El nuevo Plan alianza para la prosperidad
Enviado por Erick Galindo • 30 de Julio de 2017 • Ensayo • 5.636 Palabras (23 Páginas) • 268 Visitas
Contenido
Hipótesis 3
EVOLUCIÓN DEL PROBLEMA 3
I. Antecedentes 3
II. Descripción del Plan 20/20 como política pública del Estado. 7
III. DISPOSICIONES Y ANÁLISIS DEL DECRETO DEL PROGRAMA NACIONAL DE GENERACIÓN DE EMPLEO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO HONDURAS 2020 12
IV. ÓRGANOS 13
UNIDAD TRANSFORMADORA 14
CONSEJO DE ASESORES DEL SECTOR PRIVADO 14
- Logros del Plan 20/20, según el Gobierno de la República 14
V. Análisis de la efectividad del Programa Nacional De Generación De Empleo y Crecimiento Económico Honduras 20/20. 16
Recomendaciones 19
Bibliografía 21
Hipótesis
- El Plan 20/20 es un programa que beneficia únicamente al sector empresarial en su ruta de Acumulación de Capital, el cual ubica fondos del erario público a empresas privadas.
EVOLUCIÓN DEL PROBLEMA
- Antecedentes
Uno de los puntos de quiebre en la relación Obrero -patronal en Honduras, fue la Huelga de 1954, que organizó a los trabajadores de las fincas bananeras, establecidas en el corredor norte del país, en contra de las condiciones de trabajo que les imponían las Compañías Transnacionales, como la Standard Fruit Company y la Tela Railroad Company. Esto dio paso a mejores condiciones de trabajo y a un avance gigantesco en la lucha por los derechos de los trabajadores, que fue el Código del Trabajo.
Después del tránsito de gobiernos de corte castrense en los años 70s, la sociedad hondureña apostó por procesos “democráticos”; En la década de los 80s, y en estos años, se comenzaron a observar las primeras trazas del resurgir del capitalismo, que había tenido un desgaste, debido a las políticas progresistas de la región, que se apuntalaban contra las dictaduras militares de aquellos años. Pero el capitalismo resurgió como bestia salvaje herida, disfrazándose en la fachada de gobierno democráticos, para imponer medidas de mercado y de globalización, que recortaban algunos derechos de la clase trabajadora, satanizaban cualquier avance social, al señalarlo de “comunista” o “subversivo”; regresándole de nuevo, como Rey Triunfante después de la Guerra, la supremacía del capital privado y transnacional, sobre los derechos y garantías de los y las trabajadores.
La Constitución de la República de Honduras [1], en su artículo 59 señala que el fin Supremo del Estado es la persona humana, precepto que es básico para construir sociedades libres y respetuosas de los derechos humanos.
Este principio, en la realidad quedó implícito como una mera ficción jurídica, y con la llegada al Poder de Rafael Leonardo Callejas (1990-1994), se pone en marcha, con mucho más vigor e impulso la aplicación de las medidas neoliberales, que es una mutación del capitalismo, en su más pura esencia, estableciendo la globalización y las reglas de Mercado, como motor principal del sector productivo y recortando derechos y concesiones sociales, contraponiéndose a los mandatos y garantías del pacto social. La Implementación de éstas políticas fue orientando la tendencia a producir más pobreza y abrir una brecha insalvable entre los que concentran el capital y los que no tienen acceso a esa riqueza. En la práctica se define a la persona humana como un medio y no como el fin.
Luis Manuel Martínez, en su artículo “Neoliberalismo y Conflictos socio ambientales en Honduras” define que “los albores de los 90 se inició el período de consolidación y profundización de la misma, acompañada de la implantación más severa del neoliberalismo como modelo económico cuyo origen se precisa en las dictaduras militares y que en los últimos veinte años agudizó las diferencias sociales en detrimento de la democracia recién establecida” (Martinez, 2001).
Estas políticas a lo largo de casi 3 décadas, han producido resultados catastróficos en la sociedad hondureña, obteniendo consecuencias recesivas en el desarrollo humano, erradicación de la pobreza, y como consecuencia la debilidad del Estado frente a sus obligaciones con la sociedad. El escenario ahora, es más oscuro, ya que las implementaciones de éstas medidas de corte neoliberal han profundizado la pobreza, la politización de las instituciones estatales, y el aumento de la corrupción, que ha sido el flagelo que ha corroído las bases democráticas del país.
Según el índice de Transparencia Internacional de 2015, Honduras ocupa el lugar 112 con una percepción de 31 % en corrupción, basándose esto en que en una escala de 0 a 100, 0 es un país altamente corrupto y 100 un país con niveles de excelencia en transparencia y rendición de cuentas en la gestión administrativa (transparencia, 2015).
Pero hay otros problemas que afligen la realidad hondureña, como ser la violencia, convirtiendo a sus ciudades más importantes como San Pedro Sula y Tegucigalpa desde el 2005 a la fecha, como las ciudades más violentas del mundo; Violencia producida por células del crimen organizado, narcotráfico, lucha de territorios por parte de bandas criminales organizadas y la proliferación de armas de fuego. Desde el mes de enero del año 2005 hasta diciembre 2015 en Honduras 45,058 víctimas han perdido la vida mediante el uso de armas de fuego (76.4%) (IUDPAS, 2016).
Estas medidas neoliberales, que no son, solo aplicadas en Honduras, sino que están presentes en toda la región latinoamericana, como una constante y no como excepción a la regla, han traído consigo también un problema de exclusión y de distribución de la riqueza, produciendo más pobres y miserables, que viven bajo condiciones infrahumanas, solo comparadas con algunas zonas de África.
Datos del Banco Mundial pone a Honduras como un país de ingreso medio-bajo, que se enfrenta a desafíos significativos y que según datos oficiales cerca del 63 % de la población viviendo en pobreza en 2014. En zonas rurales aproximadamente seis de cada 10 hogares viven en pobreza extrema o con menos de US$2.50 al día (Mundial, 2016).
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