El Terrorismo

El Terrorismo

A diferencia de los grupos típicos del pasado, la nueva generación de terroristas, muestra varios cambios organizativos, que, a su vez, han llevado a cambios en sus operaciones, su toma de decisiones y la elección de objetivos, donde antes, en los grupos terroristas de los años setenta y ochenta, predominaba la estructura organizativa piramidal y jerarquizada, ahora vemos que los terroristas tienden a formar parte de movimientos muchos más difusos, indistintos y amplios. También suelen operar de manera lineal en vez de jerárquica. De ahí que algunos de los grupos contemporáneos no tengan la estructura celular clásica, propias de las anteriores generaciones, sino que estén más libremente conectados o indirectamente vinculados a través de redes, compuestas tanto por profesionales (terroristas a tiempo completo), como por aficionados (seguidores, simpatizantes y aspirantes a terroristas, que pueden carecer de habilidad, entrenamiento y experiencia de sus homólogos más establecidos).

Lo importante es que, al no haber un mando central públicamente identificado, pueden desaparecer todos los factores inhibitorios que impiden a los terroristas causar víctimas a gran escala e indiscriminadamente. Así, las redes individuales gozan de más libertad e independencia en las decisiones tácticas que las células terroristas tradicionales, porque no existe ninguna estructura central de mando o un cuartel general físico contra el que el Estado víctima pueda tomar represalias. Del mismo modo, esta nueva forma de terrorismo aparte de ser muy distinta, es potencialmente mucho más letal que la de antes. Además el anonimato intrínseco de este tipo de operaciones, combinado con la ausencia de una cadena de mando, dificulta la identificación y facilita la huída y evasión de los perpetradores.

Por último, parece que muchos de los movimientos terroristas actuales no tienen metas tan definidas u objetivos tan identificados como antes. Algunos parecen estar motivados por una hostilidad inquebrantable hacia Occidente en general y a los Estados Unidos en particular, o por el deseo de vengarse y tomar represalias, un deseo frecuentemente alimentado por imperativos y justificaciones religiosos más que por ideologías políticas abstractas. De esta manera mientras los grupos terroristas tradicionales y por lo general seculares, del pasado reivindicaban y explicaban sus acciones de un modo inteligible, los atentados terroristas más atroces y sanguinarios de la presente etapa (generalmente dirigido contra civiles), han quedado sin reivindicar. Los terroristas probablemente creen que, al preservar el anonimato, sacan aún mayor partido del miedo y la alarma intrínseca de su violencia.

A su vez todos estos cambios han dejado en entredicho lo que se tenía por supuesto acerca del terrorismo, sobre todo lo referente al empleo potencial de armas Químico, Biológico, Radiológico o nuclear.

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