El alma de la toga análisis del libro
Enviado por rocnaros • 2 de Noviembre de 2015 • Trabajo • 1.931 Palabras (8 Páginas) • 179 Visitas
Universidad Laica Vicente Rocafuerte de Guayaquil
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA
Materia:
Derecho Administrativo
Curso:
Tercer semestre “C”, sección Diurna
Tema:
Análisis “El alma de la toga”
Integrante:
Ronaldo Mendoza Andrade
El alma de la toga análisis del libro
¿Quién es abogado?
No se es abogado por tener un título en leyes, se requiere más que el simple conocimiento que dan las aulas, el abogados se hace ejerciendo su profesión de manera honorable y permanente, aprendiendo las lecciones del día a día, aunque por actos de otros son señalados para bien o para mal, siguen ejerciendo su profesión con honradez, ese es el verdadero abogado. En lo que se refiere a la fuerza interior, no la encontraremos en otra parte si no en nosotros mismos, para lograr nuestros objetivos hay que superar cualquier cantidad de obstáculos, como señalamientos, decisiones equivocadas por parte de un juez y cualquier cantidad de cosas sean buenas o malas si no nos fortalecemos internamente nos derrumbaremos, pero si creemos en nosotros mismos sin importar cuan dura sean las críticas y los problemas saldremos adelante y seremos abogados exitosos. La sensación de justicia es algo que como seres humanos experimentamos día a día el derecho positivo no nos permite tener un conocimiento amplio de la vida, el derecho está plasmado en los libros y al estudiarlo estamos en paz, pero lo que la vida reclama no está escrito día a día vivimos, sentimos y por lo tanto el que tenga la intuición y la capacidad de afrontar y resolver de manera amplia cualquier situación y alcanzar esa sensación de justicia eso será ser un abogado. La moral del abogado, si bien el jurisconsulto debe tener una moral intachable, el drama de hoy en día es que nuestra profesión nos ha dado la fama de que los que la ejercemos somos inmorales, pues la verdad no es esa, el abogado es uno de los profesionales más moralistas, si bien reconocemos que el concepto de la moral en nuestra profesión esta prostituido a causa de algunos, tenemos que decir que la abogacía se fundamenta en la rectitud de la conciencia esa es la piedra angular de la carrera. El secreto profesional es algo que el abogado debe guardar con recelo ya que su cliente lo cuenta confiando en su discreción y profesionalismo, se puede revelar un secreto para salvar de la cárcel a un inocente pero nunca para lucrarse o simple mente para comentarlo en tono de burla pues eso nos deja en entre dicho como profesionales.
En cuanto los conceptos arcaicos, a veces los jueces usan conceptos antiguos como: si no está escrito no es ley, a veces se debe aplicar justicia por intuición eso no es del todo malo algunos letrados entorpecen los procesos con formalismos innecesarios sin tomar conciencia de la evolución del derecho, simplemente se hace un llamado a la reflexión cuando los jueces y abogados entiendan eso la justicia se aplicara de manera más efectiva lo cual significaría un avance en la sociedad. El arte de la abogacía: alguien dijo que el abogado es una bestia nociva para el arte, y eso no es verdad, el abogado es un artista de elite, el utiliza la palabra escrita y hablada que es la expresión artística más grande y sublime de la humanidad, cuántos libros no han sido escrito por la pluma de grandes juristas, es por eso que el abogado es considerado un artista en su máxima expresión. La clase. Es interesante ver como en una profesión como la abogacía existe esa indiferencia hacia lo ajeno, y que al finalizar un juicio ambos abogados puedan ir a tomarse un café sin molestia alguna. Y es que la gente tiene esta idea equívoca de que los abogados deben vivir en constantes luchas y pleitos con todo el mundo y no es así, a pesar de que hay cierto desdén, aunque, elegante. Bastante lamentable es que el abogado trabaje junto a tantas personas y no tenga la mínima idea de lo que ocurre en sus vidas. Esto se da en su mayoría porque el abogado tiende a ser muy individualista, puesto que el abogado nunca estudia fuera de sí mismo. Aparte a esto, es de mucha relevancia mencionar que el autor nos dice que al hablar de clases no quiere decir que existan niveles de superioridad o algo por el estilo, sino que hay diferenciación a como cada persona realiza sus deberes sociales Cómo se hace un despacho Aunque el autor nos dice que en verdad tiene sus dificultades el asociarse con otros abogados para formar un despacho, por las posibles diferencias de opiniones y por la división del crédito de un juicio si a final de cuentas es solo uno el que se involucra; yo opino que es una buena estrategia, aunque en definitiva, a la hora de asociarnos debe de ser con quienes compartan nuestros mismos ideales. Me parece que el anuncio no tiene nada de malo, siempre y cuando no caiga en arrogancia o en ofensas hacia algún compañero letrado. Y al hablar de exhibición, solo podría decir que si desde un principio no nos vamos involucrando en el medio jamás podremos llegar a demostrar nuestras capacidades. En otras palabras habremos estudiado por gusto, porque de no ejercer, no podemos llamarnos abogados. Especialistas un abogado debe de saber de todo. Simplemente, sería algo inconcebible que se le preguntara a un abogado que trabaja como asesor legal en un banco sobre algún problema penal y no sepa que decir. Las especializaciones no son del todo malas pues siempre hay un aspecto de la profesión que nos llama más la atención, sin embargo, tener conocimiento de todos los aspectos que constituyen el campo de la abogacía es lo que nos lleva a ser abogados completos. La hipérbole. El autor nos hace un llamado de atención, diciéndonos que no es necesario hacer uso de la hipérbole. Pues aquellos abogados que gozan de tener buen gusto, dignidad y pudor, se dan cuenta que no es necesario llamar la atención exagerando las cosas. Ya que con un buen argumento, sencillo, pero bueno, basta. La Abogacía y la Política. Es común que la mayoría de los que ejercen la política no sean Abogados, ni siquiera Licenciados en Derecho. Es por eso que vemos que el país no avanza, porque simplemente nuestros dirigentes no están lo suficientemente capacitados para hacerlo. En mi opinión muy personal, me parece que para ejercer un cargo público tan importante como Diputado por ejemplo, debe ser abogado. Y así mismo como nos dice el autor, no es común que un político quiera ser abogado, pero si se dan muchísimos casos en los que los abogados quieren ser políticos. Y es de lo más normal pues es una de las cosas a la que todo abogado está llamado. Libertad de defensa. No me parece adecuado que un particular pueda defenderse por sí mismo. Sí, tiene razón cuando dice que es vejatorio eso que le impongan pedir justicia por boca ajena, pero ¿no es ese el motivo por el cual existen los abogados? Es tan absurdo como decir que yo tengo derecho a gozar de buena salud y por eso yo mismo me voy a prescribir los medicamentos que necesito, sin saber si funcionarán o no. Por algo están los doctores que han estudiado bastante como para saber que medicamentos debe prescribirle a la otra persona. Así mismo, me parece que no cualquier persona tiene el vasto conocimiento de las leyes que tiene un abogado, y no solo eso, sino el de saber cómo darle el correcto uso. El amianto. No me parece justo que por ser abogado, no se pueda tener acciones en alguna compañía o ejercer un cargo de administrador en ésta. Porque si bien es cierto, el abogado ejerce para lograr la justicia y ecuanimidad entre las personas, sin embargo, no por eso no significa que aparte de ejercer como abogado pueda ser un hombre de negocios. Así mismo como un abogado puede escribir un libro, publicarlo y hacerle publicidad, me parece que un abogado puede ser dueño de varias acciones. Los pasantes. No son muchos los pasantes que continúan ejerciendo la profesión de la abogacía, después de haber visto cómo funciona el bufete. Y yo creo que en realidad esto se da porque como el autor nos menciona hay verdaderos abogados que le piden al pasante su opinión con respecto a un caso y como procederían; y a su vez hay otros que hacen llamarse abogados pero en realidad no lo son pues limitan la capacidad del pasante y lo hace pensar que como abogado debe defender al que le pague sin importar lo demás, lo cual no debería de ser. Siendo pasante es que en realidad podemos ver cómo funciona la verdadera abogacía, puesto que en la Universidad aprendemos muchísimo sobre la abogacía, pero es solo teoría, en la práctica muchas cosas pueden variar. La defensa de los pobres. No debería haber diferenciación entre un pobre y una persona con más recursos, refiriéndome a su defensa legal. El autor al final de este capítulo nos menciona unas breves medidas a aplicar, con las cuales no estoy de acuerdo. Comenzando por la segunda que nos dice que si el litigante pobre pierde deberá pagar un día de cárcel por cada 25 pesetas, esto me parece absurdo porque estaría como estableciendo que ser pobre es un delito, que por no poder pagar un abogado debe de pagar con cárcel ¿qué clase de insensatez es esta? Pero de igual forma las otras dos nos e pueden quedar por fuera. No me parece justo que el abogado o procurador encargados de la defensa del litigante pobre sean los que deban cubrir los gastos, y no solo eso sino que si no lo hacen no pueden ejercer. Les conviene muchísimo más no defender. La toga. Es algo lamentable que en nuestra actualidad, los abogados no usen la toga en los juicios. Ya que así mismo como lo menciona Ángel Osorio, la toga inspira cierto grado de respeto entre las demás personas, es una distinción entre el abogado al resto de los presentes en el juicio o la corte. La imagen de quien porta la toga es de alguien bueno y sabio. La mujer en el bufete. Debo ser honesta, antes de leer este capítulo me imaginaba que iba a desbordarse de ofensas hacia la mujer y de razones por la cual las mujeres no deben trabajar en un bufete. Pero terminé por encontrarme con muchas virtudes que poseen las mujeres. A excepción de cuando menciona algo que me sonó un tanto despectivo y machista, diciendo que la mujer debe reputar su función como nobilísima y admirable, auxiliarle hasta donde sus fuerzas lleguen y el esposo necesite y ver los quehaceres de su compañero por la faceta glorificada y no por el prosaísmo pecuniario. La justicia debe ser sustanciada por medio de la palabra. Esto por las siguientes razones: Primera. Por ley natural. Al hombre le fue dada la palabra para que, mediante ella se entendiera con sus semejantes. La escritura es un sucedáneo hijo del progreso. Segunda. Por economía de tiempo. Tercera. El procedimiento oral es el supuesto imprescindible para la publicidad. Lo sustancial es que hablen a los jueces las partes o sus letrados. Cuarta. Por seguridad de que los jueces se enteran de las cuestiones. Claro que el Juez o Magistrado que recibe unos autos los debe estudiar hemos de suponer que lo hace. Pero los puede leer bien o leerlos mal o no leerlos. Puede entender todas las razones o dejar de entender algunas y en este último caso no tiene a quien pedir mejor explicación.
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