El intérprete y el traductor
Enviado por Ulycce Bautista • 21 de Noviembre de 2018 • Documentos de Investigación • 275 Palabras (2 Páginas) • 137 Visitas
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Al contrario del traductor que puede aprender por ocio y progresivamente para retener por mucho tiempo y utilizar seguido eso que ha aprendió, el intérprete debe memorizar instantáneamente –También lo más completamente posible –para no utilizar una sola vez, al poco tiempo, lo que su memoria ha registrado.
El intérprete y el traductor se reúnen en otra cualidad común, estrictamente adquirida y de mayor importancia, es decir, una cultura general lo más vasta posible. Esta cultura variada, la cual tiene un gran poder de asimilación, garantizará al intérprete la exactitud del tema
a tratar. El estado de alerta debe ser mayor al lado del intérprete, también debe mostrar una extrema flexibilidad de adaptación a los temas más nuevos. Estas cualidades de la mente deben ser dobladas de una cierta elocuencia natural, de una cierta facilidad en improvisación, lo que no significa que el intérprete tenga que eclipsar al hablante por su brillantez personal: Él no se permitirá jamás ser el tenor en el que se concentra la atención de toda la sala.
Esto supone, por su parte, la facultad, que es pasivamente receptiva, es decir, absorber sin reacción las ideas expuestas por el orador.
Finalmente, el intérprete debe poseer la compostura necesaria para hacer frente a cualquier eventualidad y los nervios infalibles para trabajar con la misma facilidad e imperturbabilidad en el ambiente, montajes a veces desordenados y sobrecargados, pequeños o grandes.
Como podemos ver, las exigencias del intérprete son variadas y hay muchos puntos distintos que debe cumplir el traductor. Además, a un fondo de disposiciones innatas, a su vez perfeccionables, debe agregarse una serie de cualidades que el estudio y la práctica permitirán adquirir.
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