El otro inseguro y extraño

El otro inseguro y extraño

Introducción

La sociedad neoliberal ha podido, y ya hace unos cuantos años, consolidarse y expandirse en todas las esferas de la actividad humana. Entre ellas, la ciencia de la comunicación.

Los medios de comunicación cumplen un rol importante y funcional al estatus quo – discurso hegemónico – porque configuran y manipulan la realidad a su antojo, respondiendo a intereses económicos, políticos y sociales. Se transforman así en importantes actores y reproductores de la ideología neoliberal y globalizadora para que sus valores, creencias y percepciones sigan siendo vistos como la norma, como estándar de validez universal y en apariencia beneficioso para todos aunque sólo para algunos.

Nos propondremos dilucidar en este trabajo cual es la relación entre neoliberalismo, medios de comunicación y la figura del extranjero latinoamericano, intentando demostrar que en la relación nosotros/ellos presentada en los medios, la imagen de un “otro delincuente” y alterador del orden social es producido como estrategia por parte del discurso hegemónico para su propio beneficio.

Para tal fin, a partir de una investigación bibliográfica se expondrán tres perspectivas base que serán los pilares de nuestra argumentación. Por un lado, María Fernanda García Y Gerardo Halerpn en su texto “Criminalización de la inmigración: la construcción de la figura del inmigrante desde la perspectiva de la PFA” (2009), por otro lado el texto de la psicoanalista Nora Merlín “El odio y la agresión entre las personas en el espacio público y mediático”, y por último el texto de María Ángela Dovio en “Neoliberalismo e inseguridad en relación con la construcción de una otredad urbana amenazadora”.

Crimen y odio

En primer lugar María Fernanda García y Gerardo Halerpn analizan desde un marco teórico de la ciencias sociales, la construcción actual de la figura del inmigrante latinoamericano desde la perspectiva de la Policía Federal Argentina (PFA).

De este modo, Garcia y Halerpn consideran que en la década del 90 se acentuó la figura del inmigrante latinoamericano – particularmente proveniente de Bolivia, Perú y Paraguay- como un “otro delincuente” caracterizado por ser un sujeto ilegítimo y alterador del orden social al cual se le atribuyó la responsabilidad de distintos problemas argentinos; entre ellos el desempleo, el colapso de los servicios públicos y la inseguridad.

Desde el discurso informativo, las representaciones negativas y prejuicios se expresaron y construyeron un imaginario social “sesgado” acerca de los eventos étnicos migratorios, su situación y sus participantes respectivos. En este punto, Garcia y Halerpn citan a Van Dijk, quien explica que la cobertura negativa de asuntos étnicos ejerce un control sobre las opiniones de los lectores creando un consenso étnico dominante que se presenta como veraz y dotado de sentido común.

Retomando la identidad policial, García y Halerpn sostienen que se crea un nosotros/ellos implícito en el cual el “nosotros” es representado por la comunidad los cuales deben ser protegidos de un otro, un otro delincuente y extranjero.
Por último, los autores dan cuenta que la figura de un otro delincuente no ha sido siempre la misma sino que es encarnada por diversos grupos según el momento histórico.

En segundo lugar, Nora Merlín nos habla desde un marco teórico psicoanalista intentando demostrar que los medios están “patologizando” la cultura.

Su punto de vista se sostiene en que, según la autora, los medios de comunicación configuran la realidad y operan sobre las subjetividades manipulando significaciones; producen saberes y sentidos que funcionan como verdades y se transforman en la opinión pública. Así, los medios están generando sentimientos negativos, inhibiciones y la ruptura de lazos sociales al emitir mensajes agresivos, hostiles, intolerantes, segregados y aislados que alimentan el miedo, la angustia, el terror y el odio en los sujetos.
La consecuencia de esta patologización cultural es que lleva a la sociedad a que crea la existencia de “un enemigo u objeto hostil al que se lo puede humillar, degradar, maltratar, etc”.

Desde la perspectiva freudiana, la autora explica que las relaciones sociales se rigen por un operador simbólico llamado ideal del yo, y que el individuo cultural ubica en este lugar a los medios de comunicación. Esto produce una “hipnosis adormecedora” que transforma al sujeto en un espectador pasivo, tomado como objeto, que se somete inconscientemente a mensajes e imágenes que luego se imponen en el aparato psíquico condicionando opiniones y valores. El resultado es la manipulación de la subjetividad, y esto lleva a la enfermedad psíquica al despertar lo traumático.

Por último, Nora Merlín establece que en la actualidad se mantiene el prejuicio y la creencia de que los medios reproducen de manera objetiva una supuesta realidad exterior.

En tercer y último lugar, Mariana Ángela Dovio sostiene que el neoliberalismo plantea la sociedad como un “conjunto de unidades de empresas” en la cual a través de prácticas y discursos, se tiene por objeto establecer condiciones políticas, generar formas de subjetividad y transformar relaciones sociales instaurando un principio universal de mercado.

Así, una forma de desviar la atención en las causas profundas de, por ejemplo, la inseguridad  producida por el modelo neoliberal -que radica en la miseria y en la desesperanza- es construir una “otredad urbana amenazadora” lograda a través de criminalizar la pobreza y normalizar el trabajo inseguro y precario.
Por su parte, los medios de comunicación legitiman la construcción de la problemática de la inseguridad alejándose del discurso social y acercándose al económico con su cambio de terminología en los mensajes por ellos emitidos.
La autora concluye que la inseguridad desvía la atención de las causas colectivas y sociales. “La pobreza se va a deber, fundamentalmente, al comportamiento de los pobres y no a las barreras sociales, por lo que habría que cambiar ese comportamiento y no a la sociedad”.

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