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El espacio monumental


Enviado por   •  26 de Mayo de 2022  •  Apuntes  •  1.113 Palabras (5 Páginas)  •  73 Visitas

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El espacio social, el de la práctica espacial, el de las relaciones sociales de producción, del trabajo y del no-trabajo —relaciones más o menos codificadas—, este espacio social se condensa en el espacio monumental (Lefebvre, 2013. p. 267)

El espacio monumental permite la transición perpetua de la palabra privada de las conversaciones ordinarias a la palabra pública del discurso, la prédica, el sermón, la apelación o la palabra teatralizada (Lefebvre, 2013. p. 266)

. La edificación, con las viviendas, recibe los signos del monumento: en primer lugar, la fachada, y a continuación la ordenación interna. La vivienda de la clase acomodada se «socializa» super- Aficialmente con la introducción de estructuras de recepción; bares, rincones de encuentro y erotismo (divanes, etc.), imitando lejanamente el palacio y la mansión aristocráticos. Mientras tanto, la ciudad (estallada) se «privatiza» no menos superficialmente gracias al mobiliario urbano, al «diseño», a ia confección de entornos artificiales. Ya no se trata de un movimiento dialéctico triàdico que resuelve (Lefebvre, 2013. p. 265)

Un desarreglo comienza inevitablemente cuando el monumento pierde su prestigio o sólo es capaz de retenerlo mediante la opresión y la represión. Cuando el sujeto (la ciudad, el pueblo) se dispersa, el edificio y sus funciones lo arrastran. Al mismo tiempo el hábitat viene a prevalecer sobre el habitar en la ciudad, en el seno del pueblo. La edificación comienza por los almacenes, las casernas, los hangares, las casas de vecindad. La edificación tiene una función, una forma, una estructura, pero no reúne todos los momentos formales, funcionales y estructurales de la práctica social. Entonces, la contextura, el tejido que se deshace —es decir, las calles, los subterráneos, las periferias— engendran la violencia en vez del acuerdo, pues los lugares, formas y funciones ya no están reunidos y apropiados por el monumento (Lefebvre, 2013. p. 265)

En  la monumentalidad se han reunido durante milenios todos los momentos anteriormente identificados de la espacialidad: lo percibido, lo concebido, lo vivido; las representaciones del espacio y los espacios de representación; los espacios propios a cada sentido, desde el olfato a la palabra; los gestos y símbolos. El espacio monumental ha ofrecido a cada miembro de una sociedad la imagen de su pertenencia, imagen de su rostro social, espejo colectivo más «auténtico» que un espejo individualizado (Lefebvre, 2013. p. 262)

los códigos pertenecen a una sociedad: estipulan su pertenencia. Pertenecer a una sociedad dada es conocer y utilizar los códigos, los de la educación, la cortesía, la afección, la conversación, las negociaciones y el negocio; pero también los códigos de la declaración 2S7 de hostilidades (los códigos de la alianza están inevitablemente sostenidos por los de la insolencia, la injuria, la hostilidad abierta). Los lugares y el espacio poseen una importancia en la gesticulación16 que debe resaltarse. Lo alto y lo bajo tienen un sentido; de un lado, el suelo, los pies, los miembros inferiores, y de otro, la cabeza y Jo que la corona: cabellos, postizos, melenas, sombreros, parasoles, etc. Del mismo modo, la derecha y la izquierda son ricas en significados (la izquierda está afectada en Occidente por connotaciones siniestras). Las voces, los cantos acentúan esos simbolismos y sentidos: graves o agudos, altos o bajos, fuertes o débiles (Lefebvre, 2013. p. 257- 258)

El individuo sitúa su cuerpo en su propio espacio y aprehende el espacio alrededor del cuerpo. La energía disponible de cada uno tiende a emplearse ahí, encontrando en los otros cuerpos, inertes o vivos, obstáculos, peligros, alianzas y recompensas. Cada uno actúa con sus múltiples pertenencias, y su doble constitución inicia los ejes y planos de simetría, que gobiernan el movimiento de los brazos, de las piernas, de las manos y de los miembros; las rotaciones, los giros, que rigen todo tipo de movimientos: del tronco, de la cabeza, en círculo, en espiral, en «lazo», etc. A partir de ese instrumental, los gestos implican las pertenencias, los grupos (familia, tribu, aldea, ciudad, etc.) y la actividad; y también ciertos materiales: los objetos disponibles para esas actividades, objetos «reales» hechos de una manera, pero al mismo tiempo simbólicos y cargados de afectividad. (Lefebvre, 2013. p. 256)

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