El análisis de un texto Gayle Rubin "el Movimiento a favor de las mujeres: Notas sobre la economía política del sexo"

Dentro del contexto social en el que el ser humano se desarrolla día tras día, este se transforma en una esencia dada a partir de las experiencias y de lo que su entorno en sí le trasmite. Llevándolo así a una trayectoria de desigualdades, donde reina la lucha por la adquisición del poder; consiguiendo varias formas, tales como: étnicas, culturales, económicas pero sobre todo de género.

Así bien la antropóloga Gayle Rubin; quien se ha desempeñado en el campo de la sexualidad y cultura, da a conocer en el texto “El Tráfico de mujeres: Notas sobre la Economía Política del Sexo” una asociación entre la mujer y la opresión en la trama impuesta por una supuesta sociedad en evolución; que imposibilita el progreso integral de todos y cada uno de los seres que constituyen esa unión de relaciones e interacciones para un fingido bien común.

Dentro de esas interacciones, se encuentra una muy importante: la práctica de ciertas actividades, o para lo que en economía sería un agente de producción, el trabajo; que tiene amplia diversidad en campos de acción. Sin embargo es poco el rango que puede ocupar la mujer, tal como lo diría Rubin “en general son mujeres quienes hacen el trabajo doméstico, se ha observado que es a través de la reproducción de la fuerza de trabajo que las mujeres se articulan en el nexo de la plusvalía” (Rubin 1975), es decir que se crea un fundamento en el que este trabajo es improductivo, al no ser pagado, y a su vez crea dinero ya que no se genera costo por dicho quehacer, dando pie para que este deba ser siempre asumido por la mujer y nunca por el hombre. Es aquí en donde hay una polémica en la distribución de roles que ponen en situación de desventaja a la mujer, es decir que hay una limitación, una barrera para el género femenino en el desempeño de ciertas ocupaciones, y se reconozca la equidad no tan sólo en el campo laboral sino en todos los aspectos.

A esto se añade que justamente es simple e impresionante el hecho de que aún continúe esta tónica y transcurra un período prolongado de tiempo para que se reconozca legalmente el derecho a la igualdad de género. Así bien este reconocimiento no implica olvidar u omitir un comportamiento y perspectiva que se ha llevado a través de la historia.

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