El Respeto
Enviado por Jorge999_ • 23 de Abril de 2015 • 1.635 Palabras (7 Páginas) • 203 Visitas
TÍTULO: EL JUEGO DE LA GUERRA
Introducción:
La guerra es un juego de estrategia, donde se apuesta dinero, recursos, la vida de otros e incluso la propia. Al ser un juego, se necesita ser excelente pensador para ganarla, y la trampa, como siempre, encuentra aquí su escenario, destruyendo alianzas, creando otras, traicionando y peleando.
Este juego solo lo gana el mejor estratega, el que mejor hizo sus jugadas, para así vencer y obtener el beneficio deseado: ganar la guerra, cueste lo que cueste.
De esto trata el libro, Los relámpagos de agosto, escrito por el famoso escritor, Jorge Ibargüengoitia, cuyo trabajo como escritor e historiador se vio magníficamente reflejado en esta obra, que mezcla humor con novela histórica, nunca perdiendo la audacia con las palabras que hacen de este relato una creación maravillosa de la palabra en español.
Desarrollo:
La historia, real y ficticia al mismo tiempo, se desarrolla después de la Revolución Mexicana, en el periodo conocido como el Maximato, en el que “el Jefe Máximo de la Revolución”, Plutarco Elías Calles, fue la personalidad más importante en el gobierno, el que encauzaba todas las acciones de éste, y el que prácticamente llevó a México a la situación en la que estaba.
Guadalupe Arroyo, un caudillo revolucionario que siempre apoyó a Marcos González en esta época, recibe un telegrama, donde se le avisa que obtendrá un puesto en el gobierno, una vez González obtenga el cargo.
Rápidamente, se dirige a la Ciudad de México, pero en el camino se topa con Macedonio Gálvez, un llamado traidor de la Revolución que se vio obligado a vivir un tiempo en el extranjero. Los dos comen en el tren en el que van, pero Gálvez, excusándose para ir al baño, decide escapar y robarle una pistola a Arroyo. Enojado, se va a dormir.
Al día siguiente se entera de funesta noticia: González fue asesinado. Por esto, en el funeral, un conjunto de personas importantes: Germán Trenza, el Gordo Artajo, el Camaleón, el Canalejo, Juan Valdivia, entre otros, se reúnen para analizar el futuro del país, para formar alianzas y ver qué es lo que harán para que todos obtengan algún beneficio en la política o la milicia.
Aquí es donde empieza la guerra, pues está claro que todos quieren algo diferente, y nadie va dar su brazo a torcer, para que el otro obtenga lo que quiere perjudicando a los demás.
Ese día, al menos, llegan a un mutuo acuerdo, que Juan Valdivia obtuviera la presidencia del país, y así todos obtendrían algún cargo que les convendría.
En historia aparte, la viuda de González le comunica a Lupe, como todos llaman a Arroyo, que se habían robado el reloj de su exmarido, y que el único sospechoso es Eulalio Pérez H. Enojado, decide vengarse de él, tirándolo a una tumba vacía, error que después pagaría, de lo que se daría cuenta tan solo al día siguiente.
La mañana después, cuando todos estaban reunidos, argumentando cómo hacer que la Cámara designara a Artajo como interino, les llegó una noticia que les arruinó el plan: Pérez H. había sido designado presidente interino, y Vidal Sánchez, provisional.
Tras esto, se reúnen todos para decidir el siguiente movimiento. La mayoría escoge felicitar a Vidal Sánchez, quien los envió a lugares inhóspitos del país. El único que no decide ir a celebrarle el puesto fue Arroyo, y fue el mejor recompensado al ser designado Jefe de Zona del estado de Vieyra. Pronto, Arroyo descubriría que esto era una simple estrategia de Vidal Sánchez, para obtener todo el poder (gran parecido a Plutarco Elías Calles).
Pronto, se tienen que hacer elecciones para que se elija a un nuevo presidente, y, por supuesto, se empiezan a trazar tácticas para lograr apoderarse del gobierno, que ya en ese entonces, era un terreno de guerra sumamente sangriento, donde se va desde la amenaza, el chantaje, hasta el asesinato y envenenamiento.
Tras esto, planean lanzar a Valdivia como candidato. El único contrincante es un ingeniero, que honestamente, no tenía oportunidades contra alguien con tanta lengua, con tanto porte, con tanto carisma, con tanta facilidad de palabra como Juan Valdivia.
Vidal Sánchez, como parte de otro de sus estratagemas, idea conformar un partido único de revolucionarios, tan grande y difundido en el país, que harían que el ingeniero renuncie a la candidatura, concediendo el triunfo automático al caudillo Valdivia.
Para celebrar esta gran idea, todos son reunidos en Cuernavaca, pero la gran astucia de Arroyo supone que es una trampa, ya que, tras ir a visitar a Pérez H. para disculparse, y al no encontrarlo, tiene la corazonada de que hay gato encerrado.
Todos escapan a Cuautla, para luego dirigirse a la capital del país, y ahí resolver cuál sería la siguiente acción a realizar. Convencidos todos de que esto es la guerra, eso es lo que hacen, declararle la guerra sutilmente a Vidal Sánchez, que, aunque no fuera presidente, era el backstage del gobierno del país.
Empiezan
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