del mal” . El maquiavelismo, para este autor, “consiste en alcanzar el éxito y el poder por medio del mal; es irracional, revolucionario, salvaje, demoníaco y antidemocrático; y ante él debe responder la conciencia moral” . En la misma línea, dice STRAUSS que “Maquiavelo es un maestro del mal, un inmoral, un irreligioso, un blasfemo y un diablo” .

El mismo nos evoca una época: el Renacimiento, una nación: Italia y una ciudad: Florencia.

Época de transformaciones numerosas. El Renacimiento, periodo de la historia europea, caracterizado por un renovado interés por el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. Pero lo más característico de esta época es la separación entre lo cívico y lo religioso. En él, se afirman los grandes estados monárquicos unificados: Francia, Inglaterra, y España; el factor más importante que permitió la difusión de la cultura y el pensamiento fue la invención de la imprenta, y como este hecho coincidió con el movimiento reformista, una corriente renovadora recorrió Europa.

“El complejo movimiento renacentista da lugar a una crisis ideológica que se detecta en el ambiente intelectual de la secularizada Europa posterior a las guerras de religión” . “La era de las técnicas, al servicio del hombre y de sus acciones, sustituye la era medieval de la contemplación, orientada y dominada por Dios, alejándose así de la disciplina católica para buscar su camino solo en una fecunda soledad” .

Tiempos de cambio en que el individuo decide utilizar todas sus facultades para obtener el control absoluto de un reino terrenal y gozar de todos los placeres que este ofrece. Aparecen a lo lejos leves rasgos de lo que describiría Nietzsche como el "superhombre", en sí, una denominación que oculta verdaderamente un hombre puramente inhumano. La situación política italiana dual (llevada por la iglesia y el Estado) y establecida en torno a cuatro ejes fijos (Roma, Venecia, Milán y Florencia) es propicia para la gestación de esta nueva súper raza cuya expansión está por encima de los límites del bien y el mal. Para finales del siglo XV, inmersa en los crímenes, resultados de esta naturaleza humana, Italia experimentaba el desarrollo cultural y humanístico mas significativo desde los tiempos antiguos. Sin embargo, la aparición de los Médicis como nuevos gobernantes acaba con este fenómeno tan deplorable.

La República fue restablecida en Florencia pero no por mucho tiempo; ya que al cabo de tres años cae en manos del monje dominico, Jerónimo Savonarola, profeta ascético, enfermizo y vehemente, que agitaba, predicando sobre temas del Apocalipsis. Convirtiendo así a todos los florentinos en seguidores propios y volviéndose el dueño de Florencia, sin título oficial. Fundando allí una democracia teocrática y puritana.

Su aventura acabara en el momento en que fue abandonado por todos los florentinos después de peripecias dramáticas y el espíritu de la reforma producida en el interior de la iglesia el cual lo juzgaba excesivo y devorado por el vicio. Fue ahorcado y quemado junto a dos de sus fieles el 23 de mayo de 1498. Este episodio curo a todos los florentinos definitivamente de todo acceso de misticismo.

Pocos días después, Nicolás Maquiavelo entra a la vida pública como secretario de la segunda cancillería de la República florentina y muy pronto sin abandonar la segunda cancillería es puesto ,como secretario, a la disposición de los Diez de Libertad y de Paz. Incurre, entonces, el secretario florentino en una situación muy mal pagada y mediocre. Pero a pesar de su situación fue encargado de misiones tanto en el extranjero como en la misma Italia. Él las desempeñaba de maravilla, lo que le permitió una influencia oficiosa verdadera sobre la diplomacia florentina. Debido a su forma de observar en el fondo de las cosas, Maquiavelo le daba a estas misiones una lucidez singular en materia de sentimientos nacionales y de relaciones de pueblo a pueblo. Encontrándose en buen camino la carrera de Maquiavelo, después de catorce años de servicios inteligentes y abnegados, cambio de nuevo el régimen de Florencia.

La lucha por la República que se dio entre el Papa Julio II y el rey de Francia Luis XVII disminuyó la milicia por las fuerzas de la Liga Pontificia. Dando lugar a que los partidarios de los Médicis se aprovecharan del desastre para restablecer a los magníficos Médicis. Siendo de esta manera Maquiavelo despojado de todos sus empleos y desterrado de Florencia. Encontrando así el ocio necesario para escribir sus obras. Entre las cuales figura, con gran preponderancia, El Príncipe. Examinaremos esta última obra que es donde se expresa con más nitidez el pensamiento de Maquiavelo sobre el Estado y el hombre de Estado.

Mediante este "tratado político", Maquiavelo nos instruye sobre el absolutismo monárquico, tratando en el texto la esencia de los principados, las clases de los que existen, la forma de adquirirlos y retenerlos, y nos explica las razones por las cuales se pierden. Todo principado significa una "creación de fuerza". En tener fuerza en todo estriba el Poder del Estado; tanto para adquirirlo como para conservarlo. La razón primera y última de la política del príncipe es el empleo de la fuerza; pues "la fuerza es justa cuando es necesaria", y el mejor empleo de la fuerza es la guerra. De igual manera, divide los principados en cuatro clases: Hereditarios (como la monarquía francesa o española), Nuevos (cómo los que surgían en la Italia de su tiempo), Mixtos (como el reino de Nápoles en su anexión a España); y Eclesiásticos (que tienen sus propias modalidades).

La dedicatoria de El príncipe fue dirigida a Lorenzo, duque de Urbino. Ya que de esta manera Maquiavelo pretende poner a su disposición el conocimiento de las acciones de los grandes hombres que hasta entonces ha adquirido, para ser llamado por el duque, y ofrecerle a este sus servicios. De aquí el nacimiento de una de las grandes obras políticas.

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