El estado de derecho y la cultura de legalidad
Enviado por Erik Ramírez • 31 de Octubre de 2019 • Documentos de Investigación • 1.501 Palabras (7 Páginas) • 226 Visitas
EL ESTADO DE DERECHO Y LA CULTURA DE LA LEGALIDAD
Hans Kelsen, quien es considerado uno de los teóricos más importantes e influyentes en el campo del saber jurídico contemporáneo, sostenía fehacientemente que el derecho no debía ser considerado tan solo como un elemento del Estado, sino más bien como una cualidad intrínseca de este. En el mismo sentido, George Jellinek afirmaba con profunda convicción que simplemente no había un Estado posible sin derecho.
Ninguna organización, ya sea pública o privada, podría subsistir sin la existencia de reglas básicas de funcionamiento. Asimismo, los proyectos realizados en el ámbito de los diversos campos del conocimiento, ya sea en la ingeniería, en la medicina, en el arte o en la conducción del Estado, deben ser definidos con base en objetivos claros, y el método destinado para obtenerlos debe comprender normas y lineamientos específicos que establezcan un orden adecuado y que permitan lograr las metas propuestas con eficiencia y efectividad. De igual forma, los propósitos deseados por los seres humanos solo pueden ser alcanzados si su esfuerzo es dirigido hacia ellos con los niveles requeridos de esmero, disciplina y perseverancia.
¿Qué es el Estado de derecho?
Hoy en día es común escuchar hablar sobre el Estado de derecho. Dicho tópico es abordado constantemente en periódicos, revistas de política y programas televisivos. Gracias a este tratamiento constante, todos podemos formarnos una idea general más o menos uniforme sobre su significado: un Estado que es conducido con apego a las leyes, las cuales lo hacen funcionar adecuadamente y les proporcionan a sus habitantes las condiciones necesarias para tener confianza en las instituciones públicas y para vivir en un ambiente dotado de seguridad jurídica y social.
Tal idea es inicialmente correcta, sin embargo, es preciso señalar que el Estado de derecho comprende, además de un conjunto de normas jurídicas de incumbencia
eminentemente gubernamental, un universo mucho más amplio de implicaciones fácticas de relevancia general.
En ese sentido diremos que un Estado de derecho no se agota con la sola existencia de un conjunto de normas rectoras del ámbito estatal, sino que se traduce además en una distribución organizada de funciones y responsabilidades individuales específicas, cuyo fondo teleológico busca, en aras de un anhelo democrático, lograr el progreso constante de todos los miembros de la sociedad. Esta perspectiva idealista subyacente al Estado de derecho es con frecuencia olvidada, situación que nada al tratamiento superficial con el que suele enunciarse dicho concepto, dando por sentado su entendimiento sin reflexionar acerca de sus orígenes ni de su conformación, y agregando el hecho de que pocos autores han tratado de estructurarlo de forma unitaria y en vez de ello la mayoría nos ofrece para explicarlo tan solo un listado de elementos dispersos que en ocasiones parecieran no tener relación entre sí provoca que conceptualicemos al Estado de derecho de una forma reduccionista que lo relega al ámbito puramente institucional, alejado por completo de nuestra vida cotidiana; es por ello que, como señala Robin L. West, profesora de filosofía del derecho en la Universidad de Georgetown, es necesario darnos a la tarea de redescubrir los ideales fundantes del Estado de derecho.
El papel de la cultura de la legalidad en el fortalecimiento del Estado de derecho
¿Qué relación guarda la cultura de la legalidad con el Estado de derecho? Podríamos decir que la cultura de la legalidad es el componente dinámico del Estado de derecho; es la actualización efectiva de sus principios por parte de la comunidad.
El profesor Lawrence Friedman, de la Universidad de Stanford, definió en 1994 a la cultura legal –Legal Culture– como las ideas, valores, actitudes y opiniones que las personas en cualquier sociedad guardan con respecto a la ley y al sistema legal. [Friedman, 1994, p. 118].
Sin embargo, en razón de que la cultura legal ha tomado en nuestros días un lugar preponderante como factor decisivo del desarrollo social, ha evolucionado hasta convertirse en una noción conceptual más dinámica e incluyente, conocida hoy como “cultura de la legalidad” –Culture of Lawfulness–, la cual, más que solo contemplar la actitud de los ciudadanos hacia las leyes, comprende el involucramiento vivencial pleno de los individuos con los valores superiores de la democracia. En México, la importancia de la cultura de la legalidad en la construcción de una ciudadanía comprometida con los ideales del Estado de derecho ha sido plenamente reconocida desde hace varios años, y en ese contexto el gobierno ha procurado elaborar las debidas estrategias para su difusión.
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