El concilio de Ferrara-Florencia-Roma

8.2 El concilio de Ferrara-Florencia-Roma

Es la continuación del concilio de Basilea y son conjuntamente el XVII concilio ecuménico. Los griegos pretendían la unión, por razones políticas, liberarse del peligro turco, con la Iglesia latina. Eugenio IV eligió la ciudad de Ferrara y él mismo presidió las sesiones. Se logró una unión parcial con os griegos y, sobre todo, supuso el triunfo absoluto de la monarquía pontificia: el papa no era solamente cabeza de las iglesias particulares, sino de la Iglesia universal; tenía su poder, no recibido de la muchedumbre de los fieles sino inmediatamente de Cristo.

En 1439, el concilio se trasladó a Florencia porque ésta ciudad se comprometió a sufragar los gastos de los orientales. Posteriormente se trasladó a Roma donde acabo en 1445.

El éxito del concilio Ferrara-Florencia realzó la autoridad y el prestigio del papado y, en concreto, de Eugenio IV. Fue logrando la obediencia de las distintas naciones e iglesias nacionales los mismo que el reconocimiento a sus esfuerzos para contener a los turcos, que avanzaban por la Europa oriental.

Se ganó la obediencia del Imperio y de las ciudades libres de Alemania. Eugenio IV, después de muchos años viviendo en Florencia, se estableció de nuevo en Roma en 1442 y ésta comienza a ser la cuna de las artes y de las letras con lo que supuso el inicio del renacimiento.

9-. El precio de la victoria: el enfrentamiento con los estados  los concordatos.                

La cristiandad en cuento tal estaba dejando de existir. Nadie podía arrogarse desde el poder y desde la esfera de lo espiritual la supremacía sobre el mundo político. Muchas de sus pasadas atribuciones se desvanecieron. El poder que los príncipes ejercían en su territorio sobre la Iglesia antes del cisma de 1378 se incrementó mucho más Los eclesiásticos se vieron obligados a entenderse políticamente hablando con los gobiernos de estos nuevos estados y firmar concordatos para refrenar y contener los efectos doctrinales y las consecuencias políticas del galicanismo y otros credos de parecido corte. Se firmaron concordatos con Inglaterra por el cuál los monarcas ingleses cobraban y administraban los diezmos y los beneficios y también nombraban los cargos y oficios eclesiásticos. Con Francia, Pragmática sanción de Bourges, y con el imperio alemán. Instrumentum aceptacionis, las relaciones no fueron tan cordiales y sí tuvo más efectividad el concordato de Viena, 1448, que ponía fin a las tensas relaciones de Roma con el Imperio y con los príncipes electores, proclives a las ideas conciliaristas, acabando, de hecho con los últimos restos de Basilea.                                

10-Los estados pontificios.                                                                        Con la vuelta de Eugenio IV a Roma, 144, el gobierno de los papas se hizo menos católico, más provincial y locas. Los Estados pontificios se constituyeron en uno de los cinco estados mayores de la península italiana. Los papas tuvieron que actuar como unos gobernantes más, defender tierras y ciudades de las tendencias separatistas y autóctonas y luchando para no ser anexionado por los estados vecinos más poderosos: Florencia, Venecia y Nápoles. Su gobierno se hizo menos espiritual y más paternal. Las necesidades económicas les engolfaron y les distrajeron de su alta misión. Sus preocupaciones fundamentales eran el dinero y la fuerza para asegurar el trono para sí mismos y para sus familias. Se propusieron una serie de medidas de carácter pseudoespiritual como las indulgencias, las indulgencias jubilares, concedidas a colectividades religiosas, gracias y súplicas, conducentes todas ellas a incrementar el volumen de los ingresos monetarios. También impusieron censos, derecho de aduanas, tasas sobre los mercados y otras medidas jurisdiccionales a sus súbditos.

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