El Racismo En Mexico
Enviado por selene1984 • 14 de Septiembre de 2012 • 647 Palabras (3 Páginas) • 1.121 Visitas
Nuestra identidad se va constituyendo por la identificación con ideas, costumbres, hábitos, lugares, creencias, grupos, etc. que en el curso de nuestra vida se han presentado a nuestra experiencia o conocimiento. Todas estas identificaciones, las realizamos asumiendo valores morales presentes en toda acción, y narración y estos nos llevan al compromiso y a la fidelidad con un ideal, con unas instituciones o con algún grupo o persona. Es por esto que nuestra identidad, lo que somos, nos lleva a elegir, a decidir y a defender una causa que creemos justa o valiosa moral y socialmente.
Los valores nos hacen elegir entre personas, etnias o grupos necesitados de defensa. Nos hacen luchar contra ideologías juzgadas dignas de rechazo (ultraderecha, nacionalismos fanáticos, fundamentalismos religiosos, mafias de cualquier tipo, dominio y opresión de unos países sobre otros, explotación laboral de los niños, hambre en el mundo, etc.) es decir, nos hacen tener una identidad.
En consecuencia, la identidad que se va conformando gracias a nuestro proyecto de vida, tiene la fuerza integradora para hacer que nuestra subjetividad no esté errante, cambiando continuamente de unas ideas y deseos a otros. De aquí se deduce que la parte moral es la dimensión de nuestra persona que la puede constituir en una auténtica identidad feliz. La dimensión más fuerte del "sí-mismo" que determina nuestro proyecto final de felicidad. Esta parte integradora de la identidad está constituida por la estima de sí junto a la solicitud por el otro, indisociable de la primera.
Según Aristóteles esta estima de sí y solicitud o estima del otro, constituía la base de la amistad que era la fuente de auténtica felicidad.
Según Ricoeur, lo que llamamos "corazón" es la síntesis de la dimensión afectiva que resume a su vez, las dimensiones del conocimiento y de la acción, siendo algo intermedio entre la felicidad y el deseo.
El "corazón", al abarcar las síntesis de las dos dimensiones restantes del ser humano, a saber, la del conocimiento y la de la praxis o acción, es el centro electivo que, cuando "mira" al ideal de "vida buena" nos remite a la consecución de la felicidad mediada por la justicia, la cual es necesario intentar realizar poco a poco en nuestra vida y en la sociedad mediante el conocimiento y la acción (conducta responsable).
El ser humano busca permanecer en el ser: es lo que Spinoza llamaba el "conatus" o "afirmación originaria" de todo ser. Esta afirmación originaria es un modo de ser de la libertad y se ha de desarrollar en el auténtico desenvolvimiento ético de esta libertad en relación de aprecio y respeto de sí mismo y de los demás.
De este modo el "permanecer" auténticamente en el ser o "conatus" depende de la consecución de una auténtica identidad
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