El neoliberalismo

La década de los 80, comienza en Chile a punta de sangre y reformas, siendo esto lo que marcaría años más tarde, prácticamente todos los ámbitos de la vida del país. Es significativo mencionar, que en dicha época se apodera del territorio una potente represión, en conjunto con un nuevo modelo económico, que según se decía, venía a solucionar un sin fin de problemas; nos referimos al neoliberalismo, modelo que se impone junto con la fuerza de las armas, o bien, mediante la misma.

David Harvey (2008), al respecto, señala que:

El neoliberalismo es una teoría de prácticas políticas económicas que proponen que el bienestar humano puede ser logrado mejor mediante la maximización de las libertades empresariales dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada, libertad individual, mercados sin trabas, y libre comercio. El papel del Estado es crear y preservar un marco institucional apropiado para tales prácticas…El intervencionismo del Estado en los mercados (una vez creados) debe limitarse a lo básico porque el Estado no puede posiblemente poseer suficiente información como para anticiparse a señales del mercado (precios) y porque poderosos intereses inevitablemente deformarán e influenciarán las intervenciones del Estado (particularmente en las democracias) para su propio beneficio. (p.2)

Chile fue el primer país en el mundo donde se aplicó el modelo neoliberal, es decir, fue conejillo de Indias, donde se probó el funcionamiento del sistema neoliberal, ya que se encontraba en una situación de dictadura, lo cual facilitó en gran medida la instauración de dicho modelo.

El gobierno del general Pinochet comenzó a aplicar, en 1974, el modelo de economía social de mercado o neoliberal, el cual tiene como característica principal, que el Estado no es el propietario de los medios de producción, sino que estos quedan en manos de los privados y el primero sólo posee una función reguladora dentro de éste. La base teórica de esta tendencia fue un texto conocido como El ladrillo, en el cual un grupo de economistas que había estudiado en la Universidad de Chicago, los llamados “Chicago Boys”, luego de analizar la situación del país, proponían este modelo económico.

Hoy en día, observamos que el Estado no manifiesta interés real por sus propias instituciones; y sin instituciones de carácter público, creemos que se desliza inevitablemente hacia la defensa de los intereses de las minorías favorecidas, dejando de lado y en plena indefensión a las mayorías desfavorecidas. Por lo tanto, la equidad social es, sin duda, una condición necesaria para la cohesión social y por cierto, para el proyecto país. Con ello nos referimos a una justicia social en las normas de organización y de distribución de la riqueza en la sociedad chilena.

Ciertamente, los acontecimientos de los últimos años van dejando en evidencia, para las mayorías, tanto en el mundo como en Chile, que las normas, o no existen o son violentadas sistemáticamente por los agentes del libre mercado, quienes saquean sin piedad a personas, grupos, instituciones y naciones con la colaboración activa o pasiva de la mayoría de los gobiernos.

Actualmente, Chile sufre un desequilibrio por un déficit de política en relación a la modernización económica. La modernización del país exige una conducción política del proceso en el momento mismo en que la democracia ve restringida sus capacidades políticas de conducir el desarrollo nacional.

Éste es el problema de fondo: ¿cómo asegurar una conducción política en una sociedad que ya no reconoce sin más la centralidad de la política?

Chile actual es el desarrollo de una “cultura empresarial”, en paralelo con la expansión de una sociedad de mercado. En este sentido, la sociedad chilena actual, se caracteriza por ser, ante todo, una sociedad de mercado, donde las reglas y dinámicas de mercado son reguladores tanto de conductas como de preferencias. La vida social se encuentra determinada por la vida privada, existiendo un auge de la

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